Mi protegida.

Extra: Nathaniel 5.

Nathaniel.

La angustia y la rabia eran las principales emociones que sentía en ese momento, Alexander tenía en su poder a la bebé de mi hermano, Ahyleen estaba mucho más que enojaba, quería matarlo con sus propias manos, sus labios estaban apretados y sus ojos miraban hacia todos lados, estaba preocupada también y seguramente por su cabeza solo pasaba el pensamiento de Alexander lastimando a la pequeña. Cuando llegamos al lugar y entramos escuchamos a Alexander hablar.

 —— Vaya, vaya ¡Al fin llegaron! —sonaba tan alegre, era un idiota, tenía una bebé en sus manos— La pequeña esta algo inquieta, creo que extraña a su mami.

Las luces se encendieron y pude ver a la pequeña brisa, sucia y con sus ojos llenos de lágrimas, estaba aterrada.

—Entrégale la bebé a Ahyleen, deja que se vayan —le pedí, esto era entre nosotros, no tenia porque meter a una bebé indefensa.

—¿Y yo que gano con eso? —pregunto con poco interés.

—A mí, podrás vengarte, hacer conmigo todas las atrocidades que lleguen a tu mente —sabía que Alexander estaba enfadado, que odiaba el hecho de que hubiera abandonado su plan, que escogí el lado de Thomas al final de todo.

—El problema aquí es que a ti no te importa morir — levantó los hombros— Y yo quiero que sufras... así que no hay trato.

Para él lo mas interesante era la parte donde rogaban por sus vidas y pedían a gritos que tuviera piedad, también le agradaba cuando luchaban contra él, amaba verlos rendirse después de unas horas.

—Entonces entrégale la bebé a su madre —esa idea no em agradaba para nada, ella no debía quedarse, no tenía por qué estar expuesta a ese idiota de nuevo—Déjame llamarla para que venga por ella y yo me quedaré aquí, obtendrás tu ansiada venganza.

— Ese... — sonrió amplio, le gustaba la idea de tenerla aquí y hacernos sufrir a ambos — Ese es un buen trato, pero no quiero arriesgarme a que el otro D'Angelo se aparezca por aquí así que ¿Alguna propuesta más tentadora?

—Dale la bebé a Nathaniel y que él vaya a entregársela a su madre —asintió, y yo mire a Ahyleen, obviamente no quería que ella se quedara sola con él —Yo me quedaré, es un buen intercambio.

—Me gusta —asintió, se acercó y le estiro la bebé, ella la tomo en sus brazos y la sostuvo contra su pecho de la forma más maternal que había visto— Más te vale llevarla rápido con sus padres Nathaniel... no querrás dejar a tu preciosa novia conmigo a solas por mucho tiempo.

Ella se acercó a mí, puso a brisa en mis manos, yo la recibí y la abrace junto a Ahyleen.

—No tardaré, te lo prometo —susurre y camine fuera del edificio.

Subí a un taxi y pedí que me llevaran a casa de mi hermano, la pequeña había dejado de llorar y estaba recostada en mi hombro con sus ojos abiertos, respiraba tranquila, tal vez sabia que estaba a salvo conmigo.

Cuando el taxista se detuvo, baje y corrí hacia donde ellos estaban, le entregue a su hija sin decir nada y me fui, necesitaba llegar rápido, así que abrí las alas, era mucho más rápido que el trafico y ya no tenía una bebé asustadiza en mis manos.

Al llegar de nuevo al lugar donde estaban Alexander y Ahyleen solos, sentí rabia, mucha rabia, él tenía una mano rodeando el delicado cuello de ella, iba a pelear con el hasta la muerte si era necesario, pero pagaría el haberla lastimado.

—¡Suéltala!

El rio, apretó mas la garganta de ella haciendo que un grito ahogado saliera de sus labios y después la soltó de la forma más brusca que pudo.

—Tardaste mucho en volver, angelito.

Quería tanto poder quitarle todo el poder con el que se defendía para poder golpearlo cuantas veces me diera la gana.

—Tenía que asegurarme de que la pequeña Brisa estuviera bien, necesitaba asegurarme de que no le hubieras hecho más daño del que ya le hiciste.

— Por favor, no soy tan cruel cómo para lastimar a una niña...

No estaba muy seguro de creerle, era un hombre tan cruel, que seguramente ya había planeado como acabar con la vida de los dos pequeños.

—¡Ja! —grito a Ahyleen y se acercó a él como una fiera— Tú eres capaz de cualquier cosa, eres un bárbaro, una bestia... tú harías cualquier atrocidad con tal de ver como sufren las personas, ese es tu pasatiempo preferido.

—Oh, pequeña, claro que soy todo lo que tú dices y hasta más, pero nunca he lastimado a un bebé y Nathaniel es testigo de eso —era cierto, nunca lo vi lastimar a pequeños, pero no podía asegurar que la opción de hacerlo estaba fuera de sus planes.

—¿Es que tú crees que sólo se lastima a alguien sí es algo físico? —se acercó aún más — A esa bebé la separaste de su madre, tenía sus ojos rojos de tanto llorar, estaba sucia y temblaba de frío... A esa bebé la hiciste pasar el peor día de su vida.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me arrodille y pida perdón por lo que hice? —no estaba arrepentido de nada, para el todo lo que hacía estaba bien — Pues vas a tener que esperar sentada para que no te canses mucho, porque no lo voy a hacer nunca.

— A mí no me importa si me suplicas pidiendo perdón, yo lo que quiero es verte sufrir Alexander, ver que sientas el miedo que yo sentí, el terror que sintió Dennise cuando te llevaste a su hija, quiero ver en tus ojos el arrepentimiento que vi en los de Nathaniel cuando lo obligaste a hacerme daño y quiero tanto, pero tanto que te vayas al infierno, que estoy dispuesta a asesinarte yo misma.

Me quede mirándola, ella cada vez demostraba mas fortaleza y menos temor, Alexander solo reía al escucharla, como si frente a el tuviera a una simple mosca que no podría hacerle daño, estaba tan equivocado que no se dio cuenta de sus intenciones y se sorprendió cuando levanto su mano y lo golpeo tan fuerte como pudo.

—Eres una idiota —estaba enojado, así que no pensó mucho antes de actuar, se acerco a ella mientras recitaba y miraba fijamente sus ojos, quería controlarla como había hecho conmigo, pero con ella no funcionaria.




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