Narrado por Brad Truswell:
─ ¿Entonces la fiesta si será mañana? ─pregunta mi tío Steven a mi abuelo, cuando estamos terminando de cenar. Aún no le he dicho a mi abuelo que Emily no asistirá a la estúpida fiesta que dará mañana.
Mi abuelo levanta su mirada del plato, viendo a mi tío.
─Claro que si Steven ─habla con ironía.
Con el tenedor en mi mano comienzo a mover un poco la ensalada que tengo en mi plato.
─Emily vendrá ¿Verdad? ─esa pregunta hace que deje el tenedor a un lado y levante mi mirada, mi abuelo tiene sus oscuros ojos grises clavados en mí.
─No, no vendrá ─suelto de golpe. Todos los que están en la mesa me miran, todos son unos hipócritas llenos de codicia.
La mirada de mi abuelo se hace más intensa, pero no despego mis ojos de él.
─Me habías dicho...
─Si yo sé lo que te dije ─lo interrumpo alzando la voz ─, pero ella no quiere asistir a tu maravillosa fiesta y simplemente no le insistiré.
Mi abuelo deja su cubierto a un lado. ─Ella es tu novia Brad debes insistirle, eso hace un caballero.
─No necesito una charla de cómo ser un caballero ─le informo.
─Hazlo por mí ─al escuchar esas palabras salir de los labios de mi abuelo hace que sienta una un vacío en mi estómago. Aunque no se lo diga mi abuelo es la persona más importante en mi vida, él siempre ha intentado hacerme feliz, ya sea con dinero o con afecto, el afecto me parece una verdadera cursilería por eso soy una persona tan cruel. Muchas personas me odian por como soy pero la verdad que las personas me odien me llena de satisfacción.
Me muevo un poco en mi asiento.
─Brad solo quiero verte feliz ─continúa él colocando sus manos en la mesa, dejando a la vista su lujoso reloj.
─Soy muy...feliz ─contesto quitando mi mirada de él.
Mi abuelo mueve su cabeza.
─Emily vendrá ─exclamo volviendo a posar mi mirada en la de mi abuelo ─tratare de convencerla de venir ─me pongo de pie y me retiro de la mesa. Puedo escuchar como todos en la mesa murmuran.
Cuando termino de salir del comedor detengo mis pasos.
¿Por qué he dicho que Emily vendrá? No quiero seguir insistiéndole, yo no debo insistirle a nadie y menos a alguien como ella.
¿Ahora como hare para que Emily asista a la fiesta?
El ama de llaves de la casa pasa y me mira, yo la miro mal y sigo mi camino.
Cuando ya estoy afuera de la casa, comienzo a pensar.
─Tendré que ir a su casa ─digo en voz alta ─. Debo convencerla de venir.
Saco las llaves de mi moto del bolsillo de mis jeans. Me quedo un poco sorprendido por haber dicho eso en voz alta, nunca en mi vida había dicho lo que pienso en voz alta, Emily es la causante de que me esté volviendo loco.
Me subo a mi moto, colocándome el casco. Sin más enciendo la moto y con toda la velocidad que puedo salgo del jardín de mi casa.
Narrado por Emily Besguel:
Mi día de estudio fue agotador, tuve dos exámenes y una exposición pero gracias al cielo he obtenido buenas calificaciones en las tres evaluaciones. Mi madre y mi padre se han ido a su "Cena romántica", así que estoy sola en mi humilde hogar.
Me levanto del mueble de mi casa y camino a la cocina, necesito comer algo. Busco en el refrigerado, veo de arriba abajo y decido comerme una manzana, la tomo y me dirijo al fregado, lavo la manzana y le doy un gran mordisco, tener la casa sola en tan tranquilizante.
Camino nuevamente a la sala de mi casa y me dejo caer en el mueble, clavando mi mirada en la televisión, tomo el control y comienzo a cambiar de canal no hay nada bueno que ver, la verdad la televisión no me parece algo tan extraordinario, creo que leerse un buen libro es mucho mejor que cualquier película o serie.
─Cada vez es peor ─exclamo pasando una mano por mi rostro.
Le doy un mordisco a la manzana que tengo en mi mano y me acuesto por completo en el suave mueble.
A la verga la televisión.
Termino de comerme la manzana y sin darme cuenta me quedo dormida en el mueble.
Un ruido proveniente de la cocina hace que mis ojos se abran de par en par, froto mis ojos, sentándome en el mueble con un brusco movimiento.
─ ¿Qué rayos fue eso? ─susurro cuando termino de despertarme.
Poco a poco me voy levantando del mueble, las piernas me tiemblan.
─ ¿Quién anda ahí? ─pregunto pero no recibo ninguna respuesta, doy algunos pasos me detengo y por mis pensamientos comienzan a pasar todo tipo de locura.
¿Y si es un ladrón, o un violador de niñas indefensas, o peor aún un asesino en serie? Ya me mataron. Adiós mundo cruel.
─ ¡Oye...no te tengo miedo! ─exclamo tartamudeando, escucho que nuevamente algo se mueve en la cocina y doy un brinco.
Freddy Krueger vino por mí, yo sabía que desde mi infancia quiso venir por mí.
Comienzo a mirar a mi alrededor para buscar algo con que defenderme, Freddy no me llevara tan fácilmente. En la mesa de la sala hay un lapicero, lo tomo y con pasos lentos comienzo a caminar a la cocina.
─Freddy sal de ahí ya sé que viniste por mí ─mi voz tiembla al decir esto. En la cocina se escucha una gran carcajada, al escuchar eso termino de entrar a la cocina. ─Aléjate de mí –grito con el lapicero delante de mí. Cuando levanto la mirada veo a la persona que menos pensé que estaría en la cocina de mi casa, es Brad. Cada vez que lo veo la ropa le queda mejor, esta vez está vestido con unos jeans, una camisa blanca muy ajustada al cuerpo y hermosos tenis negros.