Mi querido escocés

Capítulo 24

Capítulo - 24

Killian dió una vuelta alrededor del castillo, no quería soltar a los perros, pues muy en el fondo sentía lástima por la señorita Emma, sin embargo, también estaba seguro que no podía dejar que la chica ronde por aquí, pues, no solo estaba en peligro el secreto de William y Elaine. La integridad de todos estaba en juego, frente a la inestabilidad emocional de la mujer. 

Entró al castillo, recorrió los pasillos, observando cada rincón, había que ser más precavido de lo normal. Cuando llegó al gran salón en donde se proyectaba la función de cine intentó disimular su presencia, pasó tras el sillón donde se encontraban las parejas, hasta que sus ojos dieron con los de William quién se había puesto de pié de golpe al sentir que alguien entró. 

―¡Killian! ―exclamó William aliviado―. ¡Tremendo susto me diste!, la próxima anunciate, por favor. 

—Necesito hablar con usted —murmuró el mayordomo—, en privado —agregó cuando Elaine los miró con curiosidad.

—Ya vuelvo —anunció William y siguió al hombre fuera de la habitación.

Rob y River no le prestaron atención, pero Elaine los siguió con la vista hasta que cerraron la puerta detrás de ellos. Se acomodó en una esquina del sillón lo más alejada de los tórtolos e intentó poner atención a la película, pero por dentro le carcomía las ganas de saber de qué hablaban Killian y William.

—La señorita Emma estuvo aquí y no la vi bien —informó Killian a William una vez en el pasillo.

—¿Qué? ¿Cómo entró? —indagó William.

—Estaba afuera, mirando por la ventana hacia el salón, me dijo que se le había perdido algo ahí, una patética excusa —dijo Killian con seriedad.

—Puedo contratar seguridad extra, pero no creo que Emma sea una amenaza, solo está confundida —justificó William.

—Pienso lo mismo, pero es evidente que nuestro sistema de seguridad no está funcionando, si ella pudo burlar a los guardias, alguien con intenciones en realidad malas... ya sabe de lo que hablo...

—Bueno, igual aquí estoy seguro, según lo que me explicó Alistair.

—Sí, pero siempre es mejor asegurar al máximo y evitar cualquier eventualidad penosa.

—Está bien, gracias por avisarme, hablaré con Emma, y mañana a primera hora me voy a encargar de contactar con la empresa que se encarga de la seguridad en la destilería.

—Es una buena medida —aseguró Killian.

—¿Cree que debamos contratar guardaespaldas? —consultó William con preocupación—, sobre todo para las chicas.

—Si es por la señorita Emma, no, no me parece necesario —respondió Killian.

—Voy a pensarlo, ella no me preocupa, pero el sujeto que supuestamente tiene que aparecer, sí.

—Debe hacer lo que usted considere conveniente, igual no está de más cuidar de las señoritas: River y Elaine —argumentó el hombre—, si me disculpa, seguiré inspeccionando el castillo —dijo Killian y se marchó.

William se quedó pensando en Emma, en realidad no creía que haría algo en contra de Elaine, por lo menos no intentaría agredir o poner en peligro la integridad física de la guardiana, pero cabía la posibilidad de que la humille de alguna forma, y no quería que la chica pase un mal momento. 

Elaine apareció, el ruido de la puerta cerrándose sorprendió a William en medio de sus cavilaciones.

—¿Qué pasó? —indagó ella y arrugó la frente.

—Nada, no te preocupes —respondió William y se rascó la cabeza.

—Puede que te conozca poco, pero estoy segura de que me estás mintiendo.

Él no dijo nada, solo se limitó a mirarla. Se escuchaban las risas apagadas de Rob y River en el salón. Elaine se acercó a William y sonrió.

—Ya no los soporto, son unos pesados —se quejó en un susurro.

—Te apuesto que no se dieron cuenta que nos fuimos, organicemos nuestra propia noche de películas —sugirió él.

—Me gusta la idea —terció Elaine.

—Pero yo elijo la película —anunció el escocés.

—Solo porque hoy accediste a que yo conduzca, pero no te acostumbres, Campbell —bromeó Elaine.

—Será Mad Max, entonces —dijo él y cogió la mano de ella para guiarla escaleras arriba.

Entraron a la habitación de William, él encendió la televisión, apagó las luces y la invitó a acomodarse en el sofá. A la joven no la entusiasmaba este tipo de películas, pero no quiso parecer autoritaria, por lo que tomó asiento.

―¿Ya la habías visto? ―preguntó William y se sentó a su lado.

―Por partes, la verdad es que nunca llamó mi atención ―confesó la chica haciendo una mueca.

―Me estás diciendo que no viste una película que ganó seis premios Oscar. ¡Qué clase de guardiana eres! ¿Cómo me vas a proteger si no ves buenas películas de acción?

―¿Quieres que te vuelva a recordar la patada que te dí en el trasero William?

Ambos rieron, recordando que Elaine realmente le había dado una paliza a William en el último entrenamiento, aunque él se justificó diciendo que solo se comportaba como caballero, en verdad Elaine lo había superado en aquella ocasión.



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En el texto hay: romance, highlander, inmortales

Editado: 07.07.2021

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