Mi Secreto

Fuego

¿Ya dije que odio los murmullos?

Como cien mil veces…

Todo el día estuvo lleno de murmullos desde que llegaron los Fierro. Leo Evans Fierro Russo y su hermana Ava Gray Fierro Russo llamaron la atención incluso más que Adam y yo con su forma de vestir y su espectacular indiferencia hacia todos. Caras largas así eran ellos pero para los adolescentes hormonales de esta escuela eran seres hechos por los mismos Ángeles.

-Dicen que Leo tiene un gusto por las rubias- dijo una rubia mientras pasaba por su lado. Rodé los ojos.

-Viste los ojos de Leo ¡son hermosos!- agh siempre odie los chismes y tener que soportar hoy justo ¡hoy! Todos esos chismes o rumores me estaban causando un tic.

-relájate- dijo Adam a mi lado- ya pasaran los chismes, además no creo que ellos sean la gran cosa- paso un brazo por mis hombros- no le veo lo intere…-hablando del rey de roma. Paramos nuestro camino y ahí estábamos… parados frente a frente los hermanos Meyer y los hermanos Fierro.

Frente a mi estaba Leo y frente a Adam estaba Ava. Solo nos quedamos ahí parados como tontos pero me dio tiempo de observar mejor sus rostros.

 -Ava y Leo Fierro- dijo Adam interrumpiendo de la nada el silencio- mucho gusto no nos presentaron- hizo una pausa mientras extendía su mano hacia Ava- Adam y ella es Wald Meyer- Ava tomo su mano aunque lo dudo un poco.

-Estuvimos escuchando mucho de ustedes- me dio una mirada rápida- somos nuevos y casi no conocemos la zona así que nos preguntábamos si ¿nos darían un tour?- dijo sonriendo. Tenía rasgos muy finos, una piel muy blanca, cejas delgadas y sus ojos eran su atractivo con ese tono gris pero los ojos de Leo no eran nada parecidas eran… Ámbar, muy claros y sus cejas espesas.

Debajo del suéter se alcanzaba a ver un tatuaje  iniciando por su cuello pero no identificaba que era. Seguí intentando detallar el tatuaje y deje de escuchar lo que decía Adam y Ava. Quise detallarlo más y fui subiendo mi mirada, su mandíbula marcada, sus labios carnosos. Me detuve un momento y me le quede viendo a sus labios rosáceos y gruesos.

Seguí subiendo hasta su nariz respingada, tenia sombra de unas pequeñas ojeras, pare hasta cuando llegue a sus ojos. Me regreso la mirada y fue como ver chispas de fuego en sus ojos. ¿será…?

-Wald… tierra llamando a Wald- interrumpió Adam pasando su mano enfrente de mí varias veces.

-¿ah? ¿Q-Que decías?- volví a la realidad.

-que ellos quieren… cenar con nosotros- me dedico una mirada de “Ni se te ocurra decir que si”- no creo que se pu…- le interrumpí.

-¡Pero claro que puede ir!- dije con una sonrisa de ironía en mi cara- Antón quiere que socialicemos y que mejor que con ustedes- JA me va a matar.

-¡Bien! Nos vemos luego- se acerco un poco a Adam- te escribo luego- y se fue no sin antes guiñarle un ojo. Ah genial le estaba coqueteando. Paso por mi lado- adiós… Wald- siguió su camino.

Detrás la siguió Leo que en toda la conversación no dijo ni una palabra. Pero al pasar a mi lado fue como si el tiempo pasara lento, no quito sus ojos de los míos, sentí el roce de nuestras manos y como mi piel se erizo ante ese simple roce.

Ay vamos no te pongas sentimental

Shhhhh no arruines mi momento.

-Wald…- susurro mientras pasaba y luego todo regreso a la normalidad.

-eh ¿Wald?- me llamo Adam.

-¿ah? ¿Qué?- regrese mi vista a él.

-¿Qué carajos acabas de hacer?- dijo haciendo movimientos con sus brazos- si sabes que a Antón no le gusta que lleguen personas que no conoce ¿cierto?

-Antón quería que fuéramos a la escuela y según el no tendríamos amigos así que aquí esta una cucharadita de su propia medicina.- sonreí con malicia.

-aja… o no será ¿porque te gusto Leo?- bueno puede que sí. Aun así negué.- si claro, no te diré nada pero no me metas en problemas- asentí y seguimos caminando.

El resto del día fue la escuela y chistes sobre lo que paso, idiotas. De regreso a casa hubo un silencio algo que no pasaba mucho, pero aparentemente Adam estaba muy entretenido escribiéndose con alguien.

Llegamos a casa y Adam no quitaba su sonrisa de punta a punta, bajo del auto y fue directo para su cuarto.- Veo al joven Adam muy feliz el día de hoy- dijo Marcus  a mi lado.

-Dos palabras, Nueva Alumna- asintió con una sonrisa- supongo que quiere una novia- me encogí de hombros.

-Jóvenes- dijo y antes de que se fuera lo llame.

-Marcus…- asintió para que siguiera- invitamos a cenar a dos compañeros de la escuela- sus ojos se abrieron como platos.

-Señorita pero su pa…- lo interrumpí.

-Antón dijo que teníamos que ir a la escuela y eso implica hacer amigos y salir y estar con ellos, así que no se queje y tranquilo Marcus yo hablare con el.- asintió aunque no muy seguro.

Sentí una sensación no solo de familiarización sino de algo más cuando hice contacto con Leo, no estaba segura de si era lo que pensaba.

Tocaron varias veces mi puerta- ¿Quien?- grite mientras estaba en el baño preparando la bañera.

-Tu padre- ay mierda, tenía todo listo menos esta parte.

-ammm creo que no necesitas una respuesta- dije saliendo del baño. Entro y cerro detrás de él, tenía la corbata ligeramente desecha y estaba sin su saco, si que se veía cansado.

-¿Cómo así que vendrán compañeros tuyos a cenar?- pregunto mientras se sentaba en la silla de mi escritorio. Suspire antes de responder, tendría que inventar una buena excusa.

-Tu dijiste que soy asocial- asintió- pues para que veas que no, estoy intentado hacer… amigos- ya ni esa excusa me la tragaba yo- así que… ¿qué mejor que empezar con ellos?- no dijo nada por unos segundos pensé que lo creería hasta que…

-Wald eso ni tú te lo crees- ¿tan fácil de leer soy?- ya dime que planeas con esto.- finalizo.

Tuve que recurrir a medidas extremas- Bien, me atrapaste- admití rendida.- Me gusta el chico nuevo y no pude evitar…-pause poniéndole mi mayor esfuerzo de actuación- invitarlo a cenar como excusa- espero que funcione mi actuación. Antón nunca ah sabido cómo manejar estos temas.




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