Después de una tarde llena de mocos y llantos, y de ya haber terminado con la decoración que faltaba.
Fuimos a arreglarnos para esta noche buena llena de muchas sorpresas al parecer y buenos deseos.
-eso mami estas bien buena- piropee a mariana poniendo voz de macho.
-jajajja, gracias yo sé que estoy bien buena- dijo coqueta.
-jajaja, en tus sueños chica más buena estoy yo- le dije caminando por toda mi habitación coquetamente.
-jajjaa, si somos gafas, las dos estamos hermosas- dijo riéndose.
-cierto- le di la razón.
-¿qué te parece si bajamos?- pregunto.
-ok, bajemos.
Antes de salir de mi cuarto apague las luces, y las dos bajamos las escaleras como auténticas divas que somos.
-niñas que bueno que ya bajaron- dijo mi mama.
-díganos para que somos buenas señora- dijo mariana.
-ya está aquí su sorpresa- dijo- solo tienen que taparse los ojos con esto- nos pasó dos pañuelos.
-ok, me estoy empezando a emocionar- dije riendo nerviosamente.
-yo también, ya hasta me están sudando las manos- se secó las palma de las manos con su vestido.
-ya no hablen tanto y tápense los ojos- nos regañó con una sonrisa mi mama.
Sin más que decir y con los nervios de punta, decidimos taparnos los ojos, claro que con un poco de ayuda de parte de mi mama.
-ok, síganme.
Nos agarró a cada una por la mano y nos fue guiando hacia nuestra sorpresa.
-listo ya estamos aquí- dijo, deteniéndose de golpe.
-ya podemos ver- dijo impaciente mariana.
-si ya pueden ver- dijo mama.
-ok aquí vamos- dije destapándome los ojos.
-DIOS NO LO PUEDO CREER- grito mariana súper feliz.
En ese momento sentía que mi corazón se me iba a salir por la boca de mí no salía ningún sonido estaba totalmente paralizada.