Narrado por Brad Truswell:
Todo es oscuridad, todo está vacío. Lentamente doy algunos pasos, a lo lejos una luz se enciende dejando ver a la persona que más amé, mi madre. Ella está en el piso con su ropa empapada de sangre, su rostro está demacrado y su expresión es de miedo, poco a poco sus hermosos ojos verdes se clavan en los míos.
─ ¡Brad! ─grita entre llanto ─ ¡Ayúdame! ─sus gritos son tan escalofriantes y llenos de dolor que siento un horrible escalofrío apoderarse de todo mi cuerpo, trato de correr a donde esta ella pero es imposible, no puedo moverme, al igual que aquel trágico día.
─ ¡Mamá! Voy a ayudarte, sólo espera ─grito intentado con todas mis fuerzas poder llegar a donde esta ella.
La luz que alumbraba a mi madre se apaga de golpe, dejando un silencio que llena mi cabeza de ruidosos pensamientos.
─ ¡¿Mamá?! ─la llamo, temblándome la voz.
De repente ella aparece delante de mí con su rostro totalmente lleno de sangre.
─Brad necesitaba que me salvaras ─habla entre sollozos.
Trato de tomar su rostro entre mis manos pero ella se aleja, limpia las lágrimas que han caído en sus mejillas y me mira directo a los ojos, sus ojos son como hermosas piedras Ágatas que con el paso del tiempo han perdido su precioso brillo.
─ ¡Pero no pudiste hacerlo! ─exclama y vuelve a acercarse a mi ─. Dejaste que tu madre muriera ─murmura pegada a mi rostro.
Niego con la cabeza ─yo...yo enserio lo intente ─mi voz se quiebra y nuevamente trató de tocarla, pero ella detiene mi mano ─, quería salvarte ─susurro, mirando su mano tomando la mía, ella me suelta y me mira con el desprecio más grande del mundo.
─Nunca te perdonaré ─sentencia y su rostro comienza a desvanecerse.
─N...no te vayas ─vocifero y cuando voy a abrazarla termina de desaparecer por completo ─ ¡Perdóname! ─grito en la fría oscuridad.
Me despierto de golpe con la respiración agitada y mi camiseta empapada de sudor. Limpio el sudor de mi rostro, sentándome en la cama, odiándome con todas mis fuerzas.
─Pe...perdóname, perdóname ─susurro entre jadeos, negando con la cabeza una y otra vez.
...
Toda la sala está en completo silencio esperando con atención lo que mi abuelo está apunto de informarnos.
Él exhala ─dentro de una semana volveré a Alemania ─suelta, haciendo que varios de los que estaban en silencio empiecen a hablar.
─Papá si quieres puedes quedarte a vivir aquí ─habla mi tío Steven poniéndose de pie.
─Si, esa es una grandiosa idea ─interfiere mi tío Jacob arreglando el saco de su traje.
Elena se pone de pie ─nos encanta tenerlo aquí ─comenta ella dirigiéndose a mi abuelo.
De mis labios se escapa una gran carcajada, haciendo que todos me miren.
─ ¿Qué es tan gracioso, Brad? ─me pregunta mi tío Steven, fulminándome con la mirada.
Dejo de reírme y levanto mi mirada para clavarla en la de mi tío.
─Creo...no, estoy seguro que mi abuelo estará mucho mejor en Alemania ─digo y comienzo a viajar mi mirada por cada uno de los que se encuentran en la sala. ─ ¿Para qué quieren que se quede? ─pregunto con ironía, me pongo de pie y acomodo mi chaqueta ─. Pues yo sé la respuesta a esa pregunta. Quieren que se quede para que pague sus deudas, los complazca en todos sus asquerosos capri...
─Brad, por favor ya basta ─me interrumpe mi abuelo.
Poso mi mirada en la suya y pudo sentir que solo con verme en serio quiere que no siga hablando.
─No te quedes en este infierno ─le aconsejo y giro en mis talones para salir de esta sala llena de hipócritas.
─ ¡Brad! ─me llama haciendo que detenga mis pasos en seco.
─No quiero seguir aquí ─confieso.
Mi abuelo camina hacia mí me sonríe.
─Lo sé ─responde ─. Mañana quiero que me acompañes a la playa ─me informa y pone su mano en mi hombro, siento que algo en su mirada no anda bien.
Mi teléfono suena haciéndome apartar mi mirada de mi abuelo. Saco el teléfono de mi bolsillo y veo la pantalla la cual me informa que Bruno me está llamando. Bruno es algo como mi socio, es el que me tiene al tanto de todo lo que sucede en la empresa.
─Debo contesta ─digo y termino de salir de la sala.
Cuando estoy afuera, contesto.
─ ¿Qué pasa? ─inquiero al descolgar.
─Nunca aprenderás a saludar ─me reprocha.
Niego con la cabeza.
─Si solo me has llamado para criticarme, te colgare ─le advierto.
Hay un breve silencio.
─Dentro de media hora es la reunión ─me recuerda.
Había olvidado por completo esa reunión.
─Voy para allá ─digo y cuelgo.
Tomo el casco de mi moto, saliendo de la casa. Cuando ya me he subido en la moto me coloco el casco, la enciendo y salgo a toda velocidad del jardín de la casa.
Al llegar a la empresa me estaciono y con un ágil movimiento me bajo de la moto. Comienzo a caminar hacia la entrada de la empresa quitándome el casco que cubre mi rostro, en la entrada se encuentra uno de los vigilantes.
─Buenos días joven Brad ─me saluda quitándose su gorra azul.
─Buenos días ─respondo sin mirarlo y entro en la empresa.
En la recepción se encuentra la nueva secretaria que ha contratado Bruno. Es morena, con ojos color marrón y cabello ondulado. Nada del otro mundo.