Caminé hasta la cocina y abrí el refrigerador que prácticamente equivalía a dos de los que tenía en mi antiguo piso.
Lo que me llamaba y lo que me impactó no fue eso.
Fue la cantidad de comida que había allí. Nos alcanzaría para las próximas semanas , dos más por lo menos.
Pero que haríamos cuando las provisiones se acabaran?
Alguno de los dos tendría que salir al supermercado a comprar y saber que eso implicaba poder contagiarse me ponía los nervios de punta.
Sacudí mi cabeza para sacar aquello de mi mente y poder enfocarme de lleno en la tarea que tenía que llevar adelante.
Prepararle el desayuno a Caleb.
Que era una tarea bastante difícil teniendo en cuenta de que a él se le daba realmente bien esto de cocinar.
Tomé los huevos , el tocino y mientras estos se hacían comencé a exprimir el jugo. Con cuidado.
-Huelo delicioso-gritó desde el sofá.
-Yo solo espero que sepa igual de bien que como huele. No le cocinaba a alguien desde…bueno desde que estaba con él.
-Y a base de que te alimentabas?
-Deliverys.Y salía a comer varias veces a la semana.
-Ya veo por que el dinero no te rendía.
Iba a decir algo pero me dí cuenta de que tenía razón. Si hubiese sido más cautelosa con mis gastos no estaría en esta posición. Pero tampoco era algo tan malo. Había conocido a Caleb gracias a eso.
-Sientate .Ya está hecho el desayuno.
-Vamos a ver que tal está-dijo pinchando uno de los huevos para llevárselo a la boca.
Un brillo centelló en sus ojos, resaltando la dicotomía entre ellos. Uno era extremadamente verde , o azul dependiendo de la luz del sol. Y el otro era marrón , muy oscuro.
Me aterraba el saber que lo había estado observando tan bien hasta el punto de captar aquellos detalles tan mínimos.
-Sabes una cosa?
-Qué cosa?-lo miré curiosa.
Se calló unos minutos.
Como sabiendo que lo que iba a decir podía estar mal.
Como sabiendo que aquello podría marcar un antes y un después.
Dudando entre hablar o callar lo que pensaba.
Conocía esa sensación.
Lo que él no sabía era algo más grave que aquello.
Y algo que hasta a mí me daba miedo.
Y era el efecto que tendría en mi lo que saldría de su boca.
-Me gusta esto de verte cocinar mientras yo cocino.
-Cómo una esclava?-inquirí.
-No del tipo que tu piensas.
-Y en que tipo de esclava piensas tú?
-En esas que solo dan placer.
Mis ojos se abrieron de par en par al escucharlo decir eso.
-No me digas que eres un sádico.
-No-rió-Pero tengo gustos particulares.
-Vaya , ve más despacio Christian Grey-me sumé a la broma.
Me gustaba verlo de buen humor.Me encantaba esta energía que se respiraba entre ambos.
-Ojalá pudiera parecerme a él. A todas las mujeres les encantaba. Y las enamoraba.
-Su billetera las enamoraba.
-Y algo más-agregó acompañando sus palabras con una mirada sugerente.
-Imposible no notar eso.
-Pues si te interesan esas cosas , tal vez yo pueda mostrarte de lo que soy capaz.
No sabía como tomar sus palabras.
Si seguir con creyendo que hablaba en broma, o tomarlo en serio.
-Algún día te dejaré que me cuentes más al respecto.Ahora come –dije dándome la vuelta para ver por la ventana mientras me imagina a Caleb y a mi recreando las escenas de “50 sombras de Grey” en cada habitación de este lugar.