Mi Secretario

CAPÍTULO 4

La noche se me paso rápido después de la cena y de la platica con Edmund, el y yo logramos entendernos a la perfección, nadie nunca me había entendido o hecho reír tanto como el, me hubiese quedado de esa manera por horas y horas si no hubiese sido porque tendríamos que trabajar... a parte de que el tiene una novia que puede ser celosa, ese es un detalle que no puedo ni debo olvidar.

Llegue a mi oficina mas temprano de lo usual y comencé a trabajar en lo que había dejado pendiente el día anterior por ir a ayudar a mi madre a organizar la cena que tenia pendiente con su amiga y la familia de esta, comencé por las carpetas que tenia de algunos de los escritores nuevos y revise las de los escritores que tenían contratos con nosotros. El día de hoy es uno muy ocupado ya que tenia que ver sobre la publicación del nuevo libro de mi hermano Carlo, también tengo programada la visita a la galería donde se hará la exposición de fotos de mi Sebastian, son muchas las cosas que tengo que hacer para el próximo fin de semana y para el próximo mes, aunque ya lo tengo todo resuelto, todo planeado para ambos aun así tengo que revisar que todo salga a la perfección, no quiero errores por parte de nadie.

Hoy tengo una maldita reunion con nuevos inversionistas y una con algunos de los escritores que publicaran sus libros con nosotros en este mes, demasiadas cosas juntas para una sola persona... aveces pienso que es mucho para mi, pienso en dejar todo tirado y rendirme, pero luego recuerdo que esta es la vida que yo quiero y se me pasa, no quiero darle el gusto a nadie de verme caer por la presión, yo misma me comprometí a ser de esta manera, yo misma me comprometí con la empresa de mi familia para sacarla a delante y no me rendiré ante nada ni ante nadie, y mas cuando se que tengo el apoyo de mi familia y la mayoría de los empleados confían en mi en este lugar.

-Pase- le dije a la persona que tocaba la puerta de mi oficina.

-Srta Walter, venia a ver si podía salir mas temprano de lo normal el día de hoy- dijo Cindy, una de mis editoras mas jóvenes y la mas talentosa de todos, ella es la que se encarga de los libros de mi hermano Carlo.

-Claro que si, puedes irte mas temprano el día de hoy- dije mirando mi computadora y de manera un poco ruda, el estrés me pone de esa manera- ¿A que hora te quieres ir?

-A medio día, quiero ir al hospital a ver a mi hermana que acaba de dar a luz- asentí con la cabeza en su dirección pero sin dejar de ver la computadora.

-Esta bien... Cindy, lamento haberte contestado de una manera tan ruda, pero es que cuando estoy estresada no me controlo- dije mirándola con algo de pena por mi comportamiento.

-Esta bien, es entendible ya que usted es una mujer muy ocupada- dijo regalándome una sonrisa amable- Bueno, me retiro y gracias.

-No hay de que, y felicitaciones por lo de tu hermana- ella me agradeció nuevamente y salio de mi oficina mientras yo volví a lo que estaba haciendo.

La mañana se me paso super lenta, mas por las dos reuniones que tuve las cuales resultaron ser un éxito, no lo digo por mi si no porque Edmund estaba a mi lado quien me ayudo con los inversionistas a la perfección. De todos modos este día se me estaba yendo demasiado lento para mi gusto, ya quiero que termine porque en serio no me estoy sintiendo bien como para estar tanto tiempo, pero aun me falta revisar los papeles de las ventas de los libros que se han estado publicando durante los últimos cuatro años... ahora que me acuerdo, técnicamente le pedí a Jones que me ayudar con ese asunto ya que no soy muy buena con los números y menos con este tipo de cosas, se que estudie administración empresarial, pero no es lo mismo a tener que estudiar contabilidad, si dan algo parecido, pero sigue sin ser lo mismo... apenas y me defiendo con los malditos números y aveces me dan ganas de mandar al diablo a quien fuera que los inventara al igual que las malditas ecuaciones.

La puerta de mi oficina se abrió mostrando a mis dos queridos hermanos que como siempre vienen hasta mi aquí para comer conmigo como casi todos los días... digo casi porque los dos son tan flojos que no se les ocurre salir un lunes de casa, no se como rayos le hacían con la escuela porque yo si que tenia que levantarme bien temprano para ir los lunes en la mañana y hacer todos mis deberes, los cuales los hacia en la misma escuela para no tener que hacer nada en casa luego de la salida... creo que esa fue una de las razones por la cual algunas personas no me soportaban en la escuela, porque yo era la que siempre hacia las tareas y me adelantaba siempre lo que fuera que dieran al día siguiente o si acaso el mes siguiente... ni los profesores soportaban mucho eso de mi pero fingían demasiado bien ya que mis padres eran personas adineradas y porque mis hermanos y yo estábamos en esa escuela hacían algunas donaciones.... las cuales dejaron de hacer una vez yo me gradué con honores y por el simple hecho de que alguien me rompió el corazón en esa época de mi vida.

-Hermanita, ya sabes a lo que vinimos, así que no es necesario que te lo diga- dijo un Sebastian juguetón, el no cambiara nunca.

-Cierto, aunque no es necesario recordarselo, tu ya sabes que ella sabe a lo que venimos- Carlo es tan diferente a Sebastian que no parecen ser hermanos... no pareciera que Sebastian es el hermano mayor.

Sebastian rodó los ojos para luego sonreír en mi dirección e irse directo hacia el pequeño comedor que tengo en mi oficina para que ellos comiencen a poner las cosas, yo me uniría a ellos en cuanto termine un pequeño reporte y cuando termine de escribir algunas pequeñas frases de los libros de Carlo en algunas de las fotos que se publicaran en la exposición de Sebastian... las frases las escribí debajo de las imágenes para que el supiera como quiero que ponga algunas de las fotos. Alguien toco la puerta de mi oficina por lo que le di el permiso de pasar.




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