Mi querido Robin Hood

Mi amigo

Todo está tan tranquilo y callado...

¡Riiiiiiiiiin! - Suena el despertador.
Agh... ¿Ya es de día? Ay no...
Me levanto prácticamente arrastrándome y me siento en el borde de la cama.
<<¿Por qué mi madre no me despertó?>>
Me pongo de pie y camino hacia la escalera.
- ¡Mamá! - Grito bien alto, aunque nadie contesta. - ¡Mamá! - Insisto, sin embargo no hay respuesta.
Parece que no está en casa, ¿se fué a trabajar?
Voy al baño y cumplo las tareas higiénicas diarias, me visto y bajo al primer piso.
Mamá no está en casa, como pensé. Busco el desayuno en el refri pero no está ahi, ni ahí ni en ninguna parte. ¿Ahora que como?
Seguro que ella me dejó alguna nota por algún lado. Voy buscarla.


CINCO MINUTOS DESPUÉS

Esta madre mía ¡por dios!, ni siquiera contesta el teléfono. ¿Dónde está? No me ha despertado, ni dejado desayuno, ni una nota. ¿Y ahora que hago?
Voy a la cocina y abro las puertecitas de la encimera buscando que comer.
- Genial, sólo hay cereal. - Digo poniendo los ojos en blanco.

Me siento a la mesa y me sirvo un tazón con leche y media caja de cereal. Tengo hambre. 
Mientras me termino mi "desayuno" reviso mi perfil de Instagram. No hay nada nuevo, solo vídeos de cachorros haciendo trucos. ¡Son taaan lindos!

- ¡Oh no! ¡Las siete y media! ¡Voy a llegar tarde! — Grito al ver mi reloj.
Recojo mis cosas rápidamente y las hecho desordenadamente en mi mochila. Me la coloco en la espalda y dejando todo como está salgo corriendo por el pasillo.
Cuando voy llegando a la puerta, retrocedo unos pasos y me miro al espejo que hay a la entrada.
- ¡Estoy horrible! - Aún no me he peinado, mi pelo es un desastre. - ¡¿Por qué todo me pasa a mi?! ¡Agh!

Tomo una liguita que hay en el gabetero frente al espejo, salgo por la puerta y comienzo a correr como si no hubiera un mañana.
- ¡Mierda, mierda, mierda! - Me es un poco difícil, pero a la ves que corro me intento hacer una coleta.
- Aún tengo quince minutos ¡Puedo hacerlo!
Voy chocando con las personas que caminan por la acera y le pido disculpas a todos. 
- ¡Diez minutos! - Digo mirando nuevamente mi reloj. Por suerte ya he llegado a la escuela. Entro y subo las escaleras, una tras otra. - ¡Cinco minutos! - Atraviezo el pasillo, aunque caminando a paso rápido porque no está permitido correr.
- ¡Ah, que suerte! Ya estoy aquí. - Digo empujando la puerta para entrar a clase. - Tres minutos, justo a tiempo.
Cuando atravieso la puerta, todos estaban sentados conversando y riéndose, hasta que por un momento todos se me quedan mirando.
- Que vergüenza. - Musito y me tapo la cara mientras camino a mi sitio.
Cuando llego, me siento y coloco la mochila sobre la mesa.
- ¿Has venido corriendo? - Pregunta una voz a mis espaldas. 
Me volteo y me encuentro con Alex, el chico nuevo y mi amigo, creo.
- Sii, no quería llegar tarde. - Miro alrededor. - Ya son las ocho en punto, ¿dónde está la profesora de inglés? Ella nunca llega tarde.

- La directora nos dijo que ella no vendrá hoy, fue al hospital.
- ¡¿Qué?! - Grito.
No puedo creerlo, he venido corriendo hasta aquí por nada. ¡Puff!
- Bonito peinado. - Dice Alex tratando de ocultar una sonrisa.
Frunso el ceño y saco mi teléfono de la mochila.
- ¡Ahhhhh! - Estoy despeinada, muy despeinada y mi cara está sudorosa.
Me deshago la coleta y comienzo a hacerme un nuevo peinado, una trenza de lado. - Mucho mejor.
Alex suelta una pequeña risita.
- Veo que hoy pudiste encontrar el aula sin ningún problema.
- Si, la encontré. - Se levanta de su asiento y se sienta a mi lado.
Puedo ver como las chicas de la mesa de la esquina comienzan a mirarnos y a reírse.
- ¿Por qué no vas y las saludas? - Pregunta Alex al ver que las miro fijamente. 
- Ellas no son mis amigas. - Le contesto.
- ¿Por qué no?
- Porque no les caigo bien. De echo a nadie de esta clase le caigo bien. A veces siento que no encajo.
- No lo entiendo. Tú eres muy simpática y graciosa. Sobre todo graciosa, ¿por qué no querrían ser tus amigos? - Dice dedicándome una linda sonrisa y yo se la devuelvo.

*Mi teléfono vibra en mi mano. Es una notificación*

- Oh, tengo un mensaje. Es Natalia, mi hermana. Dame unos minutos para contestar.
- Vale.
 

Conversación en el teléfono: 

 

- Hola hermanita, ¿qué tal va todo? ¿cómo está mamá?

- Hola Natalia, todo va estupendamente y mamá está bien también, en el trabajo, como siempre. Nunca tiene tiempo, es una lástima. ¿No tienes clases?

- Las tengo, pero me he saltado esta clase. Quería hablar contigo, llevo tres días sin saber nada de ti y mamá.

- Estudia mucho, recuerda que mamá trabaja para pagarnos las clases. Tienes suerte de estudiar en Estados Unidos.

- Lo sé. Ya debo irme. Me están esperando unos amigos. Debo estudiar. Te quiero😘😘😘


Me quedo pensando por un momento y miro a Alex.
- ¿Sabes que? Dame tu número. - Le digo.
Se me queda mirando y mueve los ojos a ambos lados, algo misterioso.
- ¿Qué tal si me das tu número? ya te escribiré yo.
Frunso el ceño, es algo raro. Pero cedo.
- Vale. - Saco un boli de la mochila y apunto mi número en su mano.
El me mira con cara de risa.
- ¿Qué? No tengo papel. - Digo riéndome. 

Todos en el aula conversaban y se reían fuertemente hasta hace unos segundos que quedó todo en silencio absoluto y yo sabia por qué.
Derek, el chico más popular de la escuela entra al aula y se sienta en su sitio sin decir una palabra. Llevaba una semana faltando a clases, nadie sabe el por qué.
La verdad el me atrae y no sólo a mi, es muy lindo. Pelo negro, ojos azules, su sonrisa es perfecta. Además el no es el típico bad boy, no lleva tatuajes ni pirsings y no es de los que se pelean con las personas. A veces me pregunto por qué ed tan popular. Supongo que porque es el chico más lindo de la escuela. Es un poco raro...



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En el texto hay: amor, ladron, doblevida

Editado: 24.08.2020

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