CAMINAR JUNTOS

Es difícil para mí volver a escribir. Tus sonrisas en mis recuerdos, tus palabras de un para siempre son como el viento que azota mi ventana cada noche.

Mis noches se vuelven extrañas y no es que digo que caminar descalza duela, pero es que tu compañía no es la misma. Te llamo y al mismo tiempo siento que no eres tú, que no eres del que me enamoré, ¿te idealicé? No creo, aún sigues siendo perfecto para mí.

Aunque no entienda porque me dices que te espere hasta altas horas de las noches y nunca regresas para hablar por llamada o por mensaje; que es lo que más hacemos. No comprendo, porque siempre estás ocupado cuando llego a saludarte por el SMS. Comprendo que no puedas verme y que quieres tu espacio ¿el nuestro?, ¿cuál es nuestro espacio? No quiero presionar a nada, pero trato de entender, que seguro tu tiempo es importante.

Las veces que sonrió cuando te veo, en la que dices que soy muy risueña y no es verdad ¿puede que sí? Es que no puedo explicarle a mi corazón, que realice su trabajo como si nada pasara. Entiende que no es fácil también para mí, no me gusta estar al borde de pensamientos que me hacen sentir menos, ¿soy insegura? ¿puede que no te guste ya? ¿se puede dejar de amar así?... tan simple, que no entiendo.

Te dejaré ir, aunque suene extraño; porque nunca me perteneciste, tus caricias que hacía vivir mi ser ya no eran la misma, ¿cambiamos? No sé cómo pueda contestar a eso, si también tenemos muchas personalidades. Quiero que sigas haciendo tus cosas; creo que no habrá diferencia. Cuídate y espero verte al final de nuestros caminos, que rompo tu promesa, de caminar juntos en mismo destino...