Capítulo - 27
River y Rob charlaban divertidos en el salón. Ella todavía no le había contado sobre su regreso, pero tampoco creyó que sería un gran problema para él. Además, su relación era más parecida a una amistad, no habían pasado de un lindo coqueteo adornado de besos y caricias, ni pasado a algo más íntimo. Él era un caballero, atento y cariñoso, eso era lo que más le gustaba del muchacho, bueno, aparte de que era muy atractivo y tenían muchas cosas en común, menos, vivir en el mismo continente. Sin embargo, ella debía volver, sus vacaciones habían llegado a su fin, estaba a punto de quedarse sin fondos y tampoco pretendía que su amiga la mantenga, además que le gustaba su profesión, disfrutaba trabajando.
Elaine y William entraron al salón e inmediatamente después llegó Alistair que hizo una seña a Rob y salieron de la habitación. River aprovechó para ir a darse una ducha. Elaine y William se sentaron en el sofá grande, frente a la chimenea y charlaron mientras esperaban a su entrenador. La morena terminó de ducharse, se vistió y se dispuso a volver al salón. Cuando terminó de bajar las escaleras escuchó el murmullo de voces que venían del pasillo que llevaba al salón de armas, eran Rob y su padre que, al parecer discutían, no quiso escuchar, pero era imposible no hacerlo, las voces eran demasiado claras y graves.
—No puedo obligarla, padre —se defendió Rob.
—Ella no puede estar aquí en estos días, fue lo único que te he pedido que la mantengas entretenida, no es tan difícil, Rob.
—No puedo ser su niñero, ella es una mujer grande, toma sus propias decisiones.
«¿Hablan de mí?», se preguntó River.
Y sí, hablaban de ella, lo supo cuando Alistair la nombró.
Su corazón dio un vuelco, se sintió decepcionada. Se giró para volver a su habitación, con cuidado de no ser escuchada volvió a subir las escaleras, volteó un par de veces la cabeza para cerciorarse de que nadie la había visto. Entró a su habitación y pegó la espalda a la puerta.
No le molestaba el hecho de que Rob no la tomara en serio, ella tampoco pensaba que tenían un futuro juntos, pero sí había pensado que estaban iniciando una linda amistad y que eran honestos entre ellos, eso fue lo que la desilusionó. Una vez que se tranquilizó regresó al salón. Elaine y William ya se habían marchado a hacer quién sabe qué con Alistair, eso también la estaba poniendo nerviosa, porque, que un tipo al que conoce hace unas semanas le oculte cosas, le valía, pero que su mejor amiga, hermana de la vida, la esté engañando ya era diferente. Suspiró y caminó hasta el sofá donde estaba Rob, tomó asiento a su lado y no habló. Al hombre se le hizo raro el silencio de la joven.
—¿Pasa algo? —le preguntó e intentó coger su mano.
—Nada —respondió ella y apartó la mano. Se quedó mirando fijamente las llamas en la chimenea.
—Entonces, ya has decidido, no vienes conmigo a Francia —dijo Rob con tristeza.
—No, no voy, me regreso a América —respondió con firmeza.
—¿Así, de repente? —indagó él—. Me dijiste que no conoces Francia, yo te la quería mostrar —agregó e intentó volver a tomar su mano.
—No es de repente, Rob, iba a volver de todas maneras, y la verdad es que, no me da ganas de ir con alguien que solo busca distraerme. —River tomó aire y se tranquilizó—. Mira, entiendo que tengas secretos, y que esto no tenga un futuro, pero no me gusta que me traten como muñeca de trapo. —Se puso de pie y lo miró con seriedad—. Si molesto en algo, me lo dices, ahora, si traman algo contra mi amiga —se inclinó y acercó su rostro al de él—, juro que te voy a caer encima y no te imaginas lo que te haré sufrir. —Se enderezó y cruzó los brazos sobre el pecho—. Confío en Elaine, sin embargo, ya no confío en ti. Si me lo permites, voy a preparar mis cosas.
—¿De qué hablas, River? No entiendo nada. —Rob se puso de pie y se acercó a ella.
—¿Es todo lo que vas a decir? Y yo que te consideraba un caballero, como dije, no me debes nada, ni yo a ti. Pero no se trata a las personas como juguetes, no soy una niña. —River se alejó de él y caminó hacia la puerta.
—Espera, River, por favor… no quiero que te vayas así, en ningún momento quise…
—Rob —lo interrumpió ella sin dejar de darle la espalda—, da igual tu intención, el punto es que luego de lo que escuché, no sé qué fue real y qué una actuación para distraerme. —Se fue.
Rob se quedó mirando la puerta por donde salió, tenía ganas de correr tras ella y contarle todo, aunque, por otro lado, prefería que ella se fuera hasta que todo se solucione y no corra peligro. Además, no podía decirle nada, no era algo que le competa. Le dolía que ella piense que él fuera capaz de jugar de esa manera con alguien, es verdad que al inicio lo tomó como un favor para su padre, pero fue descubriendo en el transcurso del tiempo que en realidad le gustaba pasar tiempo a su lado. Lo que no le agradaba era estar presionado por su padre, sin embargo, llegó a conocer un poco a la muchacha y sabía que tenía un carácter firme, no daría el brazo a torcer ni si se arrodillara frente a ella, tendría que esperar a que Elaine hable con la chica y le explique todo.
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