Mi roto San Valentín

Capítulo 46

Capítulo 46: Encuentros

—¿Sabes en qué pensaba? —pregunto haciendo que salte en su asiento y me mire. Parece que estaba muy concentrada en su laptop. Me adentro a su despacho y cierro la puerta para dejarme caer en el sillón. Lo vuelvo a decir: la familia de Ashton tiene mucho dinero—. No te asustes, no es nada malo. 

—¿En qué pensabas, cielo? 

Miro el lugar con una sonrisa. Hay tantos libros en su biblioteca y todo luce ordenado tan perfectamente que me da una gran satisfacción. La madre de Ashton me cae muy bien. La habitación tiene colores cálidos y eso la hace mucho más acogedora. Puedo sentir toda la creatividad que surge aquí, toda la imaginación que hay en la habitación. Los artistas sabemos identificar los lugares donde nace el arte. Es como un mensaje entre líneas que sabemos interpretar. 

—En los libros. Pensaba en cuánto amas la literatura —respondo mirándola y ella asiente con una pequeña sonrisa—. Tienes un título en literatura y trabajas de ello. Pero no es un trabajo para ti, es algo así como respirar. Necesitas hacerlo siempre. Tienes que hacer algo incluya la literatura o te sientes perdida. 

—Exactamente —Asiente con la misma sonrisa brillante con la que me recibió—. Parece que analizas muy bien a las personas. 

—No, en realidad —Tomo un almohadón bastante mullido y lo abrazo—. Soy capaz de reconocer anhelos y talento —digo y ella ladea su rostro mirándome curiosa. En este momento se parece tanto a Ashton—. Y como he visto que amas tanto la literatura y lees todos los días, pensé que era muy probable que también escribieras —Parece sorprendida y mira por un breve segundo hacia la laptop. ¡Lo sabía! No suelo equivocarme, mucho menos con estas cosas—. Por lo general, a los lectores compulsivos en algún momento intentan crear sus propios mundos, sus propios personajes, sus propios romances, sus propias historias. No todos cuentan con el potencial para hacerlo, pero los inicios no siempre son buenos. Además, nadie nace sabiendo. 

—No entiendo a qué quieres llegar. 

Sonrío y me pongo en pie para ubicarme a un lado de su escritorio. 

—Estoy muy segura de que tú escribes novelas en secreto —Otra mirada hacia la laptop—. Amas demasiado la literatura como para no contribuir a enriquecerla con tus propias ideas —Se deja caer en el respaldar y me mira confundida—. Y sé que parece ser algo secreto porque nadie en la casa menciona que tú escribes. Ni siquiera tus hijos. Ashton tampoco parece saberlo. 

—Sólo es un pasatiempo, no es tan importante. 

—Eso dices tú, pero creo que has invertido años en este pasatiempo —Suspira y mira hacia otro lado—. ¿Por qué es un secreto? 

—Aksel odia todo tipo de arte —murmura y la veo jugar con su anillo de casada—. Él cree que son tonterías que te hacen perder el tiempo. Se enojaría mucho conmigo si yo entrara en esa área. 

Claro que iba a ser Aksel Nielsen el problema. ¿Quién más si no? No creo que haya forma en la que ese hombre me caiga bien alguna vez en la vida. Me alegra saber que Ashton parece haber sacado el lado soñador de su madre y nada de la personalidad desagradable de su padre. 

—Cuando comenzábamos a salir yo escribía poesía —dice con la mirada perdida en la biblioteca—. Le mostré algunos de mis poemas y se burló diciendo que eran cursis y ridículos —No me sorprende de ese hombre—. Dijo que eran una pérdida de tiempo y que no viviría por escribir rimas. 

—Bueno, puedo decirte que quizás no cuentes con el apoyo de tu marido, pero sí tienes el mío y estoy segura de que los chicos también te apoyarían de saberlo —aseguro y ella me sonríe con amabilidad—. Pero más que nada, tú necesitas creer que lo que haces tiene valor, que es increíble. Tu mayor fan debes ser tú misma —Tomo su mano y le doy un ligero apretón—. Entiendo si no quieres mostrarme lo que haces, pero quizás quieras compartir tus historias con otras personas —Saco la tarjeta de mi bolsillo y se la tiendo—. Tengo una amiga que pertenece a una agencia de editores literarios —Toma el papel lentamente y me mira sorprendida—. Ella podrá asesorarte en toda la industria editorial, dile que llamas de mi parte. 

—Cielo… 

—Y si el problema es tu nombre, piensa que hay muchos otros para elegir —sugiero y ella cubre su boca con sus ojos brillando por las lágrimas. Adoro ver esa expresión en las personas. Se pone en pie y me abraza. Correspondo con una sonrisa—. Puedes pedirme ayuda en lo que sea y recuerda que mi amiga es abogada, pero también mi padre lo es. 

—Yo… No sé qué decir —musita alejándose. Sonrío limpiando sus lágrimas. Es imposible no ver el rostro de Ashton en ella, son muy parecidos. 

—No tienes que decirme nada… Pero unas galletas de chocolate no me vendrían mal. 

Ríe y pellizca mi mejilla con ternura. Esta mujer me cae muy bien. 

—Ya veo por qué Ashton te ama tanto. 

—¿Porque me gusta el chocolate? —bromeo y ella sonríe negando. 

—Porque eres incondicional. 

 



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En el texto hay: diversion, corazonroto, fiestas

Editado: 12.12.2023

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