Los días lluviosos solían ser un juego,
una taza de café, una película cualquiera…
y aún así, todo se sentía perfecto.
Eso nos ataba.
Tus llamadas preguntando si estaba bien,
los pequeños regalos cada diez…
todo parecía eterno,
hasta que dejó de serlo.
Aún no entiendo tu enojo,
ni las mentiras que brotaron de la nada,
ni por qué te alejaste.
“Cada quien con sus problemas”, dijiste.
Pero pensé que en nosotros eso no existía.
Al menos, eso creía.
Ahora duelen los silencios.
Duele cuando en cada llamada
te es más fácil decir “estoy ocupado”,
y cada diez, ya no estás.
Hoy entiendo que debo caminar sola.
Me pesa admitirlo, me asfixia imaginarlo,
pero ya no puedo seguir buscándote en ausencias.
Sí, me duele.
Me duele pensar que no te veré igual,
o quizás no te vea nunca más.
Es momento de seguir…
aunque no sepa bien cómo hacerlo sin ti.
Es momento de... caminar sin ti
#2458 en Otros
#669 en Relatos cortos
#85 en No ficción
amor, amor juvenil rencuentros de la vida, poemas cartas y un poco de tristeza
Editado: 22.02.2025