Mi Querida Bestia [#1]

Capítulo 31

Lentamente abro mis ojos sintiendo un enorme dolor en mi cabeza, froto mis ojos con la palma de mi mano y comienzo a ver hacia mi alrededor, veo a Brad acostado a mi lado sin camisa, dejando ver su muy bien ejercitado abdomen el cual aún no esta tatuado, se ve tan inocente con sus ojos cerrados y su labios separados mientras respira con suavidad, quito mi mirada de Brad, quitándome la sabana que me cubre y me doy cuenta que estoy vestida con una de las camiseta de La Bestia, en ese momento comienzo a recordar lo que ocurrió ayer, recuerdo a Brad yéndome a buscar a la fiesta en la que estaba con los muchachos, recuerdo que derrame mi vaso lleno de vodka en el asiento de la camioneta de Brad y ¡Dios! Recuerdo sus labios presionando los míos.

─ ¡Rayos! ─exclamo, poniéndome de pie de la cama, con el rabillo del ojo veo que Brad se despierta al escuchar mi voz. Él se sienta en la cama pasando su mano por su rostro, no dice nada solo tiene su mirada en un punto fijo.

─ ¿Por qué estoy vestida con tu camiseta? ─le pregunto, tratado de buscar mi ropa.

Sus ojos se posan en mí, mirándome de arriba abajo, su cabello está muy despeinado, pero se ve aún más sexy de lo que ya es ─tu ropa estaba mojada ─es lo único que dice y se pone de pie ─. Yo no debería estar aquí. Buscare tu ropa ─él toma su camisa que está en un elegante mueble que se encuentra en su habitación y se la coloca, sin más sale de la habitación, la cachorrita sale detrás de él, dejándome completamente sola en la habitación.

El dolor de cabeza que tengo es demasiado grande, me siento en la cama tratando de terminar de recordar todo lo que sucedió ayer, a mi mente viene la imagen de Brad besándome luego recuerdo las palabras que le dije y caigo en cuenta de que ayer fue uno de los días más alocados que he vivido.

─ ¿En serio le dijiste que no debiste haberlo conocido? ¿En serio, Emily? ─me pregunto a mí misma en voz baja, colocando mis manos en mi cabeza. ─fuiste demasiado cruel con él ─susurro sin quitar mis manos de mi cabeza.

Después de unos minutos me coloco de pie y camino hasta el baño, creo que necesito una buena ducha, cierro la puerta del baño y me despojo de la camiseta de Brad, quedando vestida solo con mi ropa interior. Me quedo pensando y recuerdo que yo nunca me desvestí para vestirme con la camiseta de Brad.

¿Brad fue el que me desvistió? Me pregunto para mis adentros, luego de pensarlo un poco más confirmo que sí, Brad tuvo que haber sido el que me desvistió.

Cuando ya estoy duchada me envuelvo en la suave toalla que tiene Brad colgada en su prefecto baño, salgo de del baño y veo mi ropa en la cama, está perfectamente doblada y ya está completamente seca.

Todavía con el dolor de cabeza que tengo me visto con demasiada velocidad. Salgo de la habitación en busca de mis zapatos, pero después de buscarlo por un buen rato no los encuentro.

─Aquí están tus zapatos ─veo que Brad viene bajando las escaleras con mis zapatos en su mano ─todavía están un poco mojados ─esta vestido con una camisa roja, un pantalón negro y tenis rojos, su cabello está goteando, haciendo que algunas gotas bajen por su rostro, con una toalla que tiene alrededor de su cuello se las limpia.

Brad me hace entrega de mis zapatos y sin más se da la vuelta para volver a subir.

─ ¡Oye! ─lo llamo haciendo que este detenga sus pasos y mire sobre su hombro. ─yo...siento mucho lo que ocurrió ayer ─trago saliva al recordar nuestro beso ─. Limpiaré el asiento de tu camione...

─Eso no será necesario ─dice y sigue su camino.

Me quedo unos segundos mirando como Brad termina de desaparecer de mi vista.

Muevo mi cabeza, me siento en el mueble y termino de colocarme mis zapatos. Cuando termino de ponérmelos me pongo de pie y decido que me tengo que ir, se nota que Brad simplemente esta de mal humor, así que no quiero estorbarle. Tomo mi teléfono que está en la mesita de la sala de Brad y cuando ya voy camino a la puerta escucho los pasos de La Bestia.

─Yo te llevare a casa ─comenta, pero yo no detengo mis pasos y sigo caminando a la puerta. Tomo la perilla de la puerta y le doy vuelta, ya la puerta no tiene seguro. Siento que la mano de Brad atrapa mi antebrazo. ─Emily, creo que no has escuchado lo que he dicho ─mis ojos se clavan en los suyos.

─Claro que te he escuchado ─afirmo ─pero creo que es mejor que me vaya yo sola ─me trato de soltar de su agarre pero él no lo permite, sin quitar sus ojos de los míos sonríe.

─Te llegare, te guste o no te guste ─sentencia sin dejar de sonreír.

Verlo sonreír me hace muy feliz.

Bajo mí mirada ─yo...

─A ver, Emily ─me interrumpe, acercado su rostro más a mi ─quiero que hoy, viéndome a los ojos me digas que me odias, quiero que esas dos palabras salgan de tus labios mientras me miras a los ojos ─mi mirada se vuelve a posar en sus brillantes ojos. Me quedo completamente muda mientras trato nuevamente soltarme de su agarre. ─Dilo, di que me odias.

Niego con mi cabeza sin poder dejar de mirar el gris sus ojos.

El teléfono que he guardado en el bolsillo de mi pantalón comienza a sonar haciendo que mi mirada se aparte de los ojos de La Bestia. Brad al ver que mi teléfono suena me suelta y me da la espalda.

Tomo un poco de aire para poder contestar la llamada, en la pantalla se ve el contacto de Sarah.



#1024 en Novela romántica
#364 en Chick lit

En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 17.07.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.