Mi segundo nombre es desastre.

Capítulo 13: Muy lejos.

— ¡Esto es increíble! —exclamo sonriendo al ver el lugar al que Damon me trajo.

—Me alegro que te guste —responde feliz.

El lugar al que Damon decidió traerme a cenar es un restaurante marroquí que parece sacado de las mil y una noches —uno de mis libros favoritos—. Todo, desde la decoración color blanco y dorado hasta la manera en la que los mesoneros están vestidos te hace sentir como si de pronto hubieses viajado a marruecos. Uno de los mesoneros se acerca a nosotros, y guiándonos hacia una mesa baja color dorado con un mantel blanco de encaje y un par de sillas bajas de madera oscura con cojines dorados, nos indica que nos sentemos.

—No tenía ni idea de que existiera este lugar —digo maravillada mirando alrededor después de mandarle a Henry un mensaje con el nombre del restaurante en el que estamos.

—Investigue mucho tratando de encontrar un buen lugar al que llevarte —responde un poco apenado—, y cuando descubrí este lugar y recordé que me dijiste lo mucho que te gustaba el libro las mil y una noches sabía que era el lugar perfecto para traerte.

—De verdad lo es, realmente me encanta este lugar.

El mismo mesero que nos ubicó en la mesa se acerca a nosotros, y presentándose como Peter, nos entrega los menús para que pidamos la comida. Dado que ni Damon ni yo tenemos conocimientos de la gastronomía marroquí, dejamos que sea Peter el que nos recomiende que comer.

—Y dime ¿Cómo te ha ido estos días? —pregunta Damon una vez que Peter se retira.

—Bastante bien —respondo para luego contarle de manera resumida como me ha ido en la semana—. ¿Y a ti como te ha ido?

—Increíblemente bien —responde alegre—, solo hemos tenido llamadas médicas y uno que otro incendio pero nada grave.

— ¿Siempre quisiste ser bombero? —pregunto con curiosidad.

—Sí, mi padre fue bombero hasta que se retiró hace unos años así que desde pequeño supe que quería ser como el, para mí él era un superhéroe.

—Así que ahora tu ocupaste el lugar de tu padre como superhéroe —digo bromeando.

—No había pensado en eso. ¿Ahora qué sé que soy un superhéroe me crees más genial? —pregunta siguiéndome la broma.

—Claro que sí, de pronto de has vuelto muchísimo más genial —digo para luego reírme.

— ¿Y tú siempre quisiste ser editora?

—Desde siempre he amado los libros y luego de que aprendiera a leer eso era lo único que quería hacer, recuerdo que hubo un momento en el que lo único que quería que me regalaran eran libros, y cuando no lo hacían me enojaba —respondo sonriendo al recordar—. Pensé que quería ser escritora pues siempre estaba inventando historias y escribiéndolas en un cuaderno pero cuando llegue a la universidad me di cuenta que aunque me gusta escribir, lo que más disfruto hacer es leer así que fue muy fácil para mi saber que camino debía seguir.

— ¿Has publicado algún libro escrito por ti? —pregunta Damon genuinamente interesado.

—Sí, he publicado varios, de hecho en estos momentos estoy escribiendo uno —respondo emocionada como siempre pasa cuando hablo de libros.

— ¿De qué géneros?

—Escribo mayormente de romance o fantasía, pero con el libro que estoy escribiendo decidí variar un poco y adentrarme al mundo de la ciencia ficción.

— ¿La ciencia ficción y la fantasía no son géneros muy similares? —pregunta confundido.

Negando con la cabeza comienzo a hablarle sobre las diferencias entre la ciencia ficción y la fantasía y como siempre que hablo de algo que me apasiona comienzo a incrementar la velocidad en la que hablo hasta que llega un punto en el que es muy difícil entender lo que digo.

—Lo siento mucho —digo luego de ver la expresión de confusión que tiene Damon—, es que cuando me emociono tiendo a hablar muy rápido.

—No te preocupes —responde sonriendo amablemente —, de hecho me pareció bastante lindo.

— ¿En serio? —pregunto ruborizada pues es la primera vez que alguien me dice algo así, normalmente lo consideran algo molesto.

—En serio —me asegura—, yo cuando me pongo nervioso tiendo a divagar mucho.

Reímos por su declaración y comenzamos a hablar sobre libros mientras Peter se acerca con una bandeja que contiene dos cuencos con lo que parece sopa y una cesta con una especie de pan, colocando todo en la mesa nos sonríe mientras dice:

—Éste es un guiso tradicional marroquí llamado tajine —dice señalando el cuenco—, contiene diversas verduras y especias así como también pollo y cordero. Lo que está en la cesta es Khubz, un pan que suele acompañar al tajine. Que lo disfruten.

—Gracias —decimos Damon y yo mientras el mesero se aleja.

Ambos nos miramos por unos segundos antes de tomar la cuchara y tomar un poco del guiso, apenas este toca mi boca siento una explosión de sabor increíble y prometiéndome volver aquí de nuevo comienzo a disfrutar la comida.

—Esto está delicioso —dice Damon luego de unos minutos en los que nos dedicamos a comer en silencio.

—Realmente delicioso —concuerdo tomando otro trozo de pan.




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