Estaba con alguien más.
No era como tú,
no reía como tú,
pero estaba ahí, y yo también.
Jugando a estar bien.
Y te vi pasar,
quizás.
Un destello de tu sombra,
una ráfaga conocida que dolió más de lo que quise admitir.
No corrí a ver dónde ibas.
No giré el rostro,
no contuve el aliento,
no hice nada.
Y eso dijo tanto de mí…
Y de ti,
que evitaste en lo absoluto mirarme,
como si tu memoria supiera
que volver a cruzar las miradas
era volver a abrir la herida.
No hubo choque de ojos,
ni siquiera un eco de lo que fuimos.
Solo dos personas,
en el mismo mundo,
haciéndose extraños por decisión propia.
Tal vez eso fue lo más triste:
Que en el fondo,
ambos sabíamos que aún dolía.
#4410 en Otros
#1207 en Relatos cortos
#337 en No ficción
amor, amor juvenil rencuentros de la vida, poemas cartas y un poco de tristeza
Editado: 22.07.2025