Mi Secretario

CAPITULO 19

Desperté sintiendo mi cuerpo mas relajado de lo que lo había sentido en los últimos días, creo que se debe a que la Luna de Miel fue algo relajante para aliviar mi estrés, una lastima que ya tengamos que volver, me había acostumbrado a estar en este lugar, mas cuando Edmund festejo mi cumpleaños en un restaurante al aire libre, Dominica era el país perfecto para nuestra luna de miel, también para celebrar mi veinte y cinco cumpleaños, junto al hombre que amo, quien por cierto me regalo un hermoso dije de corazón con alas, el color del dije era verde azulado, algo verdaderamente hermoso y considerado de su parte puesto que mis colores favoritos son exactamente el verde y el azul... es mas como una pequeña obsesión, nada que otras personas no tengan.

-Buenos días, dormilona- me susurro mi amado esposo al oído-Es hora de levantarse.

-No. yo quiero seguir dormida- proteste con la voz ronca, eso ya es normal en mi- ¿Podemos cancelar el viaje de regreso para mañana? No me quiero ir de aquí.

-Yo tampoco quiero, pero se supone que tienes una cena familiar mañana por lo de tu cumpleaños- contesto el divertido ante mi escena, volvi a protestar, pero esta vez por olvidar la dichoza cena- Vamos, arriba, nuestro vuelo sale en unas dos horas, nos da tiempo para desayunar. Pediré algo a la habitación- esto ultimo lo dijo ya saliendo de la cama y caminando hacia la puerta que da a la pequeña sala de estar que esta en nuestra suit.

Es raro que la puerta principal de a la habitación donde dormimos, pero no juzgo a quien diseño el hotel, he visto edificios con peores diseños.

Me levante de la cama y me metí al baño, no traía ropa puesta, por lo que no fue problema para mi solo meterme a la ducha una vez abrí la llave, adoro mi luna de miel. Durante las casi tres semanas que tuvimos aquí nos la pasamos visitando ríos, playas, montañas, cascadas en las montañas, entre otros lugares, Dominica es un lugar que tiene paisajes hermosos y que pueden hacer enamorar a cualquier persona que visite la isla. Dominica es una hermosa isla montañosa, ubicada en el caribe con termas naturales y bosques tropicales. Tiene un hermoso parque llamado Morne Trois Pitons donde se encuentra un hermoso lago llamado Boiling el cual esta cubierto de vapor, ese lugar se ve hermoso y la verdad es que no me quisiera bañar allí, esta isla tiene actividad volcánica. Todo en aquel lugar me fascino, Edmund supo como preparar nuestra maravillosa Luna de miel.

Sali del baño veinte minutos después de entrar, me encamine hacia la habitación con mi cuerpo envuelto en una toalla y deje mi cabello completamente mojado, fui hasta mi maleta y saque algo cómodo para usar hoy. Opte por unos jeans negros, una camiseta gris y unas vans blancas, por encima de la camiseta me pondría una chaqueta de cuero roja, pero eso sera cuando llegue la hora de partir hacia el aeropuerto, por el momento estaré de esta manera... nunca me di cuenta cuando Edmund preparo las maletas, pero se lo agradezco.

Sali de la habitación y me dirigí hacia donde el se encontraba, lo vi sentado en la mesa del pequeño comedor con algo de comida allí, el hablaba por teléfono con alguien y parecía discutir con esa persona, me preocupe por un instante ya que pensé que se podría tratar de su familia o de Ann, en el peor de los casos la ya mencionada, Ann. Al irme asercando lo escuche reír por algo que la otra persona detrás del teléfono dijo o hizo, al llegar a su lado me senté en una de las sillas que esta a su lado y comencé a verter comida en un plato... unas tostadas con mantequilla, un poco de fruta en un pequeño tazón aparte, huevos y tocino, jugo de naranja al parecer recién exprimido, todo se veía delicioso.

-Courtney esta aquí conmigo... esta bien, yo le digo... no seas idiota, mi esposa y yo estamos bien- rodó los ojos ante alguna clase de comentario, Edmund siempre le llama así a William o puede ser a Sebastian, uno de ellos dos tiene que ser con quien habla- Esta bien, iremos a tu estúpida cena en la noche... yo te aviso si ella quiere ir, el embarazo la tiene muy cansada... no seas imbécil, William, no por ser su esposo quiere decir que ella va a hacer lo que yo diga, ella es mi esposa, no mi esclava.... imbécil, hablamos luego.

-William quiere ganarse uno de mis famosos castigos- dije divertida haciéndolo que me mirara sorprendido, el sabia de lo que yo hablaba- Una de mis editoras pidió unos días libres, me envió un email solicitándolo, y es una de las que edita las historias mas aburridas de la editorial, supongo que a mi querido cuñado le gustaría tomar su lugar.

-Oh, cielos, ni a mi me gustaría dicho castigo- dijo el riendo por mi comentario.

-Me estas dando ideas para cuando me enoje contigo- dije entrecerrando mis ojos hacia el.

-Bueno, es mejor eso a dormir en el sofa- dijo sonriendo, sonreí ante aquello ya que yo no me atrevería a hacer eso... a dejarlo en la calle si, pero no mandarlo a dormir en el sofa.

 

Ya estábamos en el dichoso Yet, faltaba una hora para que aterrizáramos en el aeropuerto de Pennsylvania, Edmund y yo nos pasamos todo el viaje viendo comedias románticas de Adam Sandler, ya íbamos casi al final de la segunda película y yo ya tenia sueño, necesitaba dormir un poco, pero no quería dormir, quería continuar viendo la película con Edmund. Me acomode un poco mas en mi asiento para despejar y relajar un poco mi cuerpo, creo que funciono ya que me sentía mas cómoda y las ganas de dormir se habían ido un poco, eso me hizo sonreír sin darme cuenta, no soy de las personas que duermen en un avión, me gusta mas estar al pendiente de lo que ocurre a mi alrededor.




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