Mi roto San Valentín

Capítulo 2

Los días pasaban y yo no podía creer cómo era que sobrevivía a cada uno de ellos. Estaba completamente tapada de cosas. Entre el trabajo y la fiesta mi tiempo se reducía a nada. El único momento del día que podía relajarme era el baño de inmersión al llegar a casa o mi preciado desayuno en starbucks. Porque ahora decidí levantarme un poco más temprano y desayunar en alguna de las mesas de starbucks mientras hago arreglos de último momento o, en este caso, me encargo de acomodar la decoración para San Valentín. Tomo un sorbo de mi café negro.

No suelo tomar el café tan fuerte, pero no tuve una buena noche. El insomnio me estuvo torturando y las ideas para la fiesta no dejaban de caer como las gotas de las nubes ayer. Estoy un poco dormida aún, así que un café negro es una buena opción para despertar del todo. Estuve hablando con el salón de eventos y me confirmaron la hora. La fiesta comenzará a las ocho.

No falta casi nada y me faltan las mitad de las cosas. Las malditas fiestas me saldrán muy bien, pero el estrés que me generan es inexplicable. Tomo un sorbo más mientras noto que aún no me he encargado del entretenimiento. Busco en mi agenda el número de la agencia y estoy por llamar, pero la coordinadora del salón me llama. Frunzo el ceño, pero atiendo mientras busco entre mis notas.

-Chloe, hola.

-Ariadne, necesito saber las tonalidades, los colores, la decoración y tengo que organizar la mantelería -pide con prisa, suspiro buscando la hoja en la que anoté eso.

-Quiero que los colores sean el plateado, rojo, dorado y azul -marco y anoto para organizar una cita con el salón-. Necesito marcarte cómo será la decoración, así que quería saber cuándo podríamos reunirnos.

Veo que alguien deja su desayuno frente a mí y frunzo el ceño.

-¿Qué te parece si vienes a las cinco?

-Está ocupado -indico al sujeto que me parece extrañamente familiar.

-Bueno, era el horario que tenía disponible para hoy; luego podemos ver en unos días... -habla Chloe y anoto enseguida en la agenda para no olvidarme.

-¡No, Chloe! A ti, no. A las cinco está bien -arreglo con una sonrisa mientras le pido al chico que salga del asiento, pero él sólo me sonríe y toma un poco de su café. Entrecierro mis ojos y lo pateo por abajo de la mesa, pero él me ignora divertido.

-Bien, te esperamos a las cinco; por favor, puntualidad.

-De acuerdo, te veré allí. Adiós -cuelgo la llamada y observo a mi inoportuno acompañante-. Ese asiento está ocupado.

-No veo a nadie por aquí que quiera sentarse contigo -responde sin dejar de sonreír. Ruedo los ojos y vuelvo a clavarlos en su rostro.

-Estoy ocupada, ¿qué quieres? -insisto con voz cortante mientras hago pequeñas anotaciones en el margen de la hoja.

-Eso veo, ¿acaso organizas una boda? -pregunta asomándose para ver lo que escribo. Acerco la libreta hacia mí sin dejarlo husmear.

-No estás invitado, si es que te preocupa pensar qué podrías ponerte para impresionarme -farfullo y él sonríe cada vez más grande.

-Así que quieres que te impresione.

Resoplo molesta porque es exasperante. Sólo tuerce mis comentarios y se burla de mí. Respiro hondo, llenándome de paciencia. Sus malditos ojos aceituna serán hipnotizadores, pero sus palabras consiguen irritarme.

-Estoy apurada, ¿qué necesitas? -pregunto lo más amable que puedo y él se ríe por lo bajo.

-¡Qué mala mentirosa! -asegura cruzándose de brazos para verme de arriba a abajo y podría jurar que se detuvo unos cuantos segundos de más en mi pecho-. Aún te falta una hora para irte.

-Eres un maldito acosador -farfullo con asco mientras tomo mis cosas y las comienzo a guardar en mi bolso.

-Preferiría el término observador. Todos los días vienes a la misma hora, tomas tu desayuno y te vas a la misma hora. Demasiado controladora, creo que no te permites relajarte -señala observando mis acciones despreocupadamente.

-¿Quién te crees que eres? -reclamo enojada mientras cuelgo mi bolso en mi hombro y tomo mi café. Intento irme, pero se para frente a mí y extiende su mano en mi dirección.

-Ashton Flowes, un placer -saluda con una sonrisa impecable que correspondo, pero no por los motivos que él cree-. Quizás me recuerdes por... -interrumpo su discurso lanzando lo que quedaba de mi café sobre su cuerpo. Contiene la respiración y me mira estupefacto. Mi sonrisa no titubea, se ensancha como antes.

-Creo que por algo como eso. Necesitaba refrescar mi memoria -justifico antes de salir del bar.

Me dirijo hacia el estacionamiento, más precisamente hacia mi auto y estoy por subir, pero una camisa manchada de café se interpone en mi camino. Alzo mis cejas sorprendida de que me haya seguido nuevamente.

-Creo que aún no estamos a mano -se defiende elevando sus manos y estoy por preguntar a qué se refiere cuando se desabotona su camisa y la hace a un lado, dejando al descubierto un bien formado y musculoso torso. Unos fuertes y formidables brazos-. Te entrarán moscas por la boca -advierte con voz cantarina.



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En el texto hay: diversion, corazonroto, fiestas

Editado: 12.12.2023

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