Mi Querida Bestia [#1]

Capítulo 33

Hoy se cumple una semana en la cual no he sabido nada de Brad, no he recibido una llamada, ni he escuchado su suave voz, ni muchos menos he visto su preciosa sonrisa. Sé que para él ha sido fácil solo alejarse y ya pero para mí no, la última semana he sentido que falta algo dentro de mí, me he sentido vacía, la verdad nunca pensé que me iba a sentir así, sabía que esto iba a doler pero no de esta manera.

Siento que alguien toma mi brazo ─ ¡Emily! ─Anderson me mueve un poco para que pueda prestarle atención a lo que me está diciendo.

Lo miro y paso una mano por mi rostro ─lo siento...estaba...

─Distraída ─me interrumpe él, mirándome a los ojos.

─Si ─confirmo dejando escapar el aire de mis pulmones.

Anderson coloca el lápiz que tiene en su mano en la libreta, la cual está usando para explicarme un poco lo del próximo examen de matemáticas. Aunque en realidad no estoy prestando atención a nada de lo que me está explicando.

Anderson termina de cerrar la libreta y me mira ─los últimos días has estado muy distante ¿Te pasa algo? ─me pregunta.

Bajo mi mirada sin poder sacar de mi mente el hermoso gris de los ojos de Brad ─creo...que no estoy bien ─confieso sin poder levantar mi mirada.

Siento que Anderson se levanta de la mesa en la que estamos sentados y la rodea para poder sentarse a mi lado.

─A ver, cuéntame que está pasando ─comenta cuando ya está a mi lado.

Giro mi cabeza para poder mirar a Anderson ─en estos momentos mi vida es un desastre ─hago una pausa ─Primero mis padres ya no confían en mí, segundo mi la única persona a la cual podía contarles mi problemas ha muerto y tercero... ─me quedo en silencio, mientras niego con mi cabeza.

─Lo tercero es Brad ─añade Anderson al ver que me he quedado en silencio.

Detengo el movimiento que estoy haciendo con mi cabeza para poder asentir con ella.

─Así es ─digo en un murmuro.

Anderson exhala ─debe decirle a Brad que estas enamorada de él, Emi ─agrega él.

─Él tuvo sexo con Sarah, Anderson ─le digo, sintiendo como se arruga mi corazón.

─Por Dios, Emily es un adolescente, los chicos hacen eso, tienen sexo ─dice él colocando uno de su codos en la mesa ─. Además él no sabe lo que tú sientes ni mucho menos tiene idea que Sarah y tu son primas. Cuéntale todo eso a ver que piensa él ─me aconseja.

Tomo un mechón de mi cabello y lo coloco detrás de mi oreja ─desde hace una semana no hablo con él...le he pedido que se aleje de mi ─digo.

─ ¿Por qué le has pedido eso? ─inquiere él.

─Considero que es lo mejor ─contesto posando mi mirada en la de él.

Anderson niega con su cabeza ─no debiste hacer eso ¿Y si él también está enamorado de ti? Entonces nunca lo sabrás solo por tu enorme orgullo ─me reprocha sin dejar de mirarme a los ojos.

Trato de sonreír, pero no logro hacerlo ─te aseguro que Brad no siente absolutamente nada por mí, Anderson ─lo que estoy diciendo me duele tanto decirlo pero esa es la única verdad de todo esto, me enamore sola.

Anderson toma mi mano ─si estas tan segura de lo que estás diciendo entonces apoyo tu decisión ─la mirada de Anderson está llena de sinceridad ─ ¿Crees que puedas olvidarlo? ─me pregunta aun tomando mi mano.

─Claro que sí, solo necesito tiempo para que todo vuelva a estar bien ─lo que estoy diciendo no me lo creo ni yo misma, creo que el recuerdo de Brad siempre va a estar en mi así pase el tiempo que pase.

Anderson me sonríe levemente ─sé que eres una chica súper fuerte así que sí, claro que podrás olvidarlo. ─. Creo que hoy está bien de matemáticas ─dice poniéndose de pie ─ ¿Quieres ir a comer algo?

Tomo mi bolso para guardar mi cuaderno ─no tengo hambre, me iré a mi casa ver si puedo dormir algo ─contesto, abriendo mi bolso, termino de guardar mi cuaderno y mi lápiz y me coloco el bolso detrás de mi espalda, Anderson hace lo mismo y salimos del instituto.

─Bueno gracias por intentar hacer que amara la matemática, pero eso es imposible, la sigo odiando ─bromeo cuando estamos en la entrada del instituto.

─Gracias por dejarme claro que soy un pésimo profesor ─contesta él riéndose un poco.

Pongo los ojos en blanco ─ni el difundo Stephen William Hawking podría a ver logrado que Emily Besguel le gustará la matemática, así que no te preocupes, no eres un mal profesor ─le guiño un ojo ─deposito un suave beso en su mejilla ─adiós querido profesor ─me despido de él. 

─Adiós querida alumna ─se despide él sin dejar de sonreír.

Comienzo a caminar a mi casa y como ya es costumbre en mí, no dejo de pensar el La Bestia.

¿Qué estará haciendo en este momento? Seguro esta con Sarah, mientras yo como una boba pienso en él.

Cuando llego a mi casa me sorprendo al ver que la puerta no tiene seguro, lentamente entro en la casa y cuando veo el bolso de mi padre en el mueble un alivio enorme invade mi cuerpo.

Mi padre sale de la cocina y me mira ─hola, cariño ─me saluda y se sienta en el mueble.

─Hola ─respondo, quitándome el bolso y colocándolo junto al de él.

─ ¿Cómo te fue hoy? ─me pregunta sentándose en el mueble.



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En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 17.07.2018

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