Capítulo 25: Recuerdo
El resto del día fue extrañamente bonito. Kyle y Drew se quedaron hasta la tarde, pero Ashton aún seguía en mi departamento cuando Jordan llegó por mí. Drew estaba un poco tensa y algo preocupada por la cita, pero Kyle la distraía bastante con comentarios de doble sentido. Ashton tenía esa sonrisa confiada, que me hacía sonreír también. Ni siquiera estaba siendo molesto ni hablando todo el tiempo, sólo me miraba con una sonrisa. Incluso me ayudó a elegir qué ponerme, iba a rehusarme, pero escogió el mismo vestido que yo tenía pensado usar. Él sencillamente se comportó como un mejor amigo emocionado por la cita de su mejor amiga. Y eso me gustaba, esa actitud me gustaba.
Jordan me envió un mensaje anunciando que se retrasaría unos minutos y ahora estaba verificando mis redes sociales mientras Ashton se reía con un capítulo de Friends. Dejo mi móvil y miro a mi acompañante, luce tan relajado.
—Aún no comprendo toda tu tranquilidad —comento y él sonríe sin despegar sus ojos de la pantalla de plasma.
—Como actor sé identificar muy bien el lenguaje corporal.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Que eres una mala actriz y eso resulta encantador.
Frunzo el ceño y él voltea a verme con esa sonrisa que estuvo acompañándolo todo el día. Voy a decir algo, pero el timbre suena. Me hace una seña para que vaya a abrir y lo hago, puedo escuchar que me acompaña, pero se queda en el pasillo. Abro la puerta y sonrío al ver a Jordan. Me evalúa de pies a cabeza y yo también lo hago. Un jean oscuro, una camisa blanca y una chaqueta de cuero. Todo un chico malo.
—Estás deslumbrante —Besa mi mejilla y sonrío.
—Tú te ves muy bien.
Y no miento. Parece que ha adquirido un poco de fibra en todos estos años y sus músculos han crecido un poco más. Me tiende un ramo de flores que no lo había visto hasta ahora. Rosas rojas.
—Quise traerte algo y recordé que te gustaban estas.
Escucho a Ashton reír detrás de nosotros y eso desvía los ojos del pelirrojo hacia atrás. Fuerzo una sonrisa y tomo las flores antes de besar su mejilla.
—Son muy bonitas, las pondré en agua. Pasa.
Entra y cierra la puerta mientras yo llevo las flores a la cocina y busco un jarrón. Ashton me sigue con una sonrisa burlona y me observa buscar en la alacena.
—¿Tus favoritas? —inquiere y ruedo mis ojos.
—Cállate.
—Te vi en televisión, buen desfile —felicita y volteo a verlo hablando con Jordan, su sonrisa está intacta.
—Gracias.
—No es mi estilo ver esas cosas, pero mis primos son modelos y es algo inevitable —Niego con mi cabeza y busco el desdichado jarrón que me heredó mi abuela. Sólo por eso lo tengo—. Abajo a la izquierda —dice y abro la puerta encontrándolo. No me sorprende, de algún modo Ashton siempre sabe exactamente qué busco y dónde puedo encontrarlo—. Escuché algo sobre que te querían para una película.
—Sí, una basada en unos videojuegos de acción. Pero no es mi estilo actuar, aún no sé si aceptaré.
Pongo las flores en agua y las dejo sobre el mesón de la cocina antes de tomar del brazo a Jordan y alejarlo de Ashton, sonríe viéndome con burla.
—Que se diviertan en su cita.
—No hagas ningún desastre —advierto caminando hacia el pasillo.
—Tú tranquila, sólo invitaré a la señora Heckmore y a sus hijos a cenar.
No puedo evitar reír mientras salimos del apartamento. Jordan me pregunta brevemente quién es y le doy una definición dudosa al respecto. Me cuenta un poco de la película por la que Ashton preguntó mientras conduce su auto. Me sorprendió un poco que tuviera uno, él siempre fue más de motocicletas, iban más con su lado impredecible. También me sorprende el hecho de que abra la puerta del auto para mí cuando hemos llegado y que tome mi mano cuando nos adentramos al restaurante. Un pomposo restaurante, como los que siempre acostumbró. Jordan tiene gustos caros y lo vuelvo a comprobar cuando pide langosta. Hablamos banalidades mientras esperamos nuestra orden y nos ponemos al día con algunos proyectos personales. Sonrío en ocasiones cuando me cuenta algunas anécdotas que ha compartido con modelos muy reconocidos y cuando ríe. Ciertamente, es un Jordan más dulce del que estaba acostumbrada a tratar. Sus ojos no dejan de brillar y no me pierden de vista. Tiene una gran sonrisa y confieso que estoy encantada con su cabello. Siempre me ha fascinado el color anaranjado combinado con esos peculiares rizos y se lo hago saber, lo que provoca otra gran sonrisa.