Mi roto San Valentín

Capítulo 32

Capítulo 32: Miedos

Al día siguiente estoy más calmada gracias a Ashton y los primos también se encargan de hacerme saber que puedo quedarme cuanto tiempo quiera. Luego de desayunar sigo con los trámites, llamo a la policía, hablo con el portero y también hablo con alguien de la aseguradora. El portero dice que no vio nada y la policía toma declaraciones a algunos vecinos. Por suerte encuentro las facturas de los inmuebles para llevarle a la aseguradora. La policía dice que investigarán al respecto y mi agente dice que me darán el 50% de lo que me robaron. En mi departamento recibo a la policía, al portero y también a la agente de la aseguradora. Todos observan el lugar vacío en el que se ha convertido mi hogar.

Ashton me acompaña mientras la aseguradora observa los papeles y mi departamento. Luego de intercambiar mi número de cuenta bancaria nos despedimos. Llamo aun cerrajero y pido que mi puerta tenga dos cerraduras más, además de quitar la llave de emergencia del escondite y pedir varios duplicados para mis amigas y los chicos. También ubica dos trabas más del lado de adentro.

Tengo a la señora Heckmore molesta quejándose de todo el ruido que estoy haciendo, pero la ignoro. Ordeno los papeles y los guardo en mi bolso. Cierro con todas las llaves mientras Ashton me espera a un lado con una sonrisa. Han sido tres días sin estar en casa y ahora se supone que voy a comprar algunos muebles para intentar recuperarme. Obviamente no me alcanza para todos los que tenía antes, pero al menos tendré los necesarios y cuando me depositen el sueldo a principios de mes podré acabar de reponer.

En el auto de los papeles en el asiento trasero y subo antes de manejar hacia el negocio en el que antes había comprado mis muebles. Ashton habla con la misma comodidad de siempre y asegura que después iremos a comprar ropa para mí. Afortunadamente Steve nos dio el día libre y se lo agradecí bastante porque realmente necesito comprar todas estas cosas.

Lo primero que busco es una heladera, elijo el mismo modelo que tenía antes porque me gustaba la organización que tenía. El plasma es casi del mismo tamaño. Luego decido comprar algunos muebles de madera para mi habitación, los de la sala los compraré más adelante.

—¿Vas a comprar el mismo modelo de sofá? —pregunta Ashton tocando todos los modelos que hay en exhibición.

—No lo sé —murmuro sentándome en uno. Demasiado duro—. Quizás quiera innovar un poco.

Asiente sentándose en otro y niega. Busco otro y es demasiado cómodo, te hundes.

—¿También usaremos el sillón? —Lo miro y sonríe con picardía. Asiento apartando la mirada—. Entonces también debería visualizarnos en él.

—Tú sólo busca que sea cómodo —Ruedo los ojos cuando su sonrisa se ensancha—. Deja de torcer mis palabras.

—Yo no he dicho nada —Se sienta en uno color crema y se estira—. ¿Tienes algún color en específico en mente?

—Debería ser de un tono claro para que encaje con la decoración de mis paredes —murmuro y él asiente poniéndose más cómodo. Me acerco y me siento a su lado. Sí, está cómodo. No es muy duro y tampoco es muy frágil.

—Puedo vernos teniendo sexo en este sofá.

—¿Ya han decidido? —pregunta el vendedor y golpeo a Ashton que ríe.

—Sí, quiero ese —Asiente y busca entre sus papeles antes de tenderme un bolígrafo para firmar. Pido que lo envíen a mi departamento y también solicito el sillón individual.

Salimos al estacionamiento y antes de que suba al auto Ashton me da vuelta y me besa. Me sorprende unos segundos antes de que corresponda enredando mis brazos en su cuello. Su boca captura mi labio inferior y lo lame y muerde antes de adentrar su lengua en mi boca. Sus labios se mueven a un compás lento y dulce que soy capaz de seguir. Siento sus manos deslizarse hasta mi trasero y sonrío acariciando su cabello. Cuando se aparta suspiro aún con mis ojos cerrados.

—Recuerdo cuando te besé al salir de Starbucks —murmura y abro mis ojos. Sus luciérnagas brillan tanto como siempre.

—El día de nuestra primera cita ¿verdad? —Asiente y besa mi mejilla—. Esa fue una buena primera cita.

—¿En serio? —Hago un sonido de afirmación mientras acaricia mi barbilla con su nariz—. Yo creía que fue una elección tonta y debí llevarte a un restaurante a cenar.

—Pero si a mí me encantó que no fuéramos a un tonto restaurante —Sonríe y besa mi rostro de nuevo—. Incluso que me dijeras esos cumplidos extraños.

—Prefiero el término originales —Respiro hondo sintiendo su perfume. Sigo sin saber cuál es, pero me encanta—. Tus ojos poseen ese pedazo de cielo que podría ver el resto de mi vida.

—Eso fue un poco cursi —murmuro antes de besarlo de nuevo y él sonríe—. Vamos, ahora tenemos que elegir la cama.

—¿Te has dado cuenta de lo serio que es esto si estamos viendo muebles juntos?

Lo miro en silencio. Ni siquiera pensé en ello, yo sólo quería que me acompañe para no hacerlo sola.



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En el texto hay: diversion, corazonroto, fiestas

Editado: 12.12.2023

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