Capítulo - 25
Como siempre, cuando llegaron para el entrenamiento de la mañana, Alistair ya estaba ahí. Los miró con el ceño arrugado, sobre la mesa que, en esta ocasión adornaba el centro del gran salón, había una gran cantidad de libros, unos abiertos, otros cerrados. El hombre tenía uno enfrente, lo cogió e invitó a los jóvenes para que se acerquen.
—Elaine, necesitamos —carraspeó—, necesitamos con urgencia descubrir las verdaderas intenciones del otro inmortal.
—¿Cómo que las verdaderas? —intervino William.
—Sí, hijo, fíjate que si hubiese querido acabar contigo, hace rato lo hubiese hecho, es raro que no lo haga, hay algo más…
—¿Para eso son todos estos libros? —indagó Elaine y señaló la mesa con el dedo.
—No he podido dormir, estuve dando vueltas y vueltas en la cama, preguntándome: ¿Qué espera? Vino desde tan lejos…
—En primer lugar, Alistair, ¿quién es él?
—Es el americano, Axel.
—A su puta madre, Alistair, porque no me habías dicho. Ese no solo quiere matarme, también es un fuerte competidor para mi empresa…
—¿Qué pasó con la investigación del incendio? —preguntó Alistair.
—El inspector de policía es un pesado, sospecha que hay algo más detrás, sobre todo por lo del disparo. Los de la aseguradora están investigando y yo también. Liam tiene que presentar un informe hoy, creo que descubrió algo importante.
—Sospecho que indirectamente el señor Bezos tiene algo que ver —adujo Elaine—, desde el principio sentí su mala energía, así de bello como es…
—¿Cómo que bello, Elaine? —inquirió William y la miró con enojo.
—Bueno, al César, lo que es del César, es atractivo, muy atractivo, cualquiera que tenga ojos se da cuenta de eso…
—Concentrémonos, jóvenes —intervino Alistair.
—Sí, eso, volvamos a lo importante —secundó William.
Elaine se puso al lado del escocés, se acercó a su oído y susurró:
—¿Estás celoso?
William solo sonrió, jamás respondería a esa pregunta, no tenía derecho a estar celoso. El trato entre ellos, aunque tácito, era bastante obvio: nada de sentimientos.
—Estos son libros muy antiguos y sagrados, en ellos, sus autores plasmaron todo lo que se necesita saber sobre la inmortalidad, hay también viejos rituales, descritos a la perfección para ser realizados. Deben tener mucho cuidado al hojearlos, porque, aunque el señor McKenzie intentó mantenerlos en las mejores condiciones, algunas de sus páginas están resecas.
—Alistair, ¿por dónde comenzamos? —indagó Elaine con entusiasmo.
—Toma —dijo Alistair y le pasó una pila de libros—, estos están en lenguaje de runas, los que están en inglés son estos. —Empujó otro montón hacia William—. Yo voy a leer los que están en gaélico.
Se pasaron la mañana entre libros y anotaciones, pero no lograron encontrar nada que les fuera útil. Elaine estaba maravillada con su nueva habilidad, no quiso dejar de leer, por lo que le trajeron el almuerzo.
—Iré a la empresa, tal vez lo que Liam descubrió nos ayude —dijo William.
—Ve, muchacho, nosotros seguiremos con nuestra búsqueda —respondió Alistair.
—Sí —dijo Elaine sin apartar la vista del libro que estaba leyendo.
—Nos vemos en la noche —murmuró William y miró a Elaine.
Ella solo asintió con la cabeza, estaba demasiado concentrada en la lectura.
—Come, muchacha, se está enfriando —recriminó Alistair a la muchacha.
—Es que aquí hay algo, creo que esto puede explicar muchas cosas. Habla sobre como volverse inmortal…
—A ver, traducelo, escribe aquí —dijo Alistair, le pasó papel y una pluma.
Elaine terminó de escribir y el hombre se puso a leer, asentía con la cabeza de vez en cuando.
—Entonces, debemos averiguar cuándo será la próxima luna llena y encontrar el árbol de la vida, tiene que estar dentro de los límites de esta propiedad… —reflexionó el hombre.
—Así es, dice que se encuentra en territorio sagrado —afirmó Elaine.
—¿Explica si tiene algo especial, alguna característica que nos ayude a distinguirlo de los demás? —indagó Alistair.
—Hasta donde leí, no, pero continuaré, seguro hay algo.
—Sabía que Axel tenía una razón poderosa para no actuar, y lo que me contó mi informante complementa a la perfección esto que pusiste aquí. —Señaló el papel con la anotación de Elaine.
—¿Qué te dijo? —preguntó ella con curiosidad.
—Él habló con su padre, le dijo que estaba preparando todo, también le comentó a…
—¿A quién?
—Eso no importa, es mejor que no lo sepas, pero le dijo que el lugar que alquiló era para alguien más.
—Por supuesto, es así como Axel obtuvo la inmortalidad, de la misma forma que William, y ahora el padre pretende realizar el ritual… —razonó Elaine.
—Eso quiere decir que por ahora, William está a salvo —habló Alistair.