Mi Querida Bestia [#1]

Capítulo 28

─La verdad Sarah tiene razón ─dice Andrea apoyando a Sarah. Mis queridas amigas quieren obligarme a ir a una fiesta que darán esta noche.

Sarah se cruza de brazos ─nunca te gusta salir con nosotros ─me reprocha ─hasta Rori irá─señala a Anderson el cual está a su lado.

─Saben que no me gustan las fiestas ni nada de eso ─me defiendo terminando de guardar mis libros y cuadernos en mi casillero. ─Además no creo que mi madre me deje ir. ─ayer mi madre me ha dado un sermón como por tres horas por haber llegado tan tarde a la casa, ya que no tenía para pagar un taxi tuve que irme en bus y bueno mejor ni contar a qué hora llegue a mi dulce hogar.

─Pues escápate ─comenta Sarah ─. Sé que nunca lo has hecho pero te aseguro que valdrá la pena que lo hagas ─en ese momento recuerdo el día que me escapé para ir a la fiesta de la familia de Brad.

Si supieras que si me he escapado y que además ha sido con tu Brad, me grita mi mente.

Sarah me toma por el brazo ─ ¡Vamos Emi! Hazlo por nuestra amistad ─me ruega.

Mi mirada viaja de Sarah a Andrea, la cual hace pucheros con su boca. Pongo mi mano en mi frente, negando con la cabeza.

─Está bien, las acompañare ─murmuro finalmente.

Sarah salta de la emoción y me abraza, uniéndosenos Andrea. Después que nuestro abrazo de tres termina Andrea nos mira con sus cejas levantadas.

─Pero no tenemos auto para ir ─nos dice ─el de mi madre está en el mecánico.

─Yo llevaré el de mi padre ─nos informa Anderson, posando su mirada en Andrea, ella evade su mirada tomando su cabello entre su manos.

─ ¡Genial! ─exclama Sarah, haciendo que todos la miremos. ─Entonces, Anderson pasara por mí a las nueve, luego pasaremos por Andrea aproximadamente a las nueve y veinte y finalmente por Emily como a las nueve y cuarenta ─nos explica. ─Por favor deben estar listas a la hora que les estoy diciendo, no es que nos van hacer esperar diez años.

Andrea mira a Sarah con fastidio ─tú eres la que siempre tardas más arreglándote ─le recuerda.

Sarah le sonríe ─Pues hoy les juro que estaré lista a la hora ─nos asegura.

─Bueno chicas yo debo irme ─habla Anderson ─. Entonces pasó por ustedes a la hora que Sarah a pautado ─Anderson besa la mejilla de Sarah y luego la mía, a Andrea solo la mira sin despedirse. ─Nos vemos en la noche ─sin decir nada más pone en marcha sus pasos hacia la entrada del instituto.

Luego que vemos que Anderson termina de salir del instituto Andrea acomoda su bolso en su espalda.

─Yo también debo irme. Debo ir a...comprar...un medicamento para mi madre ─nos dice sin dejar de mirar por donde Anderson se ha ido ─. Adiós...nos vemos en la noche ─ni siquiera se despide con un beso en la mejilla por lo apurada que sale del instituto.

Sarah y yo nos miramos con confusión.

─ ¿La madre de Andrea no trabaja en una farmacia? ─le pregunto a Sarah, sin poder entender lo que acaba de suceder.

─Así es ─me responde Sarah.

─ ¿Entonces porque Andrea...?

─No lo sé Emi, esa chica en serio está loca ─me interrumpe Sarah antes de que formule mi pregunta. ─ ¿Entonces nos vamos? ─me pregunta con su cejo levemente.

Ya segura que he guardado todo en mi casillero lo cierro.

─Vámonos ─digo, haciendo que Sarah y yo pongamos en marchas nuestros pasos.

Por el camino a todas las personas que me saludan les pregunto si quieren tener una cachorra, pero nadie acepta mi propuesta, todos dicen que tener un perro lleva mucho trabajo y tiempo.

─Acéptalo Emily, nadie va a querer darle hogar a un cachorro de la calle ─me dice Sarah cuando llegamos a la calle en donde nos separamos.

La miro mal ─alguien de buen corazón querrá darle un hogar ─contesto, deteniendo mis pasos.

Sarah también se detiene y se voltea, para acercarse a mí.

─Como sea Emi ─añade tomándome por los hombros ─. Nos vemos en la noche ─me da un beso en la mejilla ─te quiero ─sin más pone nuevamente en marchas sus pasos hacia su casa.

Llego a mi casa decepcionada por hoy no haber podido conseguirle un hogar a la pequeña cachorra, dejo mi bolso en el mueble y camino hasta la cocina para tomar un poco de agua.

Cuando entro en la cocina veo a Brad sentado en unas de las sillas del comedor. Mi corazón se acelera con intensidad.

─ ¡Dios un día de estos me matarás de un infarto! ─exclamo colocando mi mano en mi pecho.

Brad se pone de pie ─necesito que te lleves al...perro ese de inmediato de mi departamento ─dice ignorando por completo lo que le he dicho. Va vestido con un jean claro, una camisa azul oscura, tenis grises y un precioso reloj plateado decora su muñeca.

─Trate de conseguirle un hogar. Les he comentado a todas las personas que conozco, pero ninguno quiere criar una perrita ─explico mirándolo con suavidad.

Él pasa una mano por su rostro ─ayer no pude dormir absolutamente nada por culpa de tu tonto cachorro ─hace una breve pausa ─. A mí no me importa que se quede en la calle, además yo tampoco quiero tener un perro ─puedo notar que sus ojos están llenos de rabia.

─Ya sé que a ti no te interesa si esa pobre cachorrita pasa frío o hambre, pero a mi si me importa y mucho ─me acerco más a él ─ y si te pedí el favor de que la tuvieras en tu departamento es porque simplemente no puedo tenerla aquí, ya que vivo con mis padres, en cambio tú vive solo en un departamento ─suspiro con frustración ─. Solo te estoy pidiendo que la tengas por unos días mientras consigo un hogar para ella ─mis voz es más suave al decir esto último.



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En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 17.07.2018

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