Mi Querida Bestia [#1]

Capítulo 25

Ayer cuando estaba sentada en mi cama mientras lagrimas bajaban por mi rostro me jure a mí misma que todo esto que estoy sintiendo por Brad tendrá que desaparecer lo antes posible, decidí que este tiempo que queda de nuestro trato intentaría alejarme de él, pero es imposible alejarse de una persona que está pasando por un momento tan difícil.

No sé qué decir, estoy completamente en Shock.

Miro a mí alrededor, suspirando. Me doy cuenta que estamos frente a la playa.

Brad pone sus manos en su cabeza ─él es un egoísta ─habla caminando de una lado a otro.

Camino hasta donde está él ─dame tu mano ─le digo, extendiendo mi mano, esté detiene sus pasos y baja sus manos de su cabeza.

Brad mira mi mano para luego mirarme a los ojos.

─Creo que no entiendes...

─Solo dame tu mano ─insisto.

Él niega con su cabeza, pero luego de unos segundos obedece, tomando mi mano. Con las manos entrelazadas lo llevo hasta donde empieza la arena de la playa.

─Quítate los zapatos ─ordeno, quitándome mis zapatillas.

Él no se mueve ─esto es absurdo ─comenta.

─Brad, solo hazlo ─repito, tomando mis zapatillas del piso. Después de un rato Brad se quita sus zapatos, guardando sus medias dentro de los zapatos y toma sus zapatos al igual que lo he hecho yo.

Con pasos lentos comienzo a caminar en la suave arena. Brad se queda detrás de mí, me volteo y lo veo a los ojos.

─Vamos, ven ─digo, llamándolo con mi mano para que se acerque.

Con un poco de negación comienza a caminar hacia mí.

─Quiero que sientas la arena en tus pies, siente la brisa en tu rostro, respira el suave aire –explico mientras caminamos.

Él se queda en completo silencio y solo camina a mi par. Cuando llegamos frente al mar Brad deja escapar todo el aire de sus pulmones.

─¿Ya estás calmado? ─le pregunto mirando su bonito rostro, su cabello está alborotado por la brisa.

Sus ojos se encuentran con los míos.

─Sí ─contesta con suavidad.

─Ahora si quieres puedes contarme lo que sucedió ─comento y me siento en la arena dejando a un lado mis zapatillas.

Brad se queda un rato con su mirada perdida en el mar ─mi abuelo me ha dicho que tiene cáncer ─comienza a hablar sin despegar su mirada de la hermosa playa ─ya el cáncer está en etapa cuatro ─hace una pausa, volteándose para mirarme ─y él no quiere usas ningún tipo de tratamiento.

Trago saliva, sintiendo como mi pecho comienza a doler.

─Lo siento ─susurro, poniendo mi mirada en el mar ─. Pero si esa es su decisión debes respetarla, él debe tener sus razones y si, entiendo que para ti esto es sumamente difícil, pero el mejor consejo que te puedo dar es que disfrutes cada segundo que puedas ─me quedo en silencio y Brad se sienta a mi lado. –Debes disfrutar cada momento, cada risa, cada chiste disfrutar todo el tiempo que te quede junto a él ─trago saliva –antes de que sea muy tarde ─mi mirada viaja del mar a los ojos grises de Brad los cuales me miran con intensidad. No puedo evitar pensar en mi abuelo mientras digo todo esto, la verdad yo disfrute mucho todo los momentos que viví con mi abuelo pero nunca imagine que la muerte estaba tan cerca de él. ─Si quieres llorar, aquí tienes un hombro ─digo palmeando mi hombro, sonriendo levemente.

Él no sonríe ─Desde que mi madre murió no he llorado. Llorar no hará que nada cambie ─asegura pasando una mano por su cabello. ─¿Sabes que le dije a mi abuelo? ─Me pregunta ─le dije que era una persona cruel ─continua, sin aparta sus ojos de los míos.

─Eso estuvo muy mal, Brad, debes dejar de pensar solo en ti ─confieso ─. Llámalo, llámalo y dile que estamos aquí, dile que venga ─le insisto.

─No, no haré eso ─me reprocha.

Me levanto de la arena ─ok, entonces yo me voy en este mismo momento ─digo, poniendo en marchas mis pasos, me detengo y lo miro con indignación ─. No quiero que me vuelvas a buscar, nunca ─dicho esto sigo mi camino con pasos firmes.

No puedo creer que sea una persona tan orgullosa y fría. Su abuelo está muriendo y él solo piensa en él. Es un engreído de mierda, eso es.

Veo que él también se pone de pie, camina hacia mí y toma mi antebrazo ─Entonces te llevaré a casa ─me dice obligándolo a mirarlo a los ojos. Con fuerza me suelto de su agarre.

─Sabes, Don Bill no tiene la culpa de tener cáncer ─exclamo mirándolo con rabia. ─Juro que si mi abuelo fuese tenido cáncer yo me fuese esforzado por hacerlo la persona más feliz de este jodido planeta, pero no, él un día solo se fue dejando un enorme vacío en mi corazón ─hago una pausa─Eres...eres un imbécil por pensar como piensas. Deberías estar con él en este preciso momento, pero no, estás aquí llenándote de mucha más oscuridad de la que ya tienes –al ver cómo la mirada de Brad se llena de dolor al escuchar mis palabras me arrepiento al instante por haber sido tan cruel.

En estos momentos quiero tanto abrazarlo, quiero que sepa que yo estoy aquí para apoyarlo, pero no puedo ya me he hecho una promesa a mí misma y esa es alejarme de él, no quiero sufrir más de lo que ya lo estoy haciendo.

Lentamente lleva su mano derecha al bolsillo de su pantalón. ─Tienes razón –pone su atención en su teléfono ─lo llamare –coloca su teléfono en su oído. Luego de unos segundos él vuelve hablar ─abuelo estamos en la playa ─veo que los músculos de su mandíbula se tensan –si quieres venir aquí te esperamos ─veo en su mirada que eso le ha costado decirlo. Cuando cuelga vuelve a guardar su teléfono.



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En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 17.07.2018

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