Mi segundo nombre es desastre.

Extra 9: Cuando Henry y Tomas se conocen.

Tomas.

 

Mientras me bajaba del auto y me dirigía hacia el edificio donde está ubicada la academia de música donde tengo la entrevista, no pude evitar sentirme bastante nervioso pues esta es una de las mejores academias de la ciudad y siempre ha sido mi sueño poder trabajar aquí. Entrando al edificio, de inmediato me acerco a la mujer que se encuentra tras el escritorio en la recepción.

—Buenos días, mi nombre es Tomas Ferrer y vengo a la entrevista de trabajo para el puesto de profesor de piano —digo para luego sonreír.

—Buenos días señor Ferrer, estábamos esperándolo. Por favor acompáñeme y lo llevaré al salón donde se realizará la entrevista —responde la mujer mientras se levanta del escritorio y comienza a adentrarse por un pasillo.

La sigo de inmediato y luego de pasar frente a varias puertas escuchando como la música sale de ellas, nos encontramos frente a una puerta de madera tallada con diversas figuras de pianos y figuras musicales. La mujer abre la puerta y dando un paso hacia adelante me indica que entre.

Respiro profundamente para ahuyentar los nervios y sonriendo ampliamente entro en el salón, mientras entro noto que aunque el salón no es muy grande, se ve que tiene una gran acústica. Un hermoso piano de cola negro está ubicado en el centro del salón y junto a este se encuentra una mujer que supongo es la directora de la academia junto a un muy apuesto castaño.

—Buenos días señor Ferrer, mi nombre es Francia Michaels y soy la propietaria y directora de esta academia —dice la mujer sonriendo para luego señalar al hombre a su lado—. Él es Henry Blanco, uno de nuestros profesores de piano que amablemente se ofreció a ayudarme con las entrevistas.

—Mucho gusto —digo mientras estrecho la mano de Francia.

—Igualmente —responde para luego soltar mi mano.

Procedo a hacer lo mismo con Henry y sé que esto puede sonar increíblemente cursi pero puedo jurar que al momento en que nuestras manos se tocaron pude sentir como una corriente eléctrica pasó entre nosotros y sé que el sintió lo mismo pues de pronto comenzó a mirarme muy intensamente.

—Señor Ferrer ¿Está listo para tocar? —pregunta Francia sacándonos de nuestro momento.

—Por supuesto —respondo rápidamente mientras me dirijo al piano y me siento en el banquillo.

—Perfecto.

Mientras ubico mis dedos sobre las teclas, miro de reojo hacia Henry y me sorprendo al constatar que este se encuentra mirándome de manera bastante fija. Aparto la mirada de él y tomando un último gran respiro comienzo a tocar.

Mientras las notas de “Beso la lluvia” de Yiruma brotan del piano no puedo evitar encerrarme en mi burbuja de paz como cada vez que toco, pues no importa cómo me sienta, cada vez que comienzo a tocar es como si todos los problemas del universo se desvanecieran y solo quedamos el piano, yo mismo y la música que sale de él.

Cuando termino de tocar de inmediato soy sacado de mi burbuja por los aplausos de Francia y Henry que hacen que sonría con timidez.

—Eso fue maravilloso, realmente tienes talento —dice Francia—. ¿Tú qué opinas Henry?

—Realmente me gustó mucho y estoy seguro que el sería un muy buen profesor.

—Eso es todo lo que necesitaba oír —dice Francia con alegría—. Ahora por favor ven conmigo a mi oficina para que discutamos todo lo referente al trabajo.

—Está bien —digo para luego levantarme del banquillo y seguir a Francia a lo que supongo es su oficina.

Una vez que estamos allí comienza a hablarme sobre los horarios, las clases, el salario y básicamente todo lo que tengo que saber para trabajar aquí. Luego de lo que parecen horas, Francia me hace acompañarla a una de sus clases para que pueda observar de primera mano cómo se imparten las clases en esta academia.

Luego de que termina su clase nos encaminamos hacia el salón de profesores donde me presenta a varios de mis compañeros y mientras hablo con todos no puedo evitar recorrer todo el lugar con mis ojos con la esperanza de encontrar a Henry allí, cosa que no pasa. Todos mis compañeros son realmente agradables y me entretengo hablando con ellos por lo que cuando reviso mi teléfono y me doy cuenta que ya es hora de almorzar me sorprendo por lo rápido que pasó la mañana.

Me despido de todos sabiendo que volveré mañana para comenzar oficialmente a dar clases y me encamino a la salida, cuando ya estoy casi llegando a la recepción soy detenido por el sonido de alguien gritando mi nombre. Me sorprendo gratamente al ver que la persona que grita mi nombre es nada más y nada menos que Henry así que aprovecho los segundos que tengo antes de que se encuentre frente a mí para detallarlo más concienzudamente.

Su cabello castaño parece tener unos bonitos reflejos rubios completamente naturales que combinan perfectamente con sus increíbles ojos color avellana, su sonrisa es realmente impresionante y una vez que llega frente a mí me doy cuenta que él es un poco más alto y ancho que yo.

—Hola de nuevo —dice sonriendo mientras pasa una mano por su cabello despeinándolo.

—Hola —respondo tímidamente.

— ¿Qué te ha parecido el lugar hasta ahora? —pregunta con curiosidad.




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