Mi Querida Bestia [#1]

Capítulo 15

Cada día estoy más convencida que Brad tiene que tener un desorden mental bastante grave, pienso cuando estoy en el bus hacia mi casa, el bus hace una parada y en ese preciso momento recuerdo que no traigo dinero para pagar el estúpido bus.

¡Rayos! ¿Ahora qué demonios voy a hacer?

Comienzo a mirar a mi alrededor a ver si puedo pedirle dinero a alguien, sentado a mi lado está un señor que tiene cara de pocos amigos, su expresión es seria y amargada casi igual a la de La Bestia, ¡Oh! no nadie se puede comparar con esas clase de amargura esa es incomparable.

─Oiga señor ─hablo posando mi mirada en el señor ─, disculpe la molestia pero he dejado mi dinero en mi casa y no tengo cómo pagar... ¿Usted podría prestarme para pagarlo? ─le pregunto con toda la pena del mundo.

El hombre me mira.

─ ¿Prestarte? ─pregunta el viéndome de arriba abajo ─. ¿Y cómo me pagarías? ─sus labios se estiran en una asquerosa sonrisa llena de deseo.

Trato de no pensar en lo que creo que el hombre se está refiriendo y le contesto educadamente.

─No sé luego le puedo devolver su dinero ─explico.

El asqueroso hombre se ríe sonoramente.

─Eres una chica muy bonita, yo pago tu pasaje... ─su mano derecha comienza a acercarse a mí, yo se la tomo y la doblo lo más que puedo, gracias a mi abuelo decidí tomar clases de defensa personal cuando solo tenía 13 años. ─ ¡Ahh! Suéltame la mano mocosa ─comienza a gritar el asqueroso hombre.

Todas las personas que se encuentra en el bus lo miran.

─Eres un maldito bastardo ─murmuro y suelto su mano, me pongo de pie ─. Por culpa de alguien he dejado mi dinero en mi casa ─grito para que todas las personas que están en el bus me escuchen ─y ahora no tengo cómo pagar, le he pedido el favor a este...imbécil ─señalo al hombre que está a mi lado sobándose su mano ─, pero quiso propasarse conmigo, ¿Sera que alguien sería tan amable de prestarme el dinero que necesito?

Una mujer como de unos cuarenta años saca de su cartera un dólar y me lo entrega.

─Toma cariño ─me dice la dulce mujer, mira al hombre que está a mi lado con toda la repugnancia que puede. ─Qué asco me dan las personas como tú ─le dice.

Cuando llego a mi destino me bajo del bus lanzándole una mirada asesina al hombre que se ha ganado todo mi odio.

Gracias a todas las ánimas de las locuras he llegado a mi casa sana y salva. En el bolsillo de mis pantalones busco las llaves de mi casa, pero antes de que pueda encontrarlas mi madre abre la puerta.

─ ¿Se puede saber dónde estaba la señorita? ─me pregunta cruzando sus brazos sobre su pecho.

Gastando dinero como una loca, digo para mis adentros.

─Hola mamá yo estoy bien ¿Y tú? ─digo ignorando su pregunta.

─Emily te he hecho una pregunta ─su entrecejo se frunce.

Vacilo por unos segundos.

─Fui a caminar ─miento, nuevamente lo estoy haciendo.

─ ¿A caminar?

─Si mamá a caminar ─diciendo esto entro a la casa. Puedo escuchar como mi madre cierra la puerta y clava su mirada en mi espalda.

─Te informo que estás castigada ─me informa, yo detengo mis pasos y me volteo.

Niego con la cabeza.

─ ¿Y ahora porque? ─pregunto con ironía.

Mi madre se ríe falsamente y camina hacia mí.

–─No sé qué te sucede Emily pero las últimas semanas te has comportado como una...

─Según tú soy la peor hija de este planeta ─la interrumpo ─. Y no te preocupes ya estoy acostumbrada a estar castigada, para mi es algo normal. ─sin decir nada más sigo caminando.

Cuando llego a mi cuarto, veo que en la cama están las bolsas de ropa que ha comprado Brad junto a la ropa hay una nota.

Espero que te vistas decente. Te esperaré donde mismo.

PD: Pronto esto acabará.

AttBrad Truswell

─Pronto esto acabará ─susurro leyendo la última frase de la nota.

¿Quiero que esto acabe?, por supuesto que sí Emily, claro que quieres que acabe.

Si dejar de mirar la nota camino hasta mi mesita de noche y la guardo en una pequeña caja que tengo.

Vuelvo a caminar a la cama mirando el montón de ropa que ahora tengo.

«Te informo que estás castigada», recuerdo las palabras de mi madre.

Busco mi IPhone y sin pensarlo marco el número de La Bestia.

Primer tono...

Segundo tono...

Tercer tono...

─Hola ─escucho su fría voz.

Me quedo en silencio por unos segundos.

─Mi madre me ha castigado ─le informo con la voz más fría que puedo.

Escucho su respiración del otro lado.

─ ¿Y qué pasa? ─inquiere, esa pregunta hace que me comience a molestar.

─Que no podré ir a la fiesta.

Hay un breve silencio.

─Claro que vendrás Emily ─asegura él con confianza ─. Esta lista a las nueve, me esperas en tu cuarto.

─ ¿¡En mi cuarto!? ─exclamo.

─Si, en tu cuarto ─confirma ─. Tendrás que escaparte ─me informa con voz neutra.

─Estás loco...Yo nunca he hecho algo así ─confieso.



#1031 en Novela romántica
#372 en Chick lit

En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 17.07.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.