Mi querido, Harry

Hamilton

El chico de los cabellos dorados se sentó en una de las esquinas de su departamento. A un lado de él se encontraba una pequeña mesa de madera ya usada y arriba de esta, una radio vieja, que fue encendida. La señal se iba seguido, así que pelear contra el aparato para que se escuchara a la perfección era en vano.

Antes de tomar reunir el valor para abrir la carta y leerla, abrazó el sobre y perdió su mirada en la inmensidad de la habitación. Su mente fue abrumada por lo que ocurrió en el supermarket y volver a sentir la misma vergüenza, junto al profundo pánico de casi ser descubierto. Un escalofrío se apoderó de todo su cuerpo y trató de desvanecerlos sacudiendo su cabeza y revolviendo su cabello ondulado y largo con sus manos.

Y fue así como abrió la carta y empezó a leerla.

17 de diciembre del 2021

 

            Estimada D. Roller:

 

Con que invierno, ¿ah? Me agrada… me agrada el invierno, aunque prefiero la primavera, es linda. Me encantaría decir algo profundo de esta estación del año como usted lo hizo, pero no soy capaz de hacerlo. Solo diré que es linda porque todo vuelve a resurgir.

¿Se ha enfermado por el clima? Lo lamento tanto… Siento si estoy siendo demasiado exigente con el proyecto o con la entrega casi instantánea de mis cartas. No tiene que apresurarse o sentirse con la presión sobre sus hombros. Lo mejor será que descanse y responda a mis cartas cuando se encuentre mejor.

Sobre los medios… tiene razón. Tienen tanto poder en sus manos que no me sorprendería si de aquí en 10 años nos hacen creer que es un deporte el robar autos. Hahaha.

No conozco a ese tal Hamilton… ¿es un poema suyo? Suena conmovedor.

Perdóname si mis palabras contradicen a las anteriores, más que nada te contaré más sobre mi esposa para que el tiempo no nos falte y puedas escribirlo cuando te sientas mejor.

Eleanor es más joven que yo por tres años. Nos conocimos hace un año en el aniversario número 30 de Feumansel Company. Mi padre, quien es el CEO de la compañía, invitó a la familia de Elle a la fiesta con tal de conocernos cara a cara. En esa fiesta bailamos casi toda la noche y paseamos por ratos por los jardines del salón. No nos hizo falta más tiempo para conocernos para poder saber que estábamos hechos el uno para el otro.

No nos opusimos al compromiso que arreglaron nuestras familias y seis meses más tarde, el 18 de febrero, nos casamos.

PD: Le mandaré con Adam algunas recetas de remedios caseros que utilizamos en casa para cuando nos resfriamos.

 

Siempre tuyo

                                                                                               Harry Feumansel

Algunas risas salieron de su boca, acompañadas de sonrisas por algunas frases o párrafos de la carta. Cuando su trasero comenzó a dolerle, se levantó del suelo y se estiró, luego arrastró los pies hacia la cama y se dejó caer de espaldas. Sus labios fueron cubiertos por el borde de la hoja.

—No eres tan pedante como creía. Eres un buen chico, incluso eres estúpido, pero eso te vuelve gracioso, ¿ah? Dime… ¿cómo es que Hamilton pudo haber escrito eso? Es tan absurdo. Supongo que venimos de mundos diferentes; no, de verdad venimos de mundos diferentes. ¿Y eso qué tiene de importante? No somos amigos o tan siquiera colegas. ¿Por qué darle demasiada importancia a la conversación y no al trabajo? ¡Vamos, Dante! Estás haciendo esto por dinero y porque adoras escribir este tipo de cosas, no viniste a hacer amistades y estás retrasándote con lo que te ordenaron. De todas maneras, este sujeto no sabe expresar lo que siente. ¿Todos los ricos tendrán ese problema?

***

A la mañana siguiente, el poeta espero frente a la entrada de la compañía para hacerle entrega de su respuesta al secretario. El frío estaba tan vivaz que sus mejillas lo reflejaban. Trataba de mantenerse caliente bebiendo de vez en cuando el chocolate caliente que se llevó en un termo rojo.

Si hablamos de Adam, él venía caminando apresurado desde la esquina, haciendo el intento de acomodarse el cabello y la corbata, de sostener correctamente el maletín y ajustarse el cinturón. Estaba hecho un desastre. Al ser frenado por Dante detuvo todas sus actividades.

—¿Se te hace tarde?

—Llego tarde si quiero llegar temprano. Buen día, señor Roller.

Dante extendió la carta hacia el contrario y aprovechando que estaba ocupado guardándola, le ayudó a acomodar su corbata. Adam se avergonzó por su desordenada apariencia, sobre todo por haber recibido ayuda que no pidió.

—Puedo hacerlo por mi cuenta.

—Es mi forma de agradecer la oportunidad de trabajo que me conseguiste.

—Si quieres agradecerme podrías invitarme a comer en mi día libre.

Dante llevó su mano hacia su pecho e inclinó ligeramente su cuerpo hacia adelante.

—¿Tienes días libres? ¡Bien! Avísame cuando puedas.




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