Mi querido Amigo Servant

2. Encuentro en el Laboratorio

En Heelshire, un prestigioso internado destinado a la élite de la sociedad, existía un rincón de oportunidad y equidad en forma de becas para los hijos de los alumnos. Este internado, mixto y exclusivo para jóvenes de secundaria, abría sus puertas a la diversidad social y a la promesa del talento sin importar el origen.

En ese distinguido colegio, Servant, un joven de tan solo trece años, se encontraba en el umbral de un nuevo comienzo. Con su mirada llena de expectativas y ansias de aprender, ingresaba a su primer año en este mundo de conocimiento y sociedad. La arquitectura majestuosa de Heelshire se alzaba ante él, como un monumento a la educación y la aristocracia, pero también como un lugar de desafío y oportunidad.

Durante su primera lección de Biología, la peculiar fragancia de los especímenes flotaba a través del espacio, una mezcla de olores terrosos y metálicos que llenaban las narices de los estudiantes de una sensación de inmersión en el mundo de la ciencia. Servant arrugó la nariz con disgusto mientras sostenía un puñado de babosas en sus manos.

"Ew," murmuró para sí mismo, una expresión de desagrado en su rostro mientras observaba las babosas en su mano. Los sentimientos de repulsión eran evidentes, y el contraste entre la belleza natural de su entorno y la tarea que tenía entre manos parecía destacar aún más su incomodidad.

El laboratorio era una sala amplia y bien iluminada, donde mesas de trabajo se encontraban cuidadosamente alineadas, creando un ambiente de experimentación constante. Los sonidos de los experimentos y la peculiar fragancia de los especímenes llenaban el aire. Estantes repletos de frascos y herramientas científicas rodeaban la habitación, sumergiendo a Servant en un mundo de conocimiento.

Las mesas de trabajo, dispuestas en filas ordenadas, estaban equipadas con microscopios, microscopios estereoscópicos, tubos de ensayo y una variedad de instrumentos científicos. Los estudiantes, trabajando en parejas o en solitario, estaban completamente absortos en la observación de criaturas y la realización de experimentos.

La sala estaba inundada de luz natural a través de los grandes ventanales, iluminando los rostros concentrados de los estudiantes. Los estantes de madera oscura sostenían frascos llenos de líquidos de colores diversos, algunos albergando especímenes de plantas, mientras que otros mostraban los resultados de experimentos previos.

En medio de esta espléndida decoración, Servant sostenía con delicadeza las babosas en sus manos, realizando una tarea que contrastaba notablemente con la belleza natural del entorno, destacando su sensación de incomodidad en aquel lugar.

En medio de su disgusto, su mirada se desvió hacia la mesa cercana, y un sentimiento de sorpresa y reconocimiento lo invadió. "¡Emily!" recordó en un susurro, su voz apenas audible en el bullicio del laboratorio. Recordó la conversación que había tenido con la chica de cabello dorado hacía meses, una conversación que ahora parecía un vínculo inesperado que los unía en ese momento y lugar.

No podía creer que ambos estuvieran aquí, en Heelshire, compartiendo una lección de Biología que les recordaba la casualidad de la vida.

El chico saludó a Emily con un gesto leve de la mano, su rostro reflejando un atisbo de timidez.

Emily, con una sonrisa que iluminaba su rostro, se acercó con entusiasmo. "¡Servant! Te acordaste de mí", exclamó con alegría en su voz mientras se acercaba.

"Sí, lo hago", respondió Servant con un pequeño movimiento de cabeza, su mirada fija en las babosas que jugueteaba en sus manos. Su cabello negro caía sobre su frente, creando una cortina que ocultaba parcialmente su rostro. Sin embargo, las mejillas del joven se tiñeron de un suave rubor, como si la presencia de Emily hubiera encendido una llama en su interior. Para disimular su nerviosismo, se aclaró la garganta con delicadeza.

"¿Cómo has estado?", preguntó finalmente, como si quisiera mantener la conversación y prolongar ese encuentro inesperado. Sus ojos, tímidos pero curiosos, se alzaron para encontrarse con los de Emily.

Servant sostenía las babosas en sus manos, y el comentario de Emily sobre las criaturas no pasó desapercibido. "Ew, babosas..." murmuró en tono gracioso, observando la mesa antes de alzar la vista hacia él.

Emily, con una chispeante sonrisa en los labios, preguntó con alegría: "¿Has estado bien? ¿Cómo estás tú? ¿Has vuelto a tener problemas con perros?" Sus palabras estaban cargadas de un genuino interés por la vida de Servant, y su tono alegre iluminaba el ambiente.

Servant, sorprendido por el chiste de Emily, parpadeó antes de romper en una risa sin demasiado entusiasmo. No pudo evitar admitir que la ocurrencia tenía su gracia. Se encogió de hombros, como si estuviera dispuesto a compartir algo de su vida con ella.

"No, estuvo bien", ofreció Servant una pequeña sonrisa, recordando el incidente en el que fue perseguido por un perro callejero. Sus palabras eran una reminiscencia de un encuentro que, aunque inusual, no había dejado heridas en su corazón. "No me lastimé ni nada...", agregó, como si quisiera tranquilizar a Emily sobre su bienestar.

Emily, con una expresión de alivio, respondió con una cálida sonrisa mientras observaba las babosas moverse. "¡Me alegra!" Su voz resonaba con un tono sincero, y su mirada reflejaba su empatía. La conversación fluyó entre los dos jóvenes de manera sencilla y natural, como si compartieran un rincón especial de complicidad en medio del laboratorio.

Servant continuó jugueteando con la babosa, girándola con cuidado y observando cómo se deslizaba por su mano. Su mirada se desplazaba de un lado a otro, alternando entre Emily y la criatura en su mano, como si quisiera mantener una conversación y, al mismo tiempo, mantener su atención en la intrigante actividad de la babosa.

"¿Ya has hecho amigos aquí?" preguntó, su tono denotaba una sincera curiosidad. Sus ojos se posaron en Emily, como si quisiera conocer más sobre su vida en Heelshire. "¿Emily ha logrado encajar tan pronto? Ella era bastante amigable...", pensaba, revelando su percepción de la amabilidad y facilidad de trato de la joven.




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