Mi teléfono me informa que me abuelo me está llamando.
─Hola abuelo ─lo saludo al descolgar.
─Hola Brad ─contesta.
Camino hasta le mueble de mi departamento.
─ ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ─pregunto, sentándome el mueble.
─Muy bien ─responde. No entiendo como alguien que está muriendo de cáncer puede a llegar a ver la vida con tanta felicidad como lo hace mi abuelo ─. Te llamo para informarte que mañana iré a ver a tu padre ─se queda en silencio por unos segundos ─ ¿Quieres acompañarme?
Mi mente comienza a recordar a mi padre y mi cuerpo se llena de una rabia que no puedo controlar.
─Nunca quiero volver a ver a ese...bastardo ─mi voz es gruesa.
Escucho como mi abuelo exhala del otro lado del teléfono.
─Te entiendo. Solo quería que supieras que mañana lo veré.
─Bien por ti. Me tengo que ir, adiós ─cuelgo poniéndome de pie con furia. Camino de un lado a otro y cuando ya siento que es demasiado apuño mi mano derecha, impactándola con todas mis fuerzas en el mesón de la cocina. ─Te odio, te odio ─susurro apretando mis dientes.
Narrado por Emily Besguel:
Estoy como una boba viendo el precioso teléfono que me ha regalado La Bestia, tiene una pantalla mucho más grande de la que tenía mi antiguo teléfono, su carcasa en dorada y posee una cámara de 14 megapixels. Es fantástico.
Presiono el botón para que su pantalla se encienda, mostrándome la hora ya son las 9:43 al darme cuenta que ya es tarde, camino a la puerta de mi habitación para cerrarla con seguro para que mis padres no puedan entrar ya segura que está bien cerrada, pongo en marchas mis pasos a la ventana de mi habitación para poder escaparme. Guardo mi nuevo celular en el bolsillo de la chaqueta que he decidido colocarme, es la misma que use el día de la fiesta que realizó Don Bill.
Cuando he terminado de bajar por la ventana veo un auto estacionado frente a mi casa. Las señas que hace Sarah al verme me indica que efectivamente son mis amigos, camino hasta el auto y Andrea abre la puerta de atrás para que pueda subirme.
─Hola Emi ─Andrea me saluda, depositando un suave beso en mi mejilla.
─Hola Andre ─. Andrea esta hermosa, va vestida con un bonito vestido floreado, una hermosas sandalias que dejan ver sus bonitas uñas, su rostro va levemente maquillado y su cabello está perfectamente peinado. ─Te ves muy bien ─confieso.
─Lo mismo digo, amiga ─responde ella mirándome de arriba abajo.
Anderson y Sarah también me saludan.
─Bueno es hora de divertirnos bebés ─comenta Sarah con una mirada picara.
Anderson pone en marcha el auto, encendiendo el reproductor de música para empezar a pasarla bien. Al llegar al sitio donde según es la fulana fiesta, escuchamos una música que rápidamente inunda nuestros oídos.
─Considero que es demasiado escandalo para mi gusto ─digo, antes de bajarme del auto.
Sarah se ríe, volteando su cabeza hacia mí.
─Vamos Emi, esta noche es de diversión ─exclama, saliendo del auto, ya Andrea y Anderson están afuera, solo falto yo. No muy animada terminó de abrir la puerta y salgo del auto.
─Espero que enserio sea una buena noche ─agrego mirando a las muchachas para luego mirar a Anderson.
Andrea me toma por el brazo ─claro que así será ─sin más ponemos en marcha nuestros pasos hacia el lugar donde suena la ruidosa música. En la puerta hay un hombre demasiado musculoso que al vernos cruza sus brazos encima de su gran pecho.
─ ¿Qué desean? ─nos pregunta con la voz bastante ronca.
Sarah se coloca delante de nosotros ─Estamos en la lista ─dice señalando la lista que tiene el hombre a un lado.
El hombre con cara de pocos amigos camina hasta la lista ─díganme sus nombres.
─Andrea Bellmmer, Emily Besguel, Anderson Rodríguez y Sarah Díaz ─dice Sarah y el hombre busca en la listas nuestros nombres.
Esto es una mala idea.
El grandulón levanta su mirada hasta Sarah. Estoy segura que no estamos en la pinche lista y este hombre nos sacara a patadas de aquí.
─Buenas noches, espero que la pases genial ─el hombre quita el cinturón que nos impide entrar.
Suspiro aliviada al entrar a lo que creo es una discoteca, nunca he ido a una así que por eso no estoy segura.
─ ¿Cómo hiciste para que estuviéramos en esa lista? ─inquiero en voz alta tomando a Sarah por el brazo.
─Tengo mis contactos Emi ─me responde mirándome con sus preciosos ojos azules
─Bueno chiquitos busquemos una mesa ─Sarah comienza a caminar en busca de una mes libre, gracias al cielo todavía quedan algunas, nos sentamos en una.
En este sitio hay una gran multitud de adolescentes, creo que demasiados, todos están bebiendo lo que supongo es alcohol.
─Ahora debemos ir a buscar los tragos ─nos informa Sarah alzando la voz para que la podamos escuchar.
─ ¿¡Tragos!? ─pregunto en un grito.
Sarah me sonríe de oreja a oreja ─claro primita debemos tomar algo ─ella se pone de pie ─vamos Rori acompáñame a traer los mejores tragos de la historia ─Anderson y Sarah se pierden entre la multitud.
Andrea se sienta junto a mí.
─ ¿Porque ayer dijiste que ibas a comprarle un medicamento a tu madre? ─le pregunto.
─Porque eso iba hacer ─responde con su mirada en la multitud que está en la pista de baile.