Mi rota vida.

Tiempos de guerra

El despertar de la mañana ha sido distinto, no he tenido que apagar el dichoso despertador mañanero, una tormenta incesante a tronado en mis oídos, otra vez como siempre el hombre del tiempo a fallado.

Falta pocos días para cumplir nuestros sueños de por fin poder vivir juntos, no hay noche que no cierre los ojos para imaginar cómo serán nuestros niños, cómo será nuestro perro, y como cambiarán nuestros cuerpos con el paso del tiempo.

Aun dormido, busco la ropa en mi armario, mi querida madre me tiene todo bien ordenado.

El uniforme de la fábrica planchado y los zapatos junto a la silla de mi cuarto. 
Es raro no huelo a café, mi madre no falla nunca, siempre se levanta de la cama treinta minutos antes para hacer el macuto de mi padre.

¿Qué hora es? Otra vez el teléfono apagado, este cargador está averiado toda la noche conectado y la batería vacía.

De repente las tormentas se repiten, pero no escucho el agua de lluvia caer, el cuarto colindante tiene el techo de chapa, cuando llueve suena fuerte, tan fuerte que me acuerdo del vecino y no precisamente para nada bueno.

Abro la ventana despacio, están durmiendo aún y no quiero hacer ruido, subo la cinta solo hasta poder sacar la cabeza.

Todas las mañanas miro al cielo antes de salir al trabajo, me hacen recordar las tardes sentados juntos en el banco del parque, dando formas hermosas a las nubes blancas mientras te abrazo fuerte junto a mi cuerpo y cojo tus manos para que no tengas frío.

El canto de los pájaros, el verde de los jardines, hasta un simple insecto peludo.

Son tantas las historias grabadas en mi mente siempre a tu lado, que no hay cosa bella en este mundo sin relación contigo.

Saco la cabeza en busca de un cielo oscuro, pero qué raro está despejado, entonces ¿ De donde proceden esos fuertes sonidos? 
Hay muchas nubes pero no precisamente como había pensado, son de humo negro, y huele a quemado.

Al fondo aparece un destello de fuego, pensé que era una estrella en llamas, de esas que cuando pasan hay que pedir un deseo, pero pronto me doy cuenta que estoy equivocado, fuertes sirenas de ambulancias recorren las calles de hasta hoy mi tranquilo barrio.

El miedo y el desconcierto hace que grité fuertemente para despertar a mis padres.

Todos están despiertos una sonora bomba a impactado cerca de casa.

Niños lloran desconsolados, personas cargadas de maletas corren como locos para salvar sus vidas , gritos e insultos al aire, colas de coches interminables han inundado las calles en un momento, olor a pólvora quemada, y el noticiero anunciando que a comenzado la GUERRA.

Todo cambia y nada está en tus manos, pero no es momento de llorar y esconderse, no hasta que no tenga a mi lado a la mujer que amo.

Pido el teléfono a mi padre y marco su número, espero impaciente su respuesta, comunica y comunica, no hay tiempo vamos todos al refugio más cercano.

No está muy lejos a unos siete kilómetros, soy el más pequeño de mis hermanos, pido a mi hermano mayor que acompañe a mis padres que nos encontraremos en el punto de encuentro nada más pueda.

Devuelvo el teléfono a mi padre y me llevo el de mi hermano para estar en contacto permanente, salgo corriendo mientras escucho a mis padres gritar ya a lo lejos, que tenga cuidado.

Solo llevo unos cientos de metros recorridos, su casa está cerca en coche pero a pie está algo lejos.

Rápidamente cojo el teléfono para volver a llamarla, no es posible, esto no puede estar sucediendo, está bloqueado con las prisas y los nervios no pensé en ello y no hay manera de desbloquearlo.

Lagrimas oscuras salen de mis ojos, una presión en el pecho ahoga mis pulmones, aspiro fuertemente pero el aire no llega, me asfixió, me arrodilló levantó los brazos y grito al cielo su nombre.

Algo que no había sentido antes apodera mi cuerpo, el miedo a desaparecido la rabia pone mis bellos como escarpias, mis ojos a cambiado mis lágrimas por fuego, y mi mandíbula la siento desencajada.

Respiro como un toro en el ruedo, vuelvo a gritar pero esta vez es distinto ya no grito al cielo, grito a todo lo que tenga el valor de cruzarse en el camino que me separa de ella, no dudaré en matar si con ello salvo su vida.

Se escuchan disparos cerca, su idioma son distintos una tropa de soldados van arrasando las calles, dando muertes a inocentes sin sentimientos de humanidad alguna.

Corro a esconderme al edificio más cercano, llamo a la puerta no muy fuerte para que no me escuchen de fuera pero no me abre nadie.

Subo las escaleras hacia arriba y se repite la situación, solo que esta vez sí hay gente pero me piden que me marche o me acuchillara su marido.

Los nervios me hacen insultarlos a gritos, sin darme cuenta he llamado la atención de los soldados que vienen hacia el portal corriendo ametrallando todas las puertas de abajo hacia arriba, subo corriendo las escaleras, pensando estar acorralado, ¿cómo será la muerte? Uff, no puedo morir aquí, no sin antes verla de nuevo.

Llegó hasta el cuarto piso y me llevo la sorpresa de mi vida tiene azotea aunque la puerta está cerrada, de repente escucho pasos muy cerca pienso que es el final que no hay nada más que me salvé y rezo para que Dios me acoja en sus brazos.

Agacho la cabeza esperando el disparo que acabe con mi vida cuando escucho la voz de una niña pequeña acompañada de su familia.

Son los vecinos del tercero con las llaves que dan la salida al exterior. 
Abren la puerta pasamos a fuera y la vuelven a cerrar sin llamar la atención. Son pisos colindantes con azotea comunitarias.

Rápidamente saltamos la medianera y pasamos al otro piso, nos escondemos en el cuartillo de las calderas y tras un tiempo de pánico, el silencio apaga la sensación de alerta.

No estoy muerto, es el primer paso para poder pensar un plan para llegar a mi destino.

Pregunto al señor que está a mi lado que si tiene teléfono, que tengo que hacer una llamada de emergencia para saber de mis familiares, pero con una respuesta seca, me responde que espere, que está en mi misma situación y que primero va llamar a los suyos y que hasta no saber de todos ellos sería imposible.



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En el texto hay: amor, vida, guerra

Editado: 26.03.2022

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