─ ¡Vamos Emi! ─insiste Sarah
Pongo los ojos en blanco y la miro fastidiada.
─Ya dije que no iré Sarah ─mi insistente prima quiere que asista a una fiesta que harán mañana, pero no tengo ni un poco de ganas de ir, además mi abuelo falleció hace apenas tres meses así que no veo bien que asista a una fiesta en este momento.
Andrea se pone de pie al lado de Sarah ─nada de lo que le digas la hará cambiar de opinión ─toma a Sarah por los hombros para que la vea directo a sus ojos verdes esmeralda ─así que iremos solo tú y yo ─su voz es firme, a Sarah hay que hablarle así para que pueda entender las cosas.
Sarah me lanza una última mirada antes de darse por vencida. Andrea suelta el agarre de los hombros de Sarah.
─Está bien ─dice finalmente. ─Pero podemos decirle a Anderson que nos acompañe ─sugiere mi prima con entusiasmo. Anderson no ha asistido a clases esta semana y no tengo una remota idea del porqué.
─Anderson ayer me escribió por WhatsApp y me ha dicho que vendrá a clases es el lunes porque aún no ha llegado de sus perfectas vacaciones ─nos informa Andrea haciendo énfasis en "perfectas vacaciones", ya que las vacaciones de Anderson son una verdadero asco. Andrea saca su IPhone 7 y nos muestras los mensajes que les ha enviado Anderson, efectivamente es así Anderson no ha vuelto de la granja de su tío, él no quería ir a ese viaje pero su madre lo ha obligado, según ella "necesita compartir más con su familia materna".
─Pobre Anderson, debe estar recogiendo excremento de cochino ─dice Sarah burlándose de nuestro pobre amigo.
Le doy un golpe en el brazo ─deja de ser tan cruel.
Ella se soba el brazo y me mira con mala cara. ─Bueno volviendo a nuestro tema –pasa su mano por su pelo rojizo ─paso por tu casa a las ocho para irnos juntas a la party ─levanta las manos emocionada y clava su mirada en Andrea.
–Si Sarah –contesta Andrea no tan emocionada.
Sarah pasa su brazo por mi hombro y su otro brazo por el hombro de Andrea.
─Son mis amargadas favoritas ─nos dice apretándonos con fuerza, Andrea y yo chocamos nuestras cabezas, ella me mira y yo la miro y las dos miramos a Sarah para luego echarnos a reír como locas. Somos algo así como los tres mosqueteras, todas para una y una para todas. Sarah me besa en la mejilla para luego hacer lo mismo con Andrea.
Muevo la cabeza y sonrió. ─Lo siento señoritas pero me tengo que ir al círculo ─quito el brazo de Sarah de mi hombro, me despido de las dos con un beso en la mejilla. Ya tenemos un buen rato que salimos de clase, pero nos quedamos afuera del instituto hablando de todo un poco.
─ ¿Te irás caminando? –me pregunta Andrea con sorpresa.
─Sí, el lunes llegue tarde, hoy no quiero que me pase lo mismo ─respondo y comienzo a caminar para no perder más tiempo.
─¿O será que te esta gustado el "chico frialdad"? ─me grita Sarah, cuando voy a una distancia bastante alejada. Les he contado a mis amigas sobre el incidente que tuve con el "chico frialdad", Sarah dice que ese chico me gusta, pero ella está realmente loca, nunca me gustaría alguien con la horrible personalidad que tiene ese chico.
Me volteo y saco mi dedo del medio para que vea lo que pienso de su comentario.
Siento como el viento impacta mi rostro, haciéndome sentir una paz inmensa, el camino hacia la iglesia es callado y tranquilo. Veo a dos niños jugando con una hermosa bicicleta, color azul oscuro, tengo el presentimiento que son hermanos por su gran parentesco, tienen el cabello castaño, ojos azules y piel bronceada, lo único que veo diferente es su estatura, el más grande debe tener como unos doce años mientras que el más chiquito unos diez. Mientras me acerco a los niños escuchó un sonido que se me hace familiar, pienso por un momento y ahí veo la moto del "chico frialdad" pasar a toda velocidad. Los niños que están jugando con la bonita bicicleta se quedan viendo como la motocicleta ha pasado disparada.
─Algún día quisiera manejar una de esas ─le dice el niño más grande al otro. Yo paso a la par de ellos.
–Sí, seria genial –les responde el más pequeño, yo me paro junto a ellos.
─Son unos niños muy bonitos ─les digo viajando mi mirada del uno al otro ─manejando una cosa de esa ─señalo el camino donde ha desaparecido la motocicleta ─se verían muy pero muy feos ─le acarició el cabello al pequeño, les sonrió de oreja a oreja, los chicos también me sonríen.
Los niños voltean sus miradas, poniéndola en el camino.
─ ¡Mira ahí viene otra vez! ─exclama el que creo es el hermano mayor.
Oh no que no sea él.
Poso mi mirada en la carretera como lo han hecho los pequeños, a lo lejos veo la motocicleta acercarse a todo velocidad, con ese gran sonido que hace el motor, poco a poco va bajando la velocidad, deteniéndose al llegar a nuestra altura.
Que sea otra persona, que sea otra persona.
Sé que es él, ya que la moto es idéntica a la del "chico frialdad". El conductor se lleva las manos al gran casco que cubre su cabeza, zafándose de él, y si, si es el imbécil mal educado.
En su estúpido rostro se dibuja una retorcida sonrisa ─Hola mendiga ─me dice ampliando su sonrisa, está vestido con unos jeans, unos Nike negro con rojo, una chaqueta negra y unos camisa gris.