Mi querido alfa

Capítulo 26

MAXIMUS (ENZO)

Por la diosa, mi respiración es entrecortada, lucho por no mandar todo a la mierda y hacedla mía ahí en este instante, ella introduce mi miembro en su boca, lo saca y con su lengua lame la punta succiona más fuerte.

—baise, Anna Sophie(joder, Ana Sofía).— gruño apretando mis dientes.

Después de que ella saboreara cada centímetro de mi falo me corro en su boca, mi respiración es superficial.

Jalo de la mano, que caiga encima de mí, besos sus labios, puedo sentir el sabor de mi semilla en su boca.

— ¿Te gusto?.— pregunta con timidez después de terminar nuestro beso.

— Mon précieux (preciosa mía), me encanto.— aún siento las secuelas del mejor orgasmos que he tenido en mi vida.

— No me hables francés.— balbucea haciendo un adorable puchero.

— Ana, te lastimé.— le pregunto por la intromisión, pude haber desgarrado un poco su himen.

— No, fue una sensación increíble, me pregun...— ella lleva sus manos a su cara y no termina.

— ¿Qué te preguntas, Ana Sofía?— saco su cara de sus manos.

Sus hermosos ojos azules me miran, se nota el cansancio en ella.

— si se sentirá igual.— un rojo intenso sube a sus mejillas.

— Tendremos que averiguarlo.— le respondo con una sonrisa.

* Enzo, donde demonios estas.* Joel se comunica por el enlace.

* Estoy con Ana, sucede algo.*

* Si, Otsana está aquí.* responde Joel.

* dame media hora y tengo todo listo.* no espero respuesta y cierro conexión.

Como explicarle, es el momento de partir, sin querer hacerlo, es la parte más dolorosa de nuestra relación.

— Ana, Otsana, me espera, tengo que irme.— sus ojos se empañan.

Ella se aferra más a mi cuerpo, puedo sentir su calor.

— Ana Sofía, solo son unas semanas más.—ella niega.

El agotamiento es evidente, dejaré que duerma y me iré, no quiero una despedida al igual que ella, es mejor así.

— Ana, ponte mi camisa.— ella se voltea y se bajó de mí y se sienta en la cama, yo emito la misma ación, bajo de ella, busco la camisa de manga larga, me acerco y le ayudo a ponérsela. Se acurruca en el lado, me acerco y la atraigo a mi pecho, su reparación es cada vez más relajada, su corazón late a un ritmo suave haciéndome entender que se ha quedado dormida.

Beso, su cabeza y aspiro juertemente su olor, así grabando su dulce aroma, busco mi bóxer y el pantalón me siento en el sofá observando y escuchando el ritmo de su corazón, no cambie al vestirme recojo mi saco y me lo coloco cerrando los botones de él.

Miro los pantis color rosa con corazones azules y los recojo. Soy un depravado guardo en el bolsillo del saco. Luego de lo que paso en la ducha creí que nunca volvería a intentarlo, pero que equivocado que estaba.

Me dirijo a la casa familiar, la fiesta ha terminado y muchos de los lobos ya están en sus casas descansando, este lugar es mágico y agradable.

A lo lejos diviso a Otsana, Joel, Meri y la familia de Ana esperando, huelo a sexo, espero regresar a mi manada completo.

— Está todo preparado.— pregunto al llegar a su lado.

— Si alfa.— responde Otsana.

— ¿Dónde está Ana?— pregunta Meri.

— Está en la casa de la manada, ella duerme y es mejor, así no me gustan las despedidas.— respondo cortante, Joel tiene mi maleta en su mano igual que la de él y las de Meri.

— Nos veremos en un mes y medio.— se despide Antuan.

— Gracias por su hospitalidad, por favor cuiden de Ana Sofía.— les digo.

— Descuida, estaremos a su lado.— responde Lían.

Odio las despedidas, esta es una que duele, odio, pensar que no puedo estar más a su lado, sentir ese vacío que deja su ausencia.

Otsana abre el portal, Elisa, la madre de Ana, me da un fuerte abrazo.

Paso el portal sin decir adiós al llegar, no espero nada, me dirijo directamente a mis aposentos, retiro mi ropa y me acuesto desnudo solo con los pantis de Ana en mis manos, ella es tímida, pero hoy era una gatica asustada y atrevida.

[...]

ENZO

No soy el mismo, soy un puto salvaje, si ella todo me irrita, paso oras en el bosque recorriendo cada centímetro de él, es lo único que me distrae de pensar en esa peli roja.

— demonios.— ella es mi droga y estoy condenado a pasar un mes sin mi dosis diaria, eso es ella la droga que calma mi ansiedad.

Recuerdo de su caliente boca succionado, cada centímetro de mi miembro viene a mi mente, su húmeda y estrecha cabida. Tengo que ocuparme por décima vez de mi erección.

* Enzo, ve a casa, no has desayunado y es hora del almuerzo.* habla mi madre por el enlace.

* Si madre estoy un poco ocupado regreso al terminar.*

* Te estaremos esperando.* ella cierra conexión.

Después de terminar con mi gran problema, me dirijo al castillo entrando directamente a mis aposentos para tomar una ducha, dejo que el agua, moje mi cuerpo calmado, un poco mi calentura.

Estoy en el comedor y mi familia está incluyendo a Mery, el almuerzo ha sido servido y la comida está deliciosa.

— ¿Qué genio?.— ríe Izan.

— Vamos de nuevo.— gruño.

Maldita sea, me está agotando el poco control que tengo sobre mí y aquí está este cabrón, con sus comentarios de mierda.

— Enzo, tenemos asuntos pendientes que necesitan tu firma.— habla Joel.

— Los veré luego.— respondo.

— No, llevas una semana diciendo lo mismo.— regaña mi padre.

— Enzo tuviste sexo con Ana.— la mirada de terror de mi madre es inigualable.

Sé que la primera experiencia de mi madre fue dura, pues mi padre tampoco la tenía. Su lobo por instinto la tomo dejando algunas lecciones en su cuerpo, al mi padre anudarla, ella casi pierde la vida, por eso se creó la ley a conveniencia de las futuras lunas.

— ¡No, pero no quiero hablar de mi vida intima con mi madre!.— su cara.de alivio es increíble, conozco bien la ley y debo cumplirla.

— solo fue sexo oral.— comenta Izan, haciendo que mi autocontrol se vaya a la mierda, mis manos están hechas garras, su sonrisa burlona es la que más me molesta.




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