Mi segundo nombre es desastre.

Capítulo 10: Club nocturno.

—No estoy muy segura de esto —digo mientras observo fijamente el trozo de tela roja que Rissa insiste en llamar camisa.

—No seas exagerada, esa camisa es muy linda, además vas a usar pantalones así que necesitas algo sexy que lo complemente —dice Rissa mientras termina de ponerse un vestido plateado imposiblemente corto que hace cosas increíbles con sus ojos grises.

— ¿Sexy? ¿Con este cuerpo? —pregunto señalando los rollitos en mi abdomen que se marcan al estar sentada.

—Puede que no tengas un cuerpo escultural —admite Rissa—. Pero tienes una delantera envidiable, realmente fuiste bendecida en el departamento de pechos.

— ¿Tú crees? —pregunto dudosa.

—Cariño tu eres muy hermosa —responde dulcemente—, además recuerda que el físico no lo es todo y si hablamos de personalidades, la tuya es una de las mejores.

—Que tierna, gracias por levantarme el ánimo —digo levantándome de la silla.

—Para eso estamos las amigas, ahora ve a vestirte —dice Rissa arrojándome la camisa.

Luego de vestirme dejo que Rissa me maquille, y una vez que termina casi ni puedo reconocerme en el espejo. Y es que mi cabello castaño se encuentra completamente liso, mis ojos tienen un maquillaje ahumado que hace que el color café tan común de alguna manera resalte y mis labios se encuentran pintados de un rojo muy vivo; eso junto a la camisa tipo halter roja, los pantalones súper ajustados negros y los botines con tacón marrones, hacen que me vea demasiado sexy como para ser yo.

—Te ves absolutamente impresionante —dice Rissa mirándome un tanto sorprendida.

—Tú también, tus ojos se ven irreales —le respondo, y es que con el vestido y los tacones plateados, los labios color nude, los ojos ahumados y su cabello negro completamente liso tu mirada de inmediato es atraída a sus increíbles ojos.

—Esta noche sin duda vamos a conquistar —dice emocionada mientras salimos de su casa donde estábamos arreglándonos.

—Hablaras por ti, por muy bonita que me vea no creo que yo consiga llamar la atención de alguien.

—No digas eso, ya verás que el hombre más apuesto de la noche será conquistado por ti —exclama mientras se sube a su auto.

—Eso lo dudo —respondo mientras me siento de copiloto.

Comienza a conducir mientras hablamos de lo mal que terminó su última “relación” y antes de darme cuenta nos encontramos frente al club Liberty. Este es uno de los mejores y más exclusivos clubs de la ciudad, entrar en él es prácticamente imposible a menos que seas increíblemente rico, famoso o tengas contactos como en el caso de nosotras pues Rissa resulta ser una de las abogadas del dueño. Nos bajamos del auto y comenzamos a caminar a la entrada donde Faith y Karah se encuentran esperándonos.

Faith está usando un vestido negro que por delante llega a la altura de sus rodillas y por detrás casi roza el suelo junto a unos tacones rojos, su maquillaje es bastante suave dejando ver sus pecas y su impresionante cabello pelirrojo se encuentra amarrado en una coleta con algunos mechones sueltos.

Karah a su lado se encuentra vestida con un short de cuero rojo algo corto, una camisa negra semitransparente de manga larga y unos botines negros, su maquillaje consiste únicamente en labial rojo y su cabello rubio esta peinado en ondas suaves.

—Debo decir que nos vemos absolutamente increíbles —dice Karah cuando terminamos de acercarnos.

—La verdad es que si —concuerda Rissa—, esta noche será increíble.

Rissa y Karah chocan los cinco mientras comienzan a caminar hacia la entrada, Faith y yo nos miramos ligeramente asustadas por esas dos locas antes de comenzar a seguirlas. Luego de saludar al portero y que este nos dejara entrar nos dirigimos a la barra.

— ¿En que vinieron ustedes? —pregunta Rissa haciéndole señas al bartender.

—En taxi —responde Karah.

—Me trajo el chofer de mi padre —dice Faith.

—Eso quiere decir que yo soy la responsable de llevarlas a sus casas —dice Rissa algo triste—, entonces ustedes tienen que beber el doble por mí.

—No es necesario que seas la conductora designada —dice Faith tímidamente—. Puedo decirle al chofer de mi padre que venga por nosotras y traiga a alguien que se lleve tu auto.

En ocasiones se me olvida el hecho de que los padres de Faith son personas bastante famosas con dinero y poder.

—Perfecto, así todas podemos beber libremente —dice Karah feliz.

Cuando el bartender finalmente llega hacia nosotras Rissa encarga cuatro cocteles y luego de pagar nos dirigimos con nuestras bebidas hacia una de las mesas que se encuentran un tanto alejadas de la pista de baile donde la música no suena tan fuerte. El lugar, con su iluminación suave y colores oscuros es bastante elegante y no es una sorpresa que sea uno de los favoritos de los ricos y famosos, de hecho mientras nos sentábamos en la mesa el subgerente que se encontraba dando vueltas por el lugar reconoció de inmediato a Rissa y a Faith y le encargo a uno de los meseros que estuviese pendiente de nosotras y de lo que necesitáramos, cosa que resulto bastante conveniente al momento de ordenar las bebidas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.