Hubo un día en que las horas
eran testigos de nuestras risas,
y el mundo parecía un poco menos cruel
cuando estabas tú.
Caminamos por calles que ahora evito,
hablamos de futuros que nunca llegaron,
y sin saberlo, construimos recuerdos
con fecha de vencimiento.
No hubo gritos.
No hubo culpables.
Solo un silencio que creció como sombra
entre dos almas que ya no se reconocían.
Y lo volví a ver
y vi que era feliz sin mí...
Como si mi ausencia no pesara,
como si yo solo hubiera sido
una estación más en su viaje.
Ahora evita verme,
Y yo evito que me escuche,
con el alma hecha trizas,
con el pecho lleno de palabras
que ya no tenían destino.
A veces, perder a alguien
no duele por lo que se va,
sino por lo que ya no volverá a ser.
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Editado: 22.07.2025