Mi Reina Anne

I CAPITULO

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Como un día nublado, tenía que ir a la escuela. No sabía si ir o quedarme, aunque bien pienso que allá me distraeré de todo lo absurdo que está pasando… Creería que, mientras pasan los días, nada cambia; es como si lo que me pasa fuese ayer. Me duele demasiado el pecho, siento un inmenso dolor que no aguanto más…

La muerte de mis padres es cada vez más dolorosa, a pesar de los casi 10 años que han pasado. Siento como si me desvaneciera y no volviese a ser nadie, pero, a pesar de no tener peores situaciones, no soy débil. Tengo un carácter muy fuerte y sé que me exijo mucho, pero también desconfío y soy muy sensata cuando las personas, con sus mentiras, quieren hacerme caer en su trampa, aunque los he hecho pagar con la misma moneda. Seré una princesa respetada luego de mis 2 años de haberme proclamado como una, ya que estaba en preparación en una escuela especial del reino y de nuestro mundo. Me enviaron a estudiar al mundo humano, donde tengo que experimentar conocimientos, tanto para mejorar mi educación como para llegar a ser una gran reina como mi “madre”.

Se supone que ella rompió una regla; ahora todos creen que, por ser su hija, seré igual, aunque ni siquiera recuerdo algo de ella. A veces el mal puede sacar algo bueno de todo en donde te encuentras tú misma.

Y si bien pienso, puedo salir adelante con mi hermano, ya que somos muy unidos, pero sé que tenemos problemas buscando al culpable de todo esto. A decir verdad, la muerte de mi padre, como la de mi madre, fue por una guerra desatada por mi madre. Más bien, la reina fue quien tuvo una alianza con los demonios. Ahora se podría decir qué especie soy. Si bien lo pienso, ella quería que fuésemos “amigos”, me suena a sarcasmo. Ahora me parece entender, sí: sin importar qué, fingió ser una de nosotros, o es decir, una del reino, una “bruja”… Fue una ilusión, algo irrelevante que nadie supo cómo o por qué lo hizo de esa manera. Papá no se dio cuenta de lo hechizado que estaba para abrir los ojos y llegar a tenerla como su reina.

Me encuentro sola en mi habitación, sin saber si quiero salir o no. La guerra causada entre ambos reinos fue demasiado caótica. Saber el porqué: traición, engaño, mentiras… Lo peor de todo, yo. Quieren mi corona, aunque aún no he sido coronada hasta tener mis 18. Lo sé, no falta mucho para eso, pero así lo afirmó la reina, mi mamá. No sé cómo, sin más, pudo hacer esa petición. Desde que estaba embarazada, el linaje corre por ser reinas, pero el hijo de la reina, mi papá, ya que estaban de acuerdo, todo fue así. Si sucedía algo, ya que en el mundo de los brujos han reinado las reinas y no los reyes, pero así fue. Mi hermano nació primero, por ende la solicitud fue para que fuese reina luego de cumplir la mayoría de edad. Miembros del reino, brujos de la corte, se opusieron a que siguiéramos reinando con nuestro linaje; querían cambiar todo, absolutamente todo.

Era obvio: desde que tuvo el primer embarazo exigieron que las leyes cambiaran y que el rey tuviese un hijo de una bruja, porque la farsa de mi mamá llegó a su fin. Al obtener la corona, era obvio que no podían cambiar nada y llegó a oídos del Reino de los Demonios. Fue así como empezó la guerra, contaba mi abuela. Mis abuelos hicieron esas leyes y es lo mejor… Ahora no lo sé. Cuidar nuestro reino, a los nuestros, es más difícil de lo que pensé por ser “híbrido”, se diría, si no fuese demonio, o más bien dos especies.

Lo vine a entender en unos años, cuando dijeron que no debían coronarme. Exigí saber por qué; se oponían a mi corona, por ley me pertenece. Me explicaron la farsa de mi mamá, así que sí… No debería. Pero a mi padre, el rey, no le desobedecieron su última petición. Él confiaba en que sería una reina; ahora no sé si estoy tan segura de eso.

Y si a mis 17 años me toca tener que lidiar con personas que parecen malas, pero solo quieren que llegue a ser una reina digna y con mucha serenidad, para que nadie pueda hacerme sentir menos o que no lidero como se debe. Tengo miedo, sí. No sé si me escucharán. Todos hablan con coherencia y rectitud, demasiada ética moral… Pero solo quiero protegerlos y hacer de mis decisiones una vida mejor para ellos. Sé que tendré que pensar más por el hecho de que no sé cómo hacerlo.

Soy una chica indecisa, como se podría decir, una niña muy caprichosa. A pesar de tener un pelo castaño oscuro, veo mis ojos y me digo a mí misma: ¿podrán cambiar? Y sí, lo hacen, pero no tengo el valor de verme a los ojos, esos ojos que te congelan hasta el alma. Tantas preguntas que me hago a mí misma. El ser delgada por naturaleza y cuidar mi alimentación por un título no habla de mí. Quisiera ser perfecta, pero solo sé que soy únicamente diferente. No tan alta, pero soy yo…

Y debo vencer ese miedo a hacerme daño. He tenido ataques de ira; mi poder me rodea. La energía por parte de mi papá es demasiado fuerte, emana del rey. Lo que tengo es demasiado fuerte, tanto que usaban un hechizo para dormirme y no estallar en las noches. Solo pienso si podré manejar todo lo que está a mi alrededor. Mi lado demonio, por parte de mi madre, me hace descontrolarme y no se relaciona con mi magia. Seré como el bien y el mal… ¿Cómo manejo esto? A veces me volveré loca…

Mi pasatiempo es leer simples historias donde conoces a un chico, pero me gusta ver eso en los libros, amarlos así como los describen, solo con mis libros, nada más. Aunque no habría razón de que esté con alguien más si soy mitad demonio y bruja; es algo que nadie aceptará.

Luego de pensar 30 minutos… debo seguir arreglándome e ir a la escuela. El reino solo lo vi el tiempo que estuvieron mis padres con vida; ahora estamos en el mundo de los humanos, como nosotros le llamamos, pero no tiene nada de diferente. Será porque no estoy mucho en mi mundo. Y sin más, veo mi guardarropa y elijo qué ponerme. Si solo tengo vestidos, elijo uno con mangas largas y suelto de la cintura, de color negro, y una camisa con mangas por dentro. Cojo un abrigo, ya que el frío me hará morirme de hipotermia, eso diría un humano, pero yo no tengo frío debido a mi energía, y mi parte demonio es tan fría que el viento cálido no me hace nada. Sin más, lo tomo; así combina con mi vestido.




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