Mi Secretario

EPILOGO

-Pero Doctor...- escuche la voz de una mujer que no reconocía.

-Es mi ultima palabra, esta mujer no puede estar en este hospital, menos con todo lo que le ocurrió- dijo la voz de un hombre, las voces sonaban un poco lejos pero yo sabia que estaban cerca- Su embarazo puede ser riesgoso si no descansa apropiadamente.

-Conozco a mi nieta, ella no va a querer alejarse de Edmund- esa voz si la reconocí, era la voz de mi abuela materna- si lo intentamos seria peor, ella se alteraría y eso si que puede ser arriesgado.

-Y es por eso que hay que llevarla a su casa mientras esta inconsciente- dijo la voz del hombre, todo se escuchaba mas cerca.

Sabia de lo que estaban hablando, acababa de despertar, pero no soy tonta, el medico me quiere enviar a casa para que descanse mientras mi esposo esta en este lugar... al principio me confundí al medio recordar que Edmund estaba en el hospital y no recordar el por que hasta que los recuerdos llegaron de golpe a mi cabeza, el secuestro, Ann, Dylan y el dinero que cobrarían para mi falso rescate, Ann disparandole a Edmund... abrí mis ojos repentinamente para volver a cerrarlos gracias a la claridad de la habitación, espere un par de segundos para acostumbrarme a la luz. Cuando volví a abrir los ojos mire a mi familia y al doctor que hablaba con ellos.

-Quiero ver a Edmund- mi voz salio un poco rasposa.

-No puede verlo, su esposo esta...

-Quiero ver a Edmund- dije con mas firmeza, el doctor junto a mi madre se estremecieron por la forma en la que hable y es que yo casi nunca uso un todo demandante a menos que no sea en la oficina- y lo quiero ver ahora.

-Señora Jones, entienda que esto le puede afectar en el embarazo- este es uno de los momentos en los que le quieres decir a esa persona que esta despedida pero no puedes porque este lugar no te pertenece o por lo menos de golpear a esa persona por decir una tontería como esta.

-Mi embarazo se puede ver mucho mas afectado si no veo a mi esposo y si no estoy con el- volví a hablar con exigencia, sentí mis ojos arder por las ganas de llorar- No me ire de este lugar sin mi marido, y si me voy, volveré todos los malditos días para estar a su lado, no pretendo abandonarlo en esta situación.

-La llevare a ver a su esposo bajo su propio riesgo- contesto el doctor rendido ante mis palabras, sabían que era inútil intentar convencerme de que no lo viera por lo testaruda y exigente que puedo llegar a ser.

Una enfermera entro un par de minutos después de que el doctor saliera de la habitación. La enfermera checo que todo estuviera bien para que yo fuese a ver a mi esposo, pero se tomaba demasiado tiempo, mas del que me gustaría que se tomara por lo que le hice mi impaciencia de todas maneras posibles, sabia que quien le había pedido que hiciera todo aquello había sido el doctor y esa es una de las cosas que me tenia mas irritada porque el quería que yo me fuera para mi casa, pero como dije antes, eso no pasara sin mi esposo, no me alejare de Edmund por nada del mundo, él es el padre de mi hijo y es el hombre al que amo.

Cuando a la enfermera no se le ocurrió nada mas que hacer con sus supuestas pruebas de rutinas, se dio por vencida y decidió guiarme hasta donde se encontraba la habitación de mi marido, pero claro, como piensan que yo no me iba a dar cuenta de lo que trataban de hacer, comenzó a dar vueltas e ir por pasillos tediosamente largos haciendo que me irritara aun mas, ella volvió a pagar mi desespero y una que otra amenaza de demanda para que despidieran a ese maldito doctor y ni se diga de la enfermera por ser cómplice de el, ahí en donde ella comenzó a llevarme por el camino correcto hacia la habitación donde se encontraba mi marido al igual que el area.

En el cuarto piso del hospital en la habitación 412 se encontraba el hombre que yo amaba, la enfermera me había advertido de que tenia que usar un traje de color azul antes de entrar. Cuando ya estuve lista para enfrentar lo que seria el dolor mas grande de mi vida, se lo hice saber a la enfermera quien me abrió la puerta y me dejo entrar para verlo. Al cruzar la puerta mantuve mi mirada en el piso por miedo, pero reuní la fuerza suficiente mientras caminaba hasta el, al llegar a un lado de la camilla cerré los ojos por un momento y tome una respiración profunda para volver a abrir los ojos y verlo postrado en aquella cama conectado a esos cables y tubos. 

Lleve mis manos a mi boca y silenciosamente comencé a llorar de nuevo, todo esto me hacia sentir como peor persona del mundo, el quería salvar mi vida poniendo en riesgo la suya y yo quería evitar que algo como aquello ocurriera... pero el lo hizo de todos modos demostrándome, una vez mas, que el en verdad me amaba, que estaba a mi lado por la persona que soy y no por lo que otros decían, que se habit casado conmigo por mi dinero, no todo el mundo hace lo mismo que el hizo. Cuando por fin pude separar mis manos de mi boca intente tocarlo, pero me daba miedo hacerlo, todo esto parecía completamente irreal para mi, era como una pesadilla que se hacia realidad.

Me acerque un poco mas a la camilla y me recosté sobre el cuerpo de mi esposo abrazándome así de el mientras aun lloraba en silencio, sentía que en cualquier momento podía perder al único hombre que haría de mis días los mas felices y con quien quería formar una familia.

-Edmund, mi amor- dije en un susurro para luego sorber por la nariz- no te vayas, no me dejes sola- levante la cabeza para mirar su cara con un tubo en su boca- te necesito, tu hijo y yo te necesitamos, por favor, no me dejes.

Permanecí mas tiempo de la misma manera mientras continuaba llorando y suplicándole a Edmund de que no muriera así como también le contaba de lo bien que se encontraba nuestro hijo. Todo esto me hacia sentir tan culpable y desear haber sido yo quien recibiera aquella bala, no quería que nadie pasara por aquella situación, no le desearía el sufrimiento por el cual estoy pasando ni a mi peor enemigo.




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