Mi querido, Harry

Me cuestioné si esto es lo que queríamos en verdad

Fue un mes el que llevaron ese tipo de vida. Adam consiguió un trabajo de medio tiempo en el restaurante de comida rápida en el que conoció a Dante —y que gracias a él lo pudo conseguir— mientras que Dante consiguió una plaza segura de tiempo completo en el Call Center de la Línea de Crisis y Acceso de New York. Las discusiones que uno tiene normalmente con su roomie como, por ejemplo, por dejar su ropa en lugares erróneos, tapar el baño o comerse lo que uno guardó en el refrigerador para un momento especial, fue un problema que nunca se presentó con ellos. Sí, puede que firmaran un contrato imaginario en donde Dante exigía que tareas haría su amigo y cuales haría él, sin embargo, el contrato fue roto por el secretario casi de inmediato; se encargaba de todo desde mucho antes de que Adam volviera a casa del trabajo.

No solo se preocuparon por mantenerse y sobrevivir ese lapso de tiempo. Casi todas las noches planeaban cómo reconciliarse con Harry o por lo menos dejar las cosas en buenos términos entre ellos, hacían cálculos, escenas imaginarias y estrategias como si formaran parte del ejército, eran unos exagerados que regulares veces eran ayudados por Harriet o sus fantasías eran frenadas por ella.

Hubieran esperado más tiempo según Harriet, no obstante, su impaciencia los condujo a reencontrarse con él en el aniversario de la empresa, el 29 de junio, su plan estaba así escrito:

PLAN PARA RECUPERAR A HARRY FEUMANSEL

  1. Llegar a la fiesta cerca de las 21:00 cuando hay más invitados que trabajadores en el salón de fiestas en donde se festejará.
  2. A falta de invitación, la credencial de Adam sería como un sustituto de ella. Dante se haría pasar por su pareja para entrar sin problemas.
  3. Buscar a Harry entre la multitud. Su bella sonrisa y sus hermosas y pocas canas harían ruido entre la multitud, así que no sería problema alguno encontrarlo.
  4. Uno de los dos debía disculparse con él, sin olvidarse de Eleanor. Lo correcto sería que Dante fuera a hablar con Harry y Adam con su esposa.
  5. Dar todo para que fueran perdonados.

El plan se puso en marcha de una vez por todas. Dante estuvo a nada de travestirse otra vez para recuperar a Harry, sin embargo, Harriet lo reprendió tan fuerte que buscó su traje de graduación en su armario y se lo puso. Adam apoyó la idea de que se travistiera y Harriet volvió a levantar la voz haciéndole ver que no tenía nada de malo que fuera homosexual y que llevara vestido a Dante como un chico.

A falta de auto, tomaron el transporte público rumbo al salón de fiestas. ¿Qué cómo sabía el lugar en donde se realizaría? Fácil; como era de esperarse, Adam organizó absolutamente todo con un año de anticipación y era imposible que su jefe renunciara a ese plan por el tiempo que restaba desde aquella discusión y la fiesta. El paso dos estaba en proceso.

—buenas noches —exclamó el hombre que trabajaba como portero en el salón de fiestas—. Invitación.

Adam fingió buscar su invitación y sacó su gafete.

—La olvidamos en casa… ¿sirve este gafete? Soy empleado de la empresa, puede ver el logotipo ahí y también está en los adornos de la fiesta.

—¿Y cómo sé que es verdadera?

—Lleva su código de barras ahí y si observa por allá —Se entrometió Dante y señaló el puesto de Adam— está escrito su puesto. Es el secretario del anfitrión de la fiesta.

El trabajador abrió más los ojos y asintió con la cabeza, convencido de lo que veía.

—Pasen, pasen.

Ambos entraron y se sonrieron victoriosos. Chocaron sus palmas como si estuvieran jugando a los relevos y se separaron cada uno en busca de la persona con la que hablarían. Entre toda la multitud Dante buscó a Harry, creyó que lo encontraría en la mesa que estaba apartada especialmente para él, pero las personas que estaban sentadas ahí eran su padre (el SEO de la empresa) junto a su madre y Eleanor junto a sus padres; la modelo se levantó y pasó de largo la existencia del poeta.

Se le ocurrió buscar en el jardín del salón de fiestas y se escabulló hasta allá. En efecto, el hombre a quien tanto buscaba estaba parado frente a la estatua de un hombre, conversando como si fuera una persona real. Dante estaba a nada de arrepentirse, darse la media vuelta y no volver jamás a ver a ninguno de las personas que se involucraron en su vida con lo del poema. Una voz de su cabeza, una voz que sonaba demasiado similar a la de su padre habló, le dijo “Hazlo. Más vale unas disculpas honestas que vivir con esa espina atorada toda la vida”, algo que solía decirle a su hermana bastante seguido.

Dante inhaló profundamente, cerró sus puños y con una temblorosa voz, se dirigió hacia Harry a sus espaldas:

—Harry Feumansel.

Harry detuvo de golpe la conversación que tenía con la estatua y volteó hacia atrás. Su cara se volvió pálida y saludó nervioso moviendo su mano de un lado a otro.

—Sé que parece increíble verme aquí metido considerando que es una fiesta privada y que necesitaba invitación, también que es absurdo que me presente un mes después de lo ocurrido después de que me dijeras que no querías verme por un tiempo, pero de verdad, de verdad… de verdad quiero hablar contigo sobre lo que pasó.




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