La luz que entra por la ventana de mi habitación impacta mis ojos haciéndome abrirlos con dificultad, poco a poco los voy abriendo por completo, me muevo en mi cama y me quedo viendo fijamente uno de mis tenis blancos que está en el suelo de mi habitación, pensando que hoy comenzará de nuevo la rutina de la secundaria, es mi último año en esta etapa de mis estudios ya que el año que viene me estaré graduando para luego comenzar la universidad, mi mirada aún está fija en mi zapato, siempre que me despierto me quedo viendo cualquier objeto, pensando en todas las cosas de mi vida, el otro día mi padre entro y me dijo que parecía que estuviera planeando un crimen.
─ ¡Emily a despertarse para ir a clases! ─grita mi madre desde abajo, sacándome de mis profundos pensamientos, meneo la cabeza para salir del trance en el que estoy.
Me froto los ojos con mis manos y me estiro. Con toda la flojera del mundo me pongo de pie y camino hacia el baño, aseo mis dientes y me hecho una buena ducha, no quiero parecer una mendiga el primer día de clase, aunque los mendigos no tienen nada de malo, siempre he pensado que los mendigos son personas de sentimientos puros y sinceros, además estoy segura que los mendigos son mucho más educados que muchas personas que viven como ricos.
Ya estando duchada decido vestirme con unos Jeans sencillos, una camisa holgada gris y unos tenis negros, me aplico un poco de crema para peinar en mi cabello castaño y lo dejo suelto, tomo una liga para el cabello y la coloco en mi muñeca, sé que más tarde la utilizare para atar mi melena.
─ ¡Vámonos Emily! ─grita nuevamente mi madre.
─Ya va ─también grito para que me pueda escuchar, mi mamá odia esas dos palabras, ella quiere que todo se haga cuando ella manda.
─ ¡YAA! ─grita indignada, arreglo mi bolso asegurándome de tener lápiz, siempre olvido el estúpido lápiz, ya segura de que llevo todo cierro mi bolso y me lo coloco en la espalda. Bajo literalmente corriendo por las escaleras mi madre está parada con la puerta entreabierta.
─Aquí está tu desayuno, ya no da tiempo que desayunes ─me pasa una bolsa de plástico con una taza y un jugo en ella. ─Vámonos de inmediato, mira la hora, es tardísimo ─dice ella viendo el reloj que decora su muñeca, la verdad no es tan tarde como ella dice, pero a ella le gusta exagerar. Sin esperar nada más mi madre sale de la casa, yo salgo detrás de ella, mi madre abre la puerta de su auto (bueno solo tenemos un auto), no es un coche súper moderno, pero, aunque sea sirve para llevarme al instituto, mi padre es el que sufre las consecuencias de tener un solo auto, ya que se tiene que ir en bus a su trabajo, pobre de mi padre.
─Emily móntate en el auto ─me recuerda mi madre al ver que estoy distraída, sin decir nada caminó hasta la puerta del copiloto y la abro, introduciéndome en nuestro único auto.
Durante el camino al instituto mi madre solo me sermonea diciéndome cosas como:
«Este año trata de sacar las mejores notas que puedas» o «No olvides que necesitas quedar en una buena universidad»
Mi madre está empeñada en que tengo que estudiar en una buena universidad y sobretodo que tengo que estudiar algo que me haga surgir profesional y personalmente, pero la verdad yo no tengo ni una remota idea de que voy a estudiar después que me gradué.
Llegamos al instituto, me bajo del auto, colocándome el bolso.
─Recuerda que después de clase tienes que ir al Circulo de avance contra el duelo ─me recuerda mi mamá antes de irse, había olvidado que tenía que ir a esa estupidez.
La miro fastidiada.
─No quiero ir ─insisto con la pequeña esperanza que mi madre se apiade de mí.
─Ya he dicho que no hablare más del tema ¿Verdad? ─me contesta con ironía. ─Te pasare buscando por la iglesia a las cinco de la tarde, después que salga del trabajo.
─Ok hasta luego, te quiero ─suelto, es muy rara la vez que le digo «te quiero» a mi madre, pero no sé hoy quiero que sepa que, aunque es una mandona igual la quiero.
─También te quiero Emi, suerte ─decirle «te quiero» a mi madre ha hecho que me trate bien, creo que se lo diré más seguido.
Con una sonrisa de oreja a oreja camino hacia la entrada del instituto, tenía mucho tiempo que no sonreía de verdad, mi sonrisa últimamente es fingida y sin emoción, pero que mi mamá me haya dicho que me quiere me hace muy feliz. Mientas camino hacia la entada del instituto veo que varios chicos se despiden de sus padres para empezar el nuevo año escolar, el instituto es publico así que lo que estudiamos aquí somos algo como "los pobres del vecindario".
Ya dentro del instituto busco con la mirada a Sarah, hay muchos chicos saludándose, abrazándose, besándose, bueno esto es un desmadre, por fin la veo parada frente a su casillero.
─Sarah ─la llamo agitando las manos para que me vea entre la multitud.
Al verme deja sus libros dentro del casillero y sale corriendo hacia mí, se ve muy bien con ese short de bluyín, su camisa con el rostro del inmortal rey del pop Michael Jackson, y sus zapatillas negras, sus ojos azules son espectaculares, y su hermoso cabello rojizo atado en una cola de caballo, es una chica preciosa, en cambio yo soy como un parásito en el mundo.