Mi querido, Harry

Ser alguien especial

Como si se tratase de un animal raro exhibido en un zoológico, Eleanor siguió con la mirada al secretario mientras venía de vuelta. Le hizo meterse nuevamente a la piscina para que le entregara la limonada.

—¿Le pusiste algo de alcohol?

—No mucho.

—Perfecto.

Para ser honestos la bebida lucía estética y antes de que volviera con ella, la modelo tenía antojo de beber dicha limonada, pero solo fue un momento; ahora que la tenía en sus manos y podía contemplar la belleza del vaso empañado por los hielos y el calor de afuera, poco antojo tenía, casi nada. Bebió algunos sorbos del popote y el sabor contrastaba con lo que veía, sin embargo, seguía sintiendo esa extrañeza que acompañaba al escaso antojo.

Se planteó a sí misma que en algunas ocasiones cuando tienes algo que tanto deseas, el deseo se esfuma cuando ya está esa cosa en tus manos. Tal vez pasaría lo mismo si lograra acercarse de otra forma al secretario y se perdería esa chispa, esa razón que la hacía enloquecer y que tanto le gustaba de ese hombre.

Pasaron a hablar de la nada acerca de Harry, sobre lo que pensaban de él y el tipo de persona que creían que era antes de conocerlo, sin embargo, la única que opinó sobre lo último fue Eleanor, ya que prácticamente a Adam nunca se le cruzó por la mente tener una primera impresión de alguien con quien siempre vivió. La modelo dijo que creyó que era una persona como la que describían los medios, las entrevistas superficiales que salían en las revistas y que hablaban sobre su crecimiento empresarial que, con frecuencia retrataban a Harry como un hombre reservado, serio y seguro de sí mismo un 110%, alguien que vive del trabajo para tener a su familia gozando de lo mejor, pero que, de todas maneras, no los apartaba de su vida y procuraba pasar tiempo con ellos. Alguien independiente, un buen amante que complace los caprichos de su mujer.

Adam esbozó una risita después de escuchar ese pensamiento que tuvo alguna vez la modelo sobre su esposo.

—Supongo que eso fue lo que la enamoró. La primera impresión…

—Sí, fue la primera impresión. Me hizo olvidar esa gran brecha de edad que nos llevábamos. Fue como si los dos tuviéramos 25 años cuando mantenía parte de esa imagen.

—El señor Feumansel hace lo posible por mantener satisfecho a su padre y que los medios no le molesten tanto con su verdadera vida personal, así que es normal que haya creído eso de él después del todo. No la culpo. De todas formas… usted está enamorada de su verdadero ser, ¿no es así?

Eleanor suspiró y bebió de la limonada como respuesta. Adam quedó atónito.

—¿Eso quiere decir que…? Señorita Feumansel, no puedo creer tal cosa. El señor Feumansel tiene tanto que dar de su verdadera persona que a cualquiera deja maravillado y no lo digo solo por su atractiva apariencia, no, sino también sobre su forma de pensar. ¿Acaso nunca tuvieron conversaciones profundas? Porque yo recuerdo que las tenían. Él siempre fue dedicado a usted, tal vez no tanto como hubiera deseado, pero es un buen hombre con una maravillosa personalidad. Cualquier mujer desearía salir con él y no hablar de su inteligencia, que…

—Ya entendí, no dije que no lo amara, es solo que mi forma de amar a ese hombre ha cambiado. Cuando el amor no se acaba, se transforma, cariño.

—Entiendo…

—Sé que Harry es un hombre maravilloso. Pude sentir esa conexión en su verdadera persona por un corto periodo y no más. Creo que él también pasó por lo mismo que yo.

Adam no respondió nada al respecto y hundió su cuerpo a la altura de sus labios. Estaba decepcionado y a la vez feliz por lo que escucho, sin embargo, le causaba cierto cosquilleo pesar en Dante tan de pronto. Su corazón estaba confundido.

—Dejemos de hablar de mí. ¿Qué hay de tu relación con la señorita Roller?

Adam lo pensó por un par de segundos. Una noche antes el poeta lo había contactado en un breve mensaje en el que le dijo que le diría la verdad a Harry y no se echaría atrás. Sería un problema que fuera el único que siguiera con la mentira después del todo.

—No estamos saliendo.

—¿Terminaron? ¿Eso por qué?

Era indiscutible decir que lo correcto era decirle las cosas tal cual, no obstante, Adam se planteó dos espontáneas escenas de lo que posiblemente podría pasar; en la primera escena le decía a Eleanor la verdad, explicándole todo a detalle y de alguna u otra forma, ella se enteraría de los sentimientos que tenía por el director de la empresa, cosa que lo metería en problemas. Quién sabe si ella se sentiría cómoda sabiendo sobre ello, porque podría contarle todo a Harry y que como consecuencia lo despidieran, su vida se iría por el caño y lo demás sería una trágica historia. El segundo escenario fue una piadosa mentira en donde le decía que no se comprendían demasiado o que cada uno les daba prioridad a sus propias cosas, que por esa misma razón decidieron terminar.

Mentir no sonaba nada mal, así que le explicó lo segundo. Eleanor lo entendió y se lo tragó por completo, incluso le dio una plática extensa sobre lo que una mujer busca en un hombre y claro, todo fue una gran indirecta —que parecía más una directa— para Adam y que por supuesto no entendió o tan siquiera se le cruzó por la cabeza que hablara de él, esto frustró a la modelo.




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