Escuchar hablar a todas esas personas sobre cuánto extrañan o cuanto les ha afectado la pérdida de un familiar o de alguien cercano , me ha dejado un poco traumada.
─Bueno nos volvemos a ver el día jueves ─al escuchar que Jack a dicho eso tomo mi bolso y salgo con pasos rápidos del salón, soy la primera en salir dejando atrás a todos los demás.
Cuando ya estoy afuera miro hacia el cielo y suspiro.
Eso ha sido raro, muy raro.
Sigo caminando ahora más calmada, y en eso siento un gran golpe en mi hombro, me volteo y veo al chico "frialdad" caminando a toda prisa, ni siquiera se disculpa por haberme llevado por delante.
─ ¿Podrías dejar de ser tan mal educado? ─suelto de golpe.
¿Por qué coño has dicho eso Emily?
El chico de ojos grises ya a unos pasos delante de mí se voltea y me mira con repugnancia viéndome de arriba abajo, para luego clavar su impactante mirada directamente en mis ojos. Su mirada es demasiado intimidante.
─Tu podrías dejar de estorbar ─no lo dice como una pregunta si no como una orden. Sin decir nada más quieta su mirada de la mía y sigue su camino.
Mi sangre comienza a hervir.
¿Quién se cree el para hablarme de esa manera?
─Por personas como tú, es que pienso que los mendigos tienen mucha más educación que algunas personas ─Oh mierda ¿He dicho eso es voz alta?
El chico detiene sus pasos en seco, se voltea y camina unos pasos hasta donde estoy yo.
─ ¿Quieres que te diga quien parece un mendigo? ─me pregunta muy cerca de mi rostro, su perfume se introduce en mis fosas nasales, huele delicioso, puedo ver su perfecto cutis, mi cutis es un asco delante del de este chico. Retrocedo dos pasos para separarme de él. ─Pues tu ─dice, viéndome de arriba abajo.
─Pero, aunque sea tengo modales, no como tu ─me defiendo.
─No seguiré malgastando mi tiempo con alguien como tú ─añade él, caminando un par de pasos hasta llegar a una enorme motocicleta, la verdad no tengo idea que marca de motocicleta es pero lo cierto es que muy moderna y costosa, pasa su pierna derecha por encima de la moto negra con decoraciones grises, ya estando sentado en la moto me fija su mirada en mi ─Adiós, mendiga ─me señala de arriba abajo, haciendo referencia que mi ropa parece la de un mendigo, se coloca un gran casco gris haciendo juego con las decoraciones de la moto, acelerando con fuerza, la moto deja un sonido ensordecedor.
─Imbécil ─murmuro, odiando a ese chico por ser tan inepto, estúpido y mal educado.
Me quedo parada pasando el mal momento que me ha hecho pasar el "chico frialdad", veo la hora en mi IPhone aún faltan veinte minutos para que mi madre pase por mí, así que decido comenzar a hacer los ejercicios de ecuaciones que ha dejado el profesor a quien "más amo". Me siento en una pequeña banca que está frente a la iglesia. Extraño tanto cuando era 2+2=4 o 3-2=1 ahora es despejar la X luego sumarla con la Y para luego multiplicarla por la Z, pero solo tienes que tener un resultado X, cierro mi cuaderno, de verdad quería hacer estos ejercicios, pero mejor los dejo para hacerlos después, han pasado diez minutos y no hice ni la mitad de uno, la matemática tiene que ser del diablo. Guardo mi cuaderno y veo que el coche de mi madre está llegando a la iglesia, me levanto, haciéndole señas con las manos para que me vea.
─Hola mamá ─la saludo cuando ya estoy dentro del auto.
─Hola Emi, ¿Qué tal tu día? ─me pregunta, buscando no sé qué cosa por debajo de su asiento.
Ya no entiendo la matemática y fue el primer día de clases, pienso, pero obviamente no le diré eso a mi madre, será para que pase todo el año sermoneándome.
─Muy bien ─contestó, dejando atrás mis pensamientos. ─ ¿Qué busca allí abajo? ─le pregunto al ver que tiene toda su cabeza metida en debajo del asiento.
─Se me ha caído mi arete ─responde, alzando la voz para que la pueda escuchar. ─yo miro por debajo de mi asiento y veo el arete que con tanto esmero mi madre está buscando, lo tomo y lo pongo en la planta de mi mano.
─Aquí está su preciosa joya su majestad ─digo bajando la cabeza como he visto en las películas de reyes y reinas, en forma de burla, mi madre levanta su cabeza y mira mi mano, toma el arete y se lo coloca.
─Deja de burlarte de mí Emily María ─me regaña, mi segundo nombre es ESPANTOSO, creo que odio más mi segundo nombre que la matemática.
─Mamá no digas mi segundo nombre ─me quejo.
─Siempre te he dicho que ese nombre te lo colocamos en honor a tu abuela ─me recuerda, pone en marcha el auto, pienso en lo rápido que iba la motocicleta en la que el imbécil de ojos grises se fue y creo que este auto no le llega ni a los talones, esa moto iba con demasiada velocidad.
Deja de pensar en ese idiota Emily
─ ¿Te gusto asistir al círculo de avance contra el duelo? ─dice mi madre sacándome de mis pensamientos.
─Pues si
La verdad al principio no me gustaba mucho la idea, pero ahora que he escuchado a todas esas personas hablando sobre sus pérdidas me doy cuenta de que no soy la única que se siente mal o deprimida por la muerte de alguien.
Mi madre pone todo su atención en la carretera, sin decir nada más. Llegamos a la casa y salgo disparada a mi habitación quiero dormir, dormir es mágico.