Después de dejar a Ahyleen con Thomas quise volver al lugar donde estaba Alexander, pero no lo hice, no era buena idea, él tenía ventaja sobre mí. Camine durante horas, tratando de pensar en una solución para todo esto, no sabíamos como acabar con Alexander, podía controlarme con tanta facilidad que me aterraba. Yo solo era una marioneta cerca de él.
—¿Por qué tan preocupado vengador? —hablo una voz familiar, demasiado familiar, pero que no lograba reconocer —¿Así de rápido olvidas?}
Cuando se acercó y estuvo frente a mí, lo reconocí de inmediato, era el hombre que estaba en el hospital cuando Ahyleen llevo a Tiana.
—Te ves diferente, te escuchas diferente, menos enfermo.
—Y tu triste —me miro, se acerco y puso sus manos en mis hombros —Triste, decepcionado y también con miedo, ¿le temes a Alexander?
—Controlo mi mente y me hizo lastimar a Ahyleen —suspire, no podía mentirle a este hombre, podía sentir su poder.
—¿Ella no utilizó ninguna de sus habilidades? —parecía realmente confundido.
—Aun no sabe utilizarlas, hace poco se entero de que es una gema —el asintió y me miro.
—¿Tienes a donde ir? —negué con la cabeza y el me hizo una señal para que lo siguiera.
Lo seguí hasta internarnos en el bosque, luego de un par de horas llegamos a una casa no muy grande, entramos y él me mostro la puerta de una de las habitaciones.
—Te están esperando —lo mire, ¿había traído a Ahyleen hasta aquí? —Entra.
Entre en la habitación y Ahyleen no estaba ahí, la que estaba sentada en la cama era Amelie.
—Nathaniel —se levanto de donde estaba, se acerco a mi y puso su mano en mi mejilla, de inmediato mis ojos se cerraron y algunas lágrimas empezaron a salir —¿tanto dolor sientes en este momento?
—Alexander me hizo lastimarla, ella no solo va a temerme, va a sentir odio por mí.
—No dejes que las suposiciones sean las que actúen en lugar de la razón, ella es una mujer inteligente, también estuvo allí, contigo y con él cuando todo paso.
—Es humana, sabes que no actúan bajo la razón.
—No hagas esto, no permitas que tu antiguo modo de pensar nuble tu cabeza, abre los ojos y enfréntala, habla con ella.
—No puedo hacerlo Amelie, no soy capaz de darle la cara.
Y era cierto, estaba aterrado por todo lo que había pasado y por la reacción que ella podría tener al verme, no quería hacerlo.
(…)
El hombre del hospital que en realidad es uno de los ángeles que está presente en el juramento que hacen los vengadores, era un hombre que desde niño veía como en un pedestal, quería ser como él algún día, no lo reconocí antes porque entre sus habilidades como ángel estaba la de a ojos de los demás verse y escucharse de maneras muy diferentes cada una de las veces, pero ahora que lo tenia frente a mi no quería hablar con él, me avergonzaba hacerlo y al parecer tampoco él quería hacerlo conmigo, suponía que estaba decepcionado de mí. Pero igual todos los días dejaba en la cama que estaba durmiendo notas, las primeras tres no las mire, la cuarta la leí y tome las otras y las mire también, todas eran de Ahyleen y en cada una de ellas me pedía de diferentes maneras que volviera con ella, que me necesitaba a su lado para poder superar los obstáculos que la vida estaba poniendo frente a ella, llevábamos así casi un mes, ella enviaba notas y yo no las respondía, hasta que me decidí y seguir a mi mensajero.
Al llegar, vi que se encontró con Ahyleen y sin hablar, empezar a practicar, fue sorprendente verla utilizar las habilidades que había descubierto, estaba concentrada, fuerte, parecía un auténtico arcángel haciendo cada una de las cosas que le indicaban, estaba muy feliz de verla.
— Muy bien Ahyleen, abre los ojos —dijo, ella sonrió y él le correspondió — Has avanzado mucho, pronto podrás mostrarle a los D'angelo tus habilidades.
—¿Y cómo exactamente puedo utilizar esto contra alguien? —pregunto ella, solo pensaba en la venganza.
—Las gemas no usan sus dones para lastimar, no se pueden usar contra alguien —podían usarse en defensa, pero no cómo ataque.
— ¿Entonces para que me sirve? Si no puedo lastimar a Alexander con esto ¿Para qué me esforcé tanto en encontrarlo? —estaba visiblemente molesta, lo cual me parecía tierno.
—Las habilidades que poseen las gemas son para crear, no para destruir —me acerque a ella, se giró, se levantó, corrió hasta donde estaba y me abrazo.
—Nathan —hablo muy suave —¡Estás aquí!
—Si, aquí estoy —la abracé de vuelta y puse la mejilla en su cabeza.
Unos segundos después, se paro en la punta de sus pies y me beso.
Había tantos sentimientos en ese beso, tanto por parte de ella como por parte mía, y el miedo que tantos días me atormento se fue, ella no estaba enojada, no me temía y mucho menos me odiaba.
—También te extrañé —susurre, pero unos segundos después ella me empujo.
—Eres un, un... —tartamudeo y luego empezó a golpea mi pecho, la cara y hasta me piso, luego empezó a llorar.
La había lastimado mucho al dejarla y lo entendía, por eso deje que lo hiciera, que se desahogara y sacara toda la rabia que sentía.
—¡Eres un idiota! —grito en medio de las lágrimas que salían, por la ira que tenía, yo la abrace de nuevo.
—Lo merezco —susurre y acaricie su espalda en un intento de consolarla —Cada golpe que me des y cada insulto que seas capaz de decirme, lo merezco, te lastimé y en vez de hacerme cargo salí corriendo. Fui un cobarde al huir como lo hice y fui aún más cobarde cuando decidí no buscarte, lo lamento mucho Ahyleen.
—¡Ya basta de lamentarlo! —me grito de nuevo —Todo esto fue culpa de Alexander no tuya, él controlaba tu mente, tú no hiciste todo esto por gusto, eres alguien bueno.
—No, no soy bueno Leen y eso es algo que debes entender, nunca he sido el bueno —la mire, la solté y suspire, ella debía comprender que no era bueno — Alexander está enojado conmigo por algo más que arrancar sus alas; él me odia porque lo traicione, yo era cómo él, perseguía y lastimaba ángeles.