Sé que le dije a Sebastian que no sobre analizaría lo que pasó entre nosotros en la boda de Martha y Tobías, pero como dicen por ahí: del dicho al hecho hay un gran trecho.
En mi defensa debo decir que el domingo me levante normalmente, desayune junto a Henry mientras discutíamos sobre el último capítulo de la serie que vemos juntos y luego nos sentamos en el sofá para ver una maratón de películas de Chris Evans —nuestro amor platónico—. Como ven todo iba de maravilla...
Pero todo cambió cuando la nación del fuego atacó... Ok no, todo cambió cuando en la tarde Tomas y su mellizo besucón irrumpieron en mi hogar y se quedaron con nosotros mientras veíamos Capitán América. Déjenme decirles que tener a un hombre increíblemente apuesto a tu lado mientras ves una película con no uno sino dos dioses griegos —porque en mi corazón también hay un lugar para Sebastian Stan— es realmente algo extraño, más aun si el hombre a tu lado te mira a cada rato como si quisiera besarte.
Todo el tiempo que Sebastian pasó en mi casa, yo estaba bastante tensa mientras que él se encontraba fresco como lechuga y eso no es algo muy justo pues él debería estar enloqueciendo igual que yo. Cuando llego la hora de la cena ordenamos pizza pues ni Henry ni yo teníamos ánimos de cocinar. Así que media hora después estábamos los 4 desperdigados por la sala mientras cada uno tiene un plato lleno de una de las mejores comidas del mundo.
—Chicos, por qué no nos dicen como les fue ayer en la boda —dice Tomas mirándonos pícaramente.
—Nos fue bastante bien supongo, Martha quiere que nos reunamos cuando ella y Tobías vuelvan de su luna de miel y Patricia realmente se puso muy celosa —responde Sebastian omitiendo la parte en la que nos besamos.
—Exacto —concuerdo con Sebastian—, fue de hecho una noche bastante divertida.
— ¿No pasó nada más? —pregunta Henry mirándonos sospechosamente.
Sebastian y yo nos miramos a los ojos por unos segundos antes de desviar la mirada y comenzar a negar con la cabeza.
— ¿Seguros? —pregunta Tomas uniéndose.
—Bueno, en realidad paso otra cosa —dice Sebastian mientras yo me pongo nerviosa pues no sé si quiero que los chicos sepan por ahora lo que ocurrió anoche entre Sebastian y yo.
— ¿Qué pasó? —pregunta Tomas realmente interesado.
—Andie me dijo que accedieron a ir con nosotros a la convención de libros disfrazados como Magnus y Alec —apenas esas palabras salen de su boca respiro aliviada.
—Pues sí, esta semana comencé a leer los libros y son realmente interesantes —dice Tomas—. Pero siendo honesto pensé que había pasado algo más entre ustedes.
—Yo pensé lo mismo —agrega Henry—, se están comportando muy diferente entre ustedes.
— ¿En serio piensan eso? —pregunto fingiendo desconcierto—, yo creo que estamos actuando igual que siempre.
—Tal vez un poco más civiles entre nosotros pero eso es solo por ustedes —agrega Sebastian—. Estuvimos hablando ayer y nos dimos cuenta de que debemos tratarnos un poco mejor por el bien de su relación, no queremos que nuestras peleas hagan que ustedes peleen.
—No podría haberlo dicho mejor, amigo —digo sonriendo fugazmente.
— ¿Ven? —Dice Tomas luego de unos segundos—. Sabía que algo paso entre ustedes ayer, de verdad me alegra que intenten ser amigos.
—A mí también —digo sonriendo mientras agradezco a los dioses por mis habilidades de actuación.
Comemos mientras hablamos sobre diversas cosas incluyendo series, películas, libros y música, y gracias a dicha conversación descubro que Sebastian y yo de hecho tenemos muchas cosas en común lo que causa que yo me confunda cada vez más pues se supone que Sebastian es mi némesis y se supone que las personas no deberían desarrollar sentimientos por sus némesis.
Por lo que cuando la noche termina y los hermanos Ferrer se van a su departamento, siento que finalmente puedo respirar tranquila por lo que me despido de Henry y me dirijo a mi cuarto a sobre analizar un poco más todo lo que ha ocurrido.
Me despierto el lunes por la mañana sin ganas de ir a trabajar y más aun sin ganas de ver a Sebastian Ferrer por lo que llamo a Grecia para decirle que estoy enferma y me quedo todo el día en pijamas sentada en mi cama mientras trabajo en mi último libro y acaricio ocasionalmente mi hermoso gato negro Hades.
Cuando Henry llega del trabajo se sorprende al verme en la misma pijama de esta mañana mientras saco del horno una bandeja repleta de galletas con chispas de chocolate, no entiendo por qué de pronto me dieron ganas de hornear pero una vez que empecé no pude parar así que además de las galletas, tengo unos cupcakes de chocolate enfriándose esperando para ser glaseados mientras preparo los ingredientes para una tarta de manzana que combina a la perfección con el helado casero de vainilla y miel que hice hace unas horas.
— ¿Podrías por favor explicarme por qué motivo parece que fuiste poseída por el espíritu de Martha Stuart? —pregunta Henry calmadamente.
—Tenia calor así que hice un helado de vainilla y miel, pero luego me dieron ganas de comer chocolate así que hice unos cupcakes, pero luego recordé que no tenía nada con que acompañar el helado así que decidí hacer unas galletas con chispas de chocolate, aunque ahora creo que el helado quedaría mejor con una tarta de manzana —respondo para luego sonreír aunque sé que en realidad lo que hice fue una mueca.