Mi Querida Bestia [#1]

Capítulo 7

Mi fin de semana se me ha hecho eterno, ya que me la pase estudiando día, tarde, noche y madrugada, lo único que me mantiene despierta es el café, definitivamente el café es vida, gracias al cielo no he vuelto a saber nada de la bestia de Brad, pero por desgracia hoy lo veré.

─Hemos llegado Emily ─me informa mi madre al detenerse frente al instituto, mi padre le ha pagado a un mecánico para que reparara el auto, así que ya nuestro auto funciona a la perfección.

─Hasta la tarde ─me despido de mi madre y salgo del auto con un capuchino en mi mano, arreglo mi bolso y caminó hacia la entrada del instituto.

─Buenos días señorita ─veo a Anderson de pie en la entrada, su cabello castaño está muy bien peinado, en su rostro está plasmada una enorme sonrisa, sus ojos grises me miran con un brillo único, lo miro y me abalanzo sobre él.

─Estúpido, te extrañe ─digo pegada a su cuerpo, el me abraza fuerte

─Yo también te extrañe ─murmura, me aparto de él y lo miro de arriba abajo, está vestido con unos jeans, una camisa gris y unos tenis negro con blanco.

Lo miro frunciendo mi ceño ─Perdiste muchas clases ─me cruzo de brazos ─. Si quieres ser un gran doctor deberás estudiar duro y perder clase no te ayudará en nada ─lo regaño.

─Si lo sé, te prometo que no perderé ni una clase más ─me asegura, yo sigo con mis brazos cruzados ─ ¿Quién es la mejor amiga mas bella de este mundo? ─su voz se vuelve estúpida, me toma por los cachetes y los aprieta ─si, tu lo eres ─me da un beso en la frente.

Yo sonrió ligeramente ─Más te vale no perder clases ─le advierto.

─ ¡Rorii! ─grita Sara, Anderson y yo volteamos y viene corriendo, se lanza a él y lo abraza al igual que lo he hecho yo, Rori es como Sara llama a Anderson, no entiendo porque, pero con Sara hay que esperar cualquier cosa.

Sarah comienza a dar saltitos, haciendo que Anderson también los de.

─Eres un imbécil ¿Lo sabías? ─anuncia Sara sin dejar de abrazar a Anderson, Anderson también la abraza.

─Si ya lo sé ─contesta él riendo.

Sarah se despega de él y lo mira determinadamente ─Dime ¿Cómo estuvieron tus vacaciones? ─su voz es burlona.

Anderson suspira ─Bueno... ─El timbre interrumpe a Anderson. ─Luego les cuento lo increíble que fueron mis vacaciones ─dice con ironía.

─Vamos a aprender un poco más sobre ecuaciones ─comentó, sonando animada, aunque por dentro no quisiera entrar a matemática, pero no tengo más opciones.

─ ¡Si vamos! ─responde Anderson, sonando lo mas falso posible.

He comprobado algo hoy y eso es que nunca pero jamás me va a gustar la matemática, eso está cien por ciento comprobado. Mi consuelo es que hice al menos tres ejercicios, es un avance ¿No? 

Cuando el timbre nos informa que ha terminado la clase de matemática, casi todos salimos literalmente corriendo del salón.

─No hice ni un ejercicio ─dice Sarah cuando ya estamos fuera del salón.

Yo me rió sonoramente ─Te pasas.

Andrea también se ríe ─yo hice dos.

─Bueno yo hice cinco ─comenta Anderson, nosotras lo miramos sorprendidas. ─Tuve mucho tiempo en mis vacaciones, así que estudié un poco ─nos explica.

Nuestro día de estudio a culminado exitosamente, bueno con matemática no muy exitoso, pero en las demás asignaturas hemos entregado todos los trabajos, ensayos, talleres, bueno hemos entregado todo lo que teníamos pendiente.

─Ha sido un día bastante...bueno ─digo cuando todos estamos afuera del instituto.

─ ¿Bueno? Ha sido un asco de día ─me reprocha Sarah con expresión seria. ─Tengo hambre.

─ ¡Oh! Yo también ─chilla Andrea. ─Quiero comerme un pollo frito con ensalada...

─Te podrías callar Andrea ─exclama Sarah, mirando a Andrea con mala cara.

Anderson se ríe. ─Extrañaba todo esto ─confiesa.

─Me voy cuídense ─me despido, dándole un beso en la mejilla a cada uno.

─Nos vemos mañana ─me dice Anderson.

─Te queremos ─agrega Andrea.

─Yo también los quiero. Hasta mañana.

Me dispongo a comenzar mi camino hacia la iglesia, siempre me ha gustado sentir el viento en mi rostro, se siente realmente relajante. Tengo uno diez minutos caminando, cuando escucho un sonido que últimamente reconozco con mucha rapidez, el de la moto de Brad. La moto pasa disparada a mi lado, me quedo mirando como desaparece de mi vista, lo cual sucede en unos pocos segundos.

Niego con la cabeza ─No entiendo como no lo detienen por exceso de velocidad ─digo en voz alta. Sigo mi camino, veo la hora en mi IPhone, por fin llegare temprano.

Cuando llego a la iglesia veo a Brad parado junto a su moto, sus ojos se encuentran con los míos, haciéndome sentir nerviosa, bajo mi mirada y me dispongo a entrar a la iglesia.

─Necesito que me hagas un favor ─vocifera Brad al ver que no le prestó atención. Bueno si le presté atención, pero me hice la loca.

Yo detengo mis pasos, vuelvo a posar mi mirada en él, frunciendo mi entrecejo ─De verdad que no tienes ni una pisca de educación ─afirmo ─. Pues te informo que primero debes saludar a una persona, antes de decir cualquier otra cosa ─explico.

─Aja claro ─dice el caminando hacia mi ─. Lo del...



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En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 17.07.2018

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