Mi querido Robin Hood

SOS, ¡me han robado el corazón!

- Despierta Emma. - Escucho la dulce voz de mi madre quien me llama.
- No, no quiero. - Digo apenas dormida.
- Anda.
Puedo sentir como el sol acaricia mi rostro, es cálido, aunque la luz me molesta.
- Mira lo que te he traído. - Dice.

Al fin me levanto, me siento en la cama y mi madre coloca en mi regazo una bandeja con el desayuno en ella.
- ¿Estás tratando de sobornarme? - Digo con es ceño fruncido.
Mi madre me lanza una mirada complaciente y las dos comenzamos a reír.
- Baja cuando termines.
- Lo haré.

Cuando termino mi desayuno, me aseo y bajo como me lo ha ordenado mi mamá.

- ¿Quieres café? - Me pregunta sirviéndose una taza.
- Sabes que no me gusta. - Me siento en el sillón y miro la hora, es temprano. 
Mi mamá enciende la radio y se va a la cocina.
La sala está en silencio. Sólo se escucha la locutora de radio dando las últimas noticias. Al parecer, últimamente se habla mucho acerca de aquel ladrón.

Locutora: - Aún no tenemos idea de quien pueda ser este misterioso ladrón de guante blanco. Las personas han comenzado a alarmarse y le exigen a la policía la captura de este criminal.
A continuación un reportaje hecho por Carlos Páez de nuestro equipo de producción a el Sr Sergio Velázquez, de Empresas Velázquez:

- Sr Velázquez: No le tengo miedo a ese ladronzuelo, tarde o temprano acabará tras las rejas. Tengo en mi casa un sistema de alarmas que no será capáz de traspasar, o al menos con vida, jajajaja.
- Entrevistador: Eso quiere decir que ya usted se ha estado preparando. ¿Por qué piensa que el ladrón querría robarle?
- Sr Velázquez: Soy muy rico.
- Entrevistador: Hasta ahora, este criminal sólo le ha robado a personas que han estado en negocios fraudulentos, ¿es usted una de esas?
- Sr Velázquez: ¡¿Me estás acusando, muchacho?! Ten cuidado, tengo mucho dinero, podrías acabar en la misma celda que ese maldito ladrón.

Desconocido¿?

Apago la TV y le lanzo a la pantalla una sonrisa de medio lado.

Tengo en mi casa un sistema de alarmas que no será capáz de traspasar, o al menos con vida.

- ¿Acaso es eso un reto Sr Velázquez? - Me siento frente a mi laptop y busco su perfil. - Mmmm, tiene usted un currículum impecable...

¡¿Me estás acusando muchacho?! Ten cuidado, tengo mucho dinero, podrías acabar en la misma celda que ese maldito ladrón.

- Sería una lástima que alguien se lo manchara, revelando su doble cara. Debería tener más cuidado, podría ser usted quién termine en la cárcel y no yo.

Me levanto y camino hacia la ventana dirigiendo mi mirada a cierto punto.

Resoplo. - Que pésima memoria. - Digo y cierro las cortinas con molestia para volver a mi cama.

Emma

- Pobre William, debe de estar cansado de todo esto. - Dice mi madre con cara de lástima. 
- Ojalá lo atrapen pronto. - Tomo mi mochila y beso a mi madre en la mejilla. - Nos vemos luego. Adiós.

Voy caminando por la acera, tratando de esquivar a los que vienen en sentido contrario. Todos están tan apurados por llegar al trabajo a tiempo.

Enciendo mi teléfono y comienzo a revisar mi perfil. Nada nuevo.
Estoy tan centrada en el, que no me he fijado y he chocado con alguien mientras doblaba la esquina.

- Lo siento... - Respondo frotándome la naríz. Cuando levanto la vista, veo a Derek, está parado frente a mi, con la mochila al hombro y una mano en el bolsillo de su pantalón.
- Ey fíjate por donde vas. - Dice en un tono de voz juguetón.
- Lo siento. - Repito.
Me quedo pensando un momento y lo miro extrañada.
De su bolsillo resalta un pedazo del periódico en donde se puede ver escrito algo de "Míster X"
El nota lo que estoy mirando y esconde mejor el papel.
- Estaba aburrido y quise leer periódico. - Dice rápidamente.
Asiento con el ceño fruncido y paso a su lado lentamente siguiendo el camino a la escuela.

El tiempo pasa rápidamente y antes de notarlo, llega la hora de almorzar. Alex y yo bajamos al jardín, nos sentamos a la sombra de un árbol y comenzamos a hablar. Tenemos muchas más cosas en común de las que pensaba. El es tan gracioso, me hace reír y eso es una de las cosas que más me gustan de el.
Diría que es mi mejor amigo, si tuviera algún otro. Es extraño, no llevo mucho tiempo de conocerlo y siento que ya lo quiero, me hace sentir bien.

- ¿Qué te parece si vamos a tomar algo hoy? - Le pregunto después de estar un tiempo en silencio.
- Me gustaría, pero hoy no puedo, debo... alimentar a mi perro.
- Jajajaja, ¡Oh, vamos! ¿alimentar a tu perro? ¡Por favor! Invéntate una mejor escusa.
- Vale, te diré la verdad. - Se inclina hacia mi con una mano pegada a su boca. - Soy Batman. - Susurra y comienzo a reírme como una boba.
- Iré. - Dice. 
- ¿Cómo?
- Vayamos y tomemos algo.
- Genial. - Le sonrío.

Recojemos nuestras cosas y volvemos a clase, esas clases aburridas que no acaban nunca, pero al fin terminaron. Todos los días son iguales: Despierto, escuela, comida, duermo, despierto, escuela, comida, duermo... ¡agh! ¿Es que mi vida será así siempre?

- Emma.- Alex me saca de mis pensamientos. - ¿Puedo acompañarte a casa?
Lo miro con el ceño fruncido y tomo mi mochila. - Claro.
- Muy bien. - Sonríe y comienza a caminar a mi lado mientras yo bajo las escaleras y salgo a la calle.

- Así que... - Comienzo a hablar después de caminar media cuadra. - ¿A las ocho?
Parece que no me ha oido, tiene la mirada perdida. A veces me pregunto que pasa por su cabeza.
- Alex. - Le llamo.
- ¿Si?, ¿eh?
- ¿En que piensas? Estás muy callado, ni siquera me has oído.
- Perdona, sólo que estaba concentrado en el camino.
Asiento y continuamos caminando en silencio.

Al llegar a mi casa, me detengo frente a la puerta y me volteo.

- Gracias por traerme hasta aquí. - Me inclino y le beso la mejilla. Puedo notar un ligero tono de rojo en su rostro. - Debo entrar ya. - Digo señalando la puerta con mi pulgar. - A las ocho, en el bar de aquí a la vuelta.
Me giro, abro la puerta y entro en casa. Al parecer mi madre no ha llegado.
Subo a mi cuarto y dejo las cosas encima de la cama.
Un aire frío entra por la ventana y me cruzo de brazos para mantenerme calentita. Me acerco a esta y cuando estoy a punto de cerrarla veo que Alex aún sigue allí abajo.
Salgo al balcón y me le quedo mirando.
Está parado frente a mi puerta, mirando a todos lados. De repente levanta la vista y me ve. Se me queda mirando a los ojos y me da un escalofríos por todo el cuerpo.
No se mueve, solo me mira atentamente, con las manos en los bolsillos de su chaqueta.
Creo que hemos estado así por más de cinco minutos, hasta que yo hablo.
- ¿Por qué... ¿Por qué sigues ahí?

Se toma su tiempo para responderme. - Me he perdido. - Dice y me sonríe. 
Mi corazón comienza a acelerance.
- Sólo tienes que seguir recto, calle arriba y doblar en la próxima esquina para llegar a una cafetería.  Aún no se donde vives así que no puedo decirte como regresar con exactitud.
- Vale, gracias. - Ya le he dicho como regresar, ¿por qué no se va? Sigue donde mismo, mirándome.
- ¿Qué? - Le pregunto.
Sonríe y me responde - Nada. - Se gira a un lado y comienza a caminar. Le sigo con la mirada hasta que desaparece al doblar la esquina. 

¿Qué le pasa?

Me siento sobre mi cama y comienzo a sacar mis libros. En el fondo de la mochila había una bolsa con un sándwich dentro, el sándwich que le compré a Alex, ya que me dijo por la mañana que no había desayunado. No pude dárselo ya que cuando estuve a punto de hacerlo, una chica se le acercó y le ofreció una botella de refresco, así que decidí guardarlo, aunque no se porque lo hice.
Un tanto enojada, lo hecho en el bote de la basura y entro al baño a darme una ducha.

Al terminar, me envuelvo en una toalla y salgo. Miro mi reloj y me percato que ya son las seis y media. Asi que abro mi closet y tiro a la cama toda mi ropa, y no es que tenga mucha.

DIEZ MIL AÑOS DESPUÉS...

¡Mierda! ¡¿Qué me pongoo?! No lo tengo claro. Estoy por decidir si ponerme mi vestido negro o el violeta oscuro. El violeta me resalta las curvas... Pero no quiero que Alex piense que quiero que me note, sólo es un encuentro entre amigos. Por otra parte el negro es muy bonito, pero me queda un tanto corto, pensaría que soy una p*ta y no, no gracias. ¡Agh! ¡¿Por qué me importa tanto?!
Me lanzo a la cama mirando al techo y entonces recuerdo.
- ¡El vestido rosa de mamá!
Mi madre y yo usamos la misma talla de ropa, nunca tomo nada suyo pero esta vez haré una excepción. Ella viste muy cool.
Bajo a hurtadillas tipo "Pantera Rosa" hasta su cuarto. Soy consciente que ella no está pero soy medio payasa, para tener dieciséis años. Supongo que mi alma de niña aún está activa.
Tomo el vestido de su armario y me le quedo mirando. Es precioso.
Después de vestirme y retocar mi maquillaje tomo mi teléfono y mi bolso.
Le mando un mensaje a mi madre diciéndole que saldré y rezo porque no lo lea para que no pueda decirme que no jejeje, sé que es un poco contradictorio pero si le mando el mensaje y no lo lee no puede culparme.
Salgo a la calle y comienzo a caminar hasta el bar. Puedo entrar fácilmente en el porque no necesariamente tengo que ser mayor de edad, ahí no sirven alcohol.
Cuando llego me siento en una mesa que hay en la esquina y espero a que llegue Alex. Al parecer no soy la única que llega tarde, ya son más de las 8:15 pm.

...

Seis refrescos de soda, seis. Y he hecho una pausa de quince minutos entre cada uno. El aún no ha llegado. Le he mandado más de tres mensajes y ocho llamadas perdidas y nada. ¡¿Dónde carajos está?! Me dijo que vendría, me lo dijo.
Puede que no se haya dado cuenta de la hora... Voy a esperarlo sólo cinco minutos más, si, eso, lo esperaré un poco más. El llegará, estoy segura.

...



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En el texto hay: amor, ladron, doblevida

Editado: 24.08.2020

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