Bien,me presento. Me llamo Elle, vivo en California. Digamos que nunca fui una loca enamorada. Siempre distante a eso que denominan amor. Aún así siempre he querido llevar al límite mi vida. Esa locura exquisita que pasa de poco en poco.
Voy a empezar la universidad en unos días.Voy a estudiar la carrera de criminología y estoy muy entusiasmada.
De repente suena el teléfono,un horror un sábado por la mañana. Me dispongo a salir de la cama y respondo medio dormida- ¿Si?- Al otro lado suena una voz muy familiar. Abby, Mi mejor amiga desde preescolar.
-Ya es hora de levantar,Elle, son las 12 de la mañana y tenemos que ir a mirar tiendas para encontrar algún vestido para celebrar tu cumple esta noche ¡VAMOS! -grita tanto esto último que tengo que alejar el teléfono un poco de la oreja. Y si, hoy es mi cumpleaños, los dulces dieciocho.
-Si, dame una hora, y ya de paso podemos comer en el centro comercial. Respondo un poco más animada.
-Vale, me parece perfecto, en una hora en la parada de siempre. Adiós bombón.
-Adios, tonta.
Me miro al espejo, menuda cara de recien levantada gasto hoy.
Me quito la ropa interior, y me meto a la ducha. Y como siempre sucede, me demoro mas de lo esperado. Me encanta la sensación del agua caer sobre mi piel. Ni caliente, ni fría, templada. Cuando salgo de la ducha, me pongo frente al armario y elijo unos pitillos, un top y por encima mi preferida chaqueta militar, con unas converse negras. No habrá persona en el mundo que le guste tanto lo militar.Me dejo el pelo suelto. Le tengo ondulado y bastante negro.Me maquillo suave y miro la hora.¡Mierda las 13:17! Ya llego tarde. Cojo dinero, llaves y móvil, y salgo corriendo. Y allí esta, la perfecta y loca Abby apoyada en la parada con sus pitillos super ajustados y una camiseta escotada.
Ya era hora-Me responde secamente.
La ducha, que es mi debilidad- río levemente y me suelta un abrazo inesperadamente.
¡Feliz cumpleaños mi Elle!-sonríe ampliamente y me provoca a mi otra sonrisa.
Llega el bus y montamos en los últimos asientos. Tras una larga charla hasta el centro comercial sobre que nos podriamos poner, llegamos.
Aquí, Aquí -Grita Abby
Me acerco a ver un vestido, del cual Abby se ha enamorado. Es color verde, no demasiado corto y de tirantes, con su escote claro. Que haría Abby sin escote. -Se me escapa una risa y Abby se me queda mirando con una mueca- ¿No te gusta? -Me dice.
-Me encanta, tía, te quedará genial.¡Vete a probartelo, corre!-la respondo con entusiasmo
Abby sale del vestuario, y me quedo más que impresionada. Tiene un cuerpazo.
-¿Qué tal me queda?-Me dice nerviosa
-Estás estupenda, ligas si o si.-río y seguidamente ella ríe conmigo.
Salimos de la tienda, Abby con su vestido, y yo todavía sin ver algo que me llame. Caminamos por los pasillos del centro, comentando los tíos buenos que vemos. No hace falta decir que las dos estamos más que solteras y bastante felices.
Paramos a comer en una pizzeria, la cual nos encanta. Cada vez que venimos, comemos aquí. Son geniales las pizzas. Mi favorita sin duda la carbonara. Cuando acabamos de comer me paro frente a un escaparate. Un vestido precioso me acaba de enamorar. Abby se queda a mi lado observando mi cara de espectación. Entramos corriendo. Es un vestido azul celeste con una media manga, posiblemente me quede bastante corto pero no voy a poder resistirme.
***
Abro la puerta de mi casa, y allí esta mamá con una sonrisa.
¿Qué tal las compras?-Me dice quitándose las gafas de ver y me mira con una dulce sonrisa.
Genial, he comprado un vestido FAN-TÁS-TI-CO-la digo entusiasmada. Mi madre solo asiente sonriendo y vuelve con su trabajo. Mi madre es periodista y casi no nos vemos porque se pasa el día viajando. Básicamente vivo sola, ya que mi padre decidió irse con otra mujer y dejarnos.
***
Ya estoy casi lista, me termino de hacer unos retoque al maquillaje y me remuevo el pelo. El vestido me tiene enamorada. Me hace lucir curvas que no sabía ni que tenía, aunque tampoco estoy acostumbrada a ir con vestidos muy ajustados. Soy bastante delgada y a veces tan ajustada no me veo bien por lo que siempre intento llevar algo más ancho. Pero siempre hay una excepción.
Suena el timbre. Seguro que es Abby, así que corro escaleras abajo para abrirla y allí está sonriente.
-Por lo visto si has sido puntual esta vez-me mira de arriba a abajo y su boca hace un wow. Sonrío por su expresión tan exagerada y cojo mi bolso dispuesta a salir.
Nos agarramos del brazo y ahora si empieza mi cumpleaños.
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Esta historia la escribí hace unos años, me gustaba bastante pero nunca la pude terminar. He decidido retomarla y editar algunas cosas. Espero que les guste y gracias a quien la de una oportunidad.
❤️❤️❤️