Mi cabeza dolía tanto que mi vista comenzó a nublarse, un pitido invadió mis oídos haciendo de esto una tortura, mis piernas temblaban y mis brazos se sentían pesados, no sé cuánto tiempo llevaba tirada en el suelo mientras esa persona revisaba por toda mi casa buscando no se qué.
Sentí como una gota de sudor resbalaba por mi frente pero no solo pensaba en el dolor infernal que sentía en ese momento, pensaba en sus ojos. Esos ojos rojizos quedaron marcados en mi cabeza.
Después de dejarme en claro que conocía a mi madre biológica y que gracias a ¿Él? Yo tenía este poder como el que tuvo mi madre. Aun no tenia claras unas cosas, pues no estaba en todos mis sentidos.
-¿Dónde está? ¿Dónde está? ¡¿DONDE ESTA?!- repetía tirando cada cosa que se encontraba en su camino, se acerco a mí a grandes zancadas hasta quedar en cuclillas delante de mí.- ¿Dónde está?- pregunto de nuevo.
-no sé de… que carajos hablas- me retorcí del dolor que se ocasiono en mi cabeza cuando se acerco- duele…- susurre, las lagrimas que había aguantado salieron por si solas llegando unas hasta mis labios.
-¡El libro! ¿Dónde está ese maldito libro?- mi mente quedo en blanco por unos segundos hasta que recordé… ese libro.
-yo… no…
-¡¿DONDE ESTA?!
-¡NO SE! ¡DUELE SI, DUELE!- grite acurrucándome más en posición fetal- es… solo…- más lagrimas empaparon más mis mejillas- duele mucho- el pitido seguía aun invadiendo mis oídos. Cerré los ojos deseando que todo esto hubiera sido un sueño y que el tiempo regresara a cuando aun tenía a mi madre.
Escuche su respiración agitada y luego un pequeño golpe al caer. Abrí mis ojos los más que pude encontrando de nuevo esa cabeza que era remplazada por una nube negra junto con esos ojos rojizos.
Estaba sentado a unos centímetros de mí con una notable capa de sudor descendiendo desde su cuello hasta su camisa blanca que comenzaba a transparentarse dejando a la vista su pecho.
No parecía una persona mayor como creí, pero su voz y su… apariencia hacia difícil el trabajo de identificar si era mayor o joven. Ahora que lo tenía cerca podía notar que era joven o al menos eso me dejaba ver la corta distancia.
-esto dolerá- dijo con una voz diferente a la que había usado antes.
-¿Qué co…?- no termine cuando sentí su mano en mi hombro seguido de un dolor mucho peor del que ya estaba sintiendo. Era como quitar un chuchillo después de que te hirieran varias veces con él.
Me retorcí aun más dando pequeños quejidos de dolor… Busque algo que apretar para evitar gritos de desesperación y dolor hasta que sentí una mano apretar la mía. El fuerte dolor siguió hasta que disminuyo poco a poco, con ello el pitido en mis oídos y el dolor de cabeza. Parpadee unas veces hasta que mi vista por fin se aclaro dejando a mis ojos como la mano libre de ese hombre apretaba la mía.
-termine- dijo quitando su mano de mi hombro pero dejando la otra aun apretando la mía.
-¿Qué…? ¿Pero qué hiciste?- pregunte regresando la vista hacia él.
-no me sirve que te estés muriendo si quiero saber donde esta ese libro.
Quedamos en un gran silencio. Por fin recupere un poco de energía para lograr sentarme al igual que el recostado sobre una parte del sofá. Note que aun no soltaba mi mano pero no dije una sola palabra.
-Lía…- dijo de repente, gire mi cabeza ante la mención de ese nombre.
-¿Quién?
-Lía Becker- repitió, tenía claro que ella era la escritora del libro pero aun no entendía que tanto podía estar oculto en ese libro para que me atacara- no solo es una escritora de un libro que esconde mucho- pauso dejándome muy atenta a lo que decía. A pesar de no ver su expresión pude notar una ligera tristeza en su voz.
Todo era un remolino en mi cabeza lleno de dudas y crisis que no podría detallar bien. Seguía sin entender, no había avanzado tanto como hubiera querido con ese libro pero no note situaciones o cosas increíblemente misteriosas. Digo muchas de las cosas eran iguales a lo que estaba viviendo en ese momento pero no vi más allá de lo unido que estaba con todo esto.
-Wald…- me llamo regresando a la vida real- Lía Becker es tu madre- sentí como apretó ligeramente mi mano.
Regreso un dolor que no había conocido hasta ese momento, uno en mi pecho que no me dejaba respirar por tal declaración. Apreté su mano, mi cerebro aun procesaba eso y no sabía cómo reaccionar hasta que sentí más lagrimas descender por mi mejillas. Gire regresando mi vista al hombre que ahora en su mirada no veía un rojizo intenso… ahora era uno opaco y apago.
-¿Qué?- pregunte en un susurro- no no no- y como si lo necesitara me negaba a creerle todas esas cosas a este tipo.
Mierda, mujer solo escucha lo que dices.
Si, carajo. Pero no, es… es…
-No- dije de nuevo- ella murió hace 12 años por una enfermedad y… y la mía murió en un incendio, no… ¡Es que simplemente no!
Apretó aun más mi mano cuando quise pararme- Wald te digo la verdad- negué. Sacudí mi mano hasta que la soltó y no tarde en pararme.
-no- dije más para mí.
-Wald cálmate.
-¡NO!- grite.
-¡Yo la mate!- grito dejándome congelada en mi lugar- ¡yo lo hice por eso estoy seguro!- trague fuerte apretando mis puños a los lados- no es algo que me guste decir- bajo su mirada- me asocie con la mujer incorrecta y traicione a tu madre.
¿Cómo se supone que reacciones a esto?
Quede en blanco.
-pero…
-el libro contiene mucha información…
-¿Qué es para tu beneficio? ¿O en realidad para ayudar?.... ¿o para reparar el daño que has hecho?- pregunte porque no me convencía del todo.
-es un peligro
-eso no responde mi pregunta
No tenía un rostro para identificar si sonreía o no pero si algo aprendí cuando estaba con Leo en ese lugar oscuro fue a estudiar sus movimientos y cualquier tipo de sonido, como el que él hizo cuando levanto la cabeza, podría jurar que era una sonrisa por esos ojos rojizos a los cuales regreso ese brillo, como al inicio.