Mi segundo nombre es desastre.

Capítulo 26: Confesiones.

— ¡Sebastian! —exclamo mientras salgo del bar y comienzo a caminar hacia donde veo que él comienza a alejarse.

Como veo que no me escucha, corro hasta donde está para tomarlo del brazo y hacer que se detenga.

— ¿Qué quieres? —pregunta groseramente una vez que se voltea.

—Me gustaría saber por qué te fuiste del bar así de repente —digo encogiéndome de hombros.

—Eso no es de tu incumbencia, por qué no mejor vuelves al bar con tu querido Damon —responde mientras retoma su caminata.

— ¿Eso es lo que te tiene molesto? —Pregunto mientras camino junto a él—. ¿Qué Damon y yo hablamos?

—No, lo que me tiene molesto es que yo prácticamente derrame en público mis sentimientos por ti y no te importó en lo absoluto —responde negando con la cabeza.

— ¿Quien dijo que no me importó? —pregunto seriamente—. Tú simplemente te fuiste antes de que yo pudiera decirte algo.

— ¿Y que querías que hiciera? Que me quedara a verte mientras coqueteabas con Damon —responde bufando.

—Yo en ningún momento coqueteé con Damon, simplemente estábamos hablando —explico con calma.

—Claro, y tu esperas que yo crea que no estabas coqueteando con alguien con el que ya has salido antes —dice sarcásticamente.

— ¡Si lo espero porque estábamos hablando de ti! —exclamo exasperada.

—No estaban haciendo eso —dice deteniéndose para mirarme fijamente.

—Claro que si lo hacíamos —replico suspirando—. Damon y yo nos conseguimos por casualidad en el bar y comenzamos a hablar, él me preguntó qué había pasado contigo pues luego de que interrumpiste nuestra última cita él se quedó con la idea de que tú y yo teníamos una relación así que le conté resumidamente lo que pasaba y él dijo que me ayudaría contigo. Cuando nos viste él estaba diciéndome que estaba seguro que tu sentías algo por mí y que debería hablar contigo al respecto, pero yo le dije que estaba mintiendo pues tu no sientes nada por mí.

—Excepto que si lo hago —dice luego de unos segundos—, pensé que el acuerdo que teníamos de dejar que las cosas fluyeran estaba bien, pero no es cierto. No sabes lo celoso que me sentí cuando me enteré de que has estado hablando con él y luego cuando te vi a su lado simplemente no pude aguantarlo más, tenía que irme antes de hacer algo de lo que me arrepintiera luego.

—No tenías por qué sentirte celoso, ya no siento nada por él. Además tu nunca me dijiste lo que sientes por mí, así que no entiendo como esperabas que algo más pasara entre nosotros —digo para luego suspirar.

—Tienes razón y lo siento —dice mirándome intensamente—. Es por eso que te diré como me siento en este momento.

>>La verdad es que jamás imagine que alguien llegaría a gustarme tanto como lo haces tú. Eres hermosa, inteligente, graciosa y realmente asombrosa, eres la persona más increíble que he conocido y no sabes lo mucho que de verdad lamento como te traté cuando recién nos conocimos. Si me das la oportunidad haré todo lo que esté en mi poder para compensártelo.

— ¿Qué quieres decir con eso? —pregunto sonrojada por todas las cosas lindas que me dijo.

—Andie cariño ¿Me harías el honor de ser mi novia? —pregunta mientras acaricia mi mejilla.

—Sí, me encantaría —respondo rápidamente para acercarme a su rostro y unir nuestros labios.

Nos seguimos besando por un rato y luego de unos minutos decidimos separarnos y comenzamos a caminar tomados de las manos hasta un banco que conseguimos en la vía.

— ¿No crees que deberíamos ir al bar y decirles a los chicos las buenas noticias? —pregunto después de unos minutos de silencio.

—Aún no, vamos a quedarnos aquí un rato —responde pasando su brazo por sobre mis hombros para abrazarme.

Hablamos de todo un poco por un rato y de pronto se me ocurre una idea bastante genial por lo que me levanto del banco emocionada y le hago señas a Sebastian para que me siga.

— ¿A dónde vamos? —pregunta mientras toma mi mano y comenzamos a caminar.

—Al bar, quiero hacer algo —digo sonriendo.

— ¿Qué cosa? —pregunta con curiosidad.

—Pronto te enterarás —digo para después sonreír enigmáticamente.

Camino dando saltitos alegremente y estoy tan feliz y distraída que no noto la pequeña saliente que se encuentra en la calle por lo que tropiezo con esta causando que me caiga al piso. Como ya tengo experiencia con este tipo de torpezas, simplemente pongo mis manos frente a mí para que estas absorban todo el impacto y no lastimarme demasiado.

— ¡Oh por dios! ¿Estás bien Andie? —pregunta Sebastian preocupado.

—No te preocupes —respondo con mi rostro completamente rojo—, estas cosas me pasan más seguido de lo que me gustaría.

—Está bien —dice para luego reírse ligeramente.

—El que me pase seguido no quiere decir que puedas reírte de ello —exclamo fingiendo estar enojada.

—Discúlpame —dice dejando de reírse de inmediato.

—Tranquilo, pasa tan a menudo que de hecho es gracioso —digo para luego reírme.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.