Mi protegida.

14. Ya era hora de ser los malos.

El terror en la mirada de Nathaniel era algo que no estaba acostumbrada a ver, pero eso fue lo que vi antes de que sus parpados se cerraran y sus labios se apretaran. Alexander solo sonreía desde su sitio al otro lado de la habitación, se sentía como un rey ahora que sabía que Nathan estaba asustado.

—Es una enorme decepción que no puedas cumplir con la promesa que hiciste de protegerla —camino hasta hacerse atrás de Nathaniel y puso las manos en sus hombros —Porque la lastimaras y luego hare que recuperes tu conciencia mientras estás haciéndolo, veras su dolor, su sufrimiento, te darás cuenta cuando las esperanzas la abandonen y te mire con terror para finalmente ver como la vida escapa de ella, esa… esa será la mejor venganza.

Los labios de Nathan se abrieron y cuando iba a decir algo Alexander susurro unas palabras extrañas a su oído y sus ojos se abrieron, su mirada no era la misma, allí no se reflejaba nada; ya no era más que una marioneta en este teatro barato que había montado ese monstruo.

Nuevamente el miedo lleno mi cuerpo, el dolor que sentía por la posición en que estaba había desaparecido por la creciente sensación de pánico, quería gritar, llorar, suplicar; pero nada de lo que hiciera funcionaria, Nathaniel ya no tenía el control de su cuerpo y mente, la única oportunidad que tenia se había esfumado; tenía que prepararme para lo inevitable. Cerré los ojos, respire hondo y espere el primer golpe que no tardó en llegar, el puño cerrado de Nathaniel impacto con mi mejilla tan fuerte que caí al suelo junto con la silla en la que estaba sentada y mi cabeza reboto contra el piso; antes de que pudiera reaccionar por el golpe llego uno nuevo en mi abdomen, fue tan fuerte que todo el aire salió de mis pulmones, no pude gritar, no era capaz de hacerlo y así fuera capaz no podría gritar como quería porque los golpes empezaron a llegar de todas direcciones, me negaba a abrir los ojos, no quería ver que Nathaniel era quien me golpeaba de forma tan brutal, no quería que cuando recuperara su conciencia viera el dolor que sentía, no quería verlo a él como mi agresor, porque no era consciente de lo que hacía; lo único que quería en ese momento era no sentir, no más dolor, no más preocupación, no más miedo… pero el plan de Alexander era otro, él quería que sufriera y sintiera todo sin importarle que esta no era mi pelea, que yo no tenía la culpa de que le hubieran arrancado sus alas.

—Despierta, es hora de que veas lo que has hecho a tu gema.

Mis ojos permanecían cerrados, eso era lo único que podía controlar, contenía las lágrimas, pero en cuanto escuche el grito de horror de Nathaniel empezaron a salir por montones, sentí cuando me levantó del suelo, me quito las cuerdas y me tomo en sus brazos, los sollozos empezaron a salir y no eran míos solamente, Nathan lloraba mientras me sostenía y susurraba una y otra vez que lo sentía, Alexander reía cada vez más, mi mente no podía procesar bien todo lo que sentía en ese momento, habían tantas emociones que mi cerebro no pudo con todas ellas y me desmayé en sus brazos.

Cuando recupere la conciencia lo primero que sentí fue un olor familiar, abrí los ojos y busque a Nathaniel por toda la habitación, fue una sorpresa cuando me di cuenta que no estaba más en el lugar donde Alexander me tenía encerrada. Ya no sentía ningún dolor y estaba vestida con una camiseta demasiado grande para ser mía.

—Al fin despiertas —la voz tranquila de Dennise me hizo dar un salto en la cama y ella rio un poco —No te asustes, solo soy yo.

—Pensé que era…

—¿Nathaniel? —me interrumpió y yo negué con la cabeza.

—Alexander —corregí y me levante de la cama, todos mis músculos estaban tensionados, me sentía como si hubiera dormido días.

—Bueno, Alexander no sabemos dónde está ahora mismo —se acercó a mí, tocó mi frente y luego mis mejillas —Tuviste algo de fiebre en la noche, pero ya estás muy bien.

Ella sonreía, pero yo estaba muy confundida.

—¿Cuánto tiempo dormí?

—Unas dieciocho horas —me quedé mirándola y ella sonrió —Si te estas preguntando como es que te curaste tan pronto, fui yo, tengo dones curativos.

—¿Qué paso? —me senté de nuevo en la cama y ella se sentó a mi lado.

—Bueno, no se todos los detalles —tomo una de mis manos —Thomas encontró a Nathaniel en medio de la carretera, estaba cargándote, él te puso en brazos de Thomas y desapareció, no sabemos nada más de él y tampoco sabemos que paso en todo este tiempo que estuvieron desaparecidos.

—Alexander me encontró y me encerró, contacto a Nathaniel e hizo que fuera a ese lugar —la mire a los ojos y suspire —Alexander se metió en la mente de Nathaniel, lo controlaba… todas las heridas que tenía las causo él.

Dennise no se veía sorprendida, por el contrario; era como si ella hubiera esperado que dijera eso.

—Se siente culpable, cree que es responsable de todo esto y yo no lo veo así, no le tengo miedo, no estoy enojada con él, el único culpable de todo esto es Alexander y lo quiero muerto.

—Esa no es la forma de hablar de una chica buena —dijo Thomas entrando en la habitación.

—Pues qué bueno que nunca me he considerado exactamente una chica buena —sonreí y él asintió.

—En ese caso, Dennise y yo podemos ayudarte.

—Enseñándote a controlar tus habilidades —me quede mirándola y 
ella se puso de pie —Que aun debemos descubrir cuales son.

—Y encontrar a Nathaniel, debemos encontrar a Nathaniel.

Porque no estaba dispuesta a dejar que desapareciera para siempre, iba a encontrar a Nathaniel D’Angelo y juntos íbamos a hacer que Alexander sufriera todo lo que nosotros habíamos sufrido hasta ese momento.

Él iba a conocer lo que era ser vulnerable y no iba ser algo bonito.

Era hora de ser los malos de la historia.

 




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