Mi querido alfa

Capítulo 34

 #3

ANA

— Vamos Ana, hoy es el día.— me pide una de mis hermanas, jalando la sabana que cubre mi cabeza.

— No quiero, déjeme en paz— gruño.

* Asly tengo miedo de que a él no le guste y se aleje.* chillo.

* Ana somos hermosas *

— Vamos todas fuera.— Todos salieron, sus pasos se escuchan.

— ¿Qué sucede? Tu machote alfa está allí afuera esperando para la cacería.— destapo mis ojos y la miro fijamente.

— ¿Quieres hablar con él?— pregunta y niego con mi cabeza.

— Tami tengo miedo.— le susurro.

— Ana es normal que lo tengas, sabes a mí me paso y yo creo que todas las mujeres lo hemos sentido, pero debes confiar en él— ella se acuesta a mi lado y acaricia mi cabello asiendo círculos con él.

— ¿Qué debo hacer?, no tengo la menor idea—

— Solo déjate llevar y siente, ahora podemos continuar.— le muevo la cabeza diciendo que no.

Los minutos pasan y nuestro silencio me hace sentir bien.

* Enzo, no sé si podre hacer esto.* abro conexión.

Él se demora unos segundos en responder.

* Lo entiendo mi luna.* fueron sus únicas palabras. Tamara se levanta de golpe y me mira, su cara es un horror, su ceño está fruncido y sus ojos se achicaron en dirección mía.

— Ana, ¿Qué demonios le dijiste al alfa?.— su voz es autoritaria.

No tengo la duda que ella hubiera sido una excelente alfa.

— Le dije que no podía.— ella me golpea con una almohada en la cabeza.

* Ana, Mi alfa está llorando.* aúlla Asly.

* Lo lamento Asly, pero no estoy preparada.*

— Ana, él se fue.— Me habla Tami y escucho, la escucho, tomar un profundo respiro.

— Si lo amas tú inicia la cacería.— sale de mi habitación dado un sonoro portazo.

Mi respiración es acelerada, ¡acabo de rechazarlo! Involuntariamente, lo hice y no me siento bien, tengo miedo de no ser suficiente, tengo más miedo a estar si él.

* Asly lo voy a casar.* me paro animada de la cama y salgo de la habitación sin importar mi aspecto, llego al recibidor encontrándome a mis padres y los de mi alfa.

* Ana, no olvides la corona de flores.* me recuerda Asly.

* Claro que no la olvidaré.* Ellos se sorprende al verme, Sofía seca sus lágrimas.

— Papa doy inicio a la cacería.— hablo sonriendo, No se a donde ir, ni que camino tomar, solo sé que no puedo estar sin él.

— Necesitarás esto.— habla Sofía entregándome una hermosa corona de oro con diferentes flores, entre ellas la dalia.

La tomo y sonrió salgo a prisa al bosque, le pido a Asly que busque su olor al adentrarnos al bosque, ella rápidamente lo capta.

Unos metros más allá veo su silueta Me acerco a él, tiene su mirada fija en el suelo, toco su cabello, él me mira y toma mi mano, sonríe de lado y me abraza alzándome en el aire.

— Estás cazado.— pronuncio a la vez que me pone en el suelo.

— Esto no es justo.— se acerca con una mano, toma mi mejilla mientras la otra recorre mi espalda.

Me explican de que él no sabía de la cacería y para perdonarme el rechazo tendría que hacerlo mejor.

Después de su discurso de cuarenta minutos, él pone la corona en mi cabeza.

—Me encanta ingenuidad con la que percibes todo, la camelia representa la inocencia.— me sonríe.

— Es hermosa.—

* los amo.* Aullá Asly.

La ignoró, él me pide que me quede ahí y deja salir a su lobo y corre lejos de mí.

Al rato llega con un cervatillo.

* Come, no has desayunado y necesitas fuerzas.* me habla por el enlace.

Nos dimos un merecido desayuno, y me muestra la segunda flor de la corona.

—lila, esta flor recuerda el primer día que te vi, significa el comienzo de nuestro amor.— él toca sus pétalos con delicadeza.

Al regresar eran pasadas las cinco de la tarde.

Enzo a mi lado caminamos rumbo al castillo y al faltar poco se detiene. Me alza en sus brazos y me pone en su hombro izquierdo.

* Lido trasero, es tan apetecible.* ríe Asly.

* Demasiado diría yo.* Me lleva así hasta el castillo donde las mujeres de mi familia me esperan, las sonrisas de diversión se ven en sus rostros.

— Al fin aparecen, vamos o no terminaremos nunca.— exclama Sofía.

— Ana, esa sonrisa llena de gozo mi corazón— me llama Enzo— se llama lirio— señala la tercera flor.

Igual de hermosas a la anterior. Me llevan a la habitación donde me tiene preparado un baño después de una largas tres horas, estoy lista para el baile descalza.

Llevo un vestido blanco transparente largo y una batola que cubre mi ropa transparente, mi cabello es adornado con la corona de flores que mi alfa me dio Al llegar a la parte del castillo que pertenece al alfa.

Enzo se encuentra de pie, recostado en la baranda del balcón, mirando la luna llena.

Al sentir mi presencia gira su cuerpo, sonríe de lado, sus ojos cambian a negros.

— Paonía, ¿qué significa esta flor?.— le pregunto.

—la fortuna, soy el lobo más afortunado de tenerte.—

— Yo igual mi alfa.— Él se acerca y pone sus manos en mis mejillas, apega su cuerpo al mío y comienza a bailar, sin música solo nuestras respiraciones se escuchan.

Él me da un giro, baja una parte de mi batola hasta que cae a mis pies, sus ojos brillan.

— Eres una seductora natura, no sabes como me pones.— habla señalando una Dalia.

Con sus dedos recorre mi cuerpo, cada caricia hace que mi cuerpo reaccione.

Mi entrepierna gotea por las contracciones que produce sus dedos.

Las noches de otoño son frescas, pero mi cuerpo arde.

—Mi alfa —lo llamé.

— Vamos, mi luna es hora.—con esas palabras me llevo dentro de los aposentos, al llegar lo besé al mismo tiempo que él acariciaba mis pechos encima de la ropa.

— Mi luna.—Sus manos tomaron mi vestido arrancándolo de mi cuerpo.

Mis manos viajaron a su camisa sacando botón por botón, él saca de un tirón dejando su dorso desnudo, con mi mano delineo cada parte de su abdomen, mientras él devora mi boca.




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