Cuando te detienes, te das cuenta que en verdad no era para ti.
Esas sonrisas y momentos, no puede ser todo el tiempo.
El amor y la sonrisa es como un tren, esos que se te pierden, los que avanzan en hora y no espera tu tardanza.
Pero el tren también estuvo presente con él. Me encuentra cada que me caigo, amo su aroma.
Amo su sonrisa y sus ojos, sus promesas y sus palabras que fluyen en aires fríos y cálidos.
Es notable, admito que me hace sentir bien. Pero él y yo tenemos otros mundos, otras caricias.
Eso es lo que nos queda, pues desde esta ventana, se aprecia la noche clara, clara y bella.
Un aire frío, acaricia mi mejilla y unas lágrimas cálidas se notan.
El cielo brilla, brilla como la misma sonrisa.
Los brazos se cansan de cargar el peso que tienes en la ventana; también pesos internos.
El corazón va como un tren, quizás el mío tenga pila. Pues ya deja de funcionar, como esa cámara vieja, donde olvidaste tus recuerdos.
Las caricias se pierden, los momentos hieren, las acciones injustas y las colaboraciones de seguir adelante disminuyen.
Sonrisas, son esas mismas que cambia este momento.
Este momento de tranquilidad, momento en que la niña mira la noche clara, clara y bella.
#2458 en Otros
#669 en Relatos cortos
#85 en No ficción
amor, amor juvenil rencuentros de la vida, poemas cartas y un poco de tristeza
Editado: 22.02.2025